Evo Morales ‘explica’ las razones de su derrota

Columna
El Diario, 14.03.2016
Emilio J. Cárdenas,ex representante permanente argentino en la ONU
  • Evo Morales, el actual presidente de Bolivia, intentó, a través de un referéndum, modificar las normas legales que todavía le impiden la posibilidad de una nueva re-elección presidencial. No lo logró. En consecuencia, es previsible que no tenga la posibilidad de seguir aferrado al timón político de su país.
  • Sufrió su primera derrota electoral directa en 10 años seguidos de permanencia en el poder. Aunque lo cierto sea que en el 2015, el Movimiento al Socialismo, su partido político, fue derrotado en varios comicios municipales.
¿Cómo se explica y qué impacto tiene la derrota de Evo Morales? (www.elcomercio.pe)

¿Cómo se explica y qué impacto tiene la derrota de Evo Morales?
(www.elcomercio.pe)

Su fuerza política, conformada por un extraño conglomerado de organizaciones sindicales y sociales, aparece debilitada. Además, lo cierto es que Evo Morales no tiene un sucesor de envergadura que pueda reemplazarlo y que su vicepresidente, Alvaro García Linera, está sumamente desprestigiado después del escándalo provocado por haber pretendido tener un título académico del que, en los hechos, carecía. Como la mentira tiene patas cortas, el engaño de García Linera quedó a la vista y dañó su endeble imagen política.

Pese a lo antedicho, desde que Morales tiene aún por delante 4 años más de gestión gubernamental, podría intentar edificar un sucesor o hacer aprobar una nueva reforma constitucional para posibilitarle un cuarto mandato. Tiene tiempo suficiente.

Evo Morales tiene 56 años y, aparentemente, cuerda para rato. Pero él también ha sido afectado por un escándalo de tráfico de influencias que envuelve a su ex pareja, Gabriela Zapata, y a una serie de contratos de obra pública celebrados con la empresa china en la que ella se desempeñaba. Hablamos de un paquete de trabajos del orden de los 560 millones de dólares. La magnitud del escándalo ha ido creciendo y sus efectos han lastimado la imagen de Evo Morales.

En el diario “La Prensa”, de Bolivia, se da cuenta de las “explicaciones” de Evo Morales ante sus fuerzas cocaleras, respecto de las razones de la derrota sufrida en el referendo constitucional antes mencionado.

Morales la achaca a la “poca conciencia social y compromiso político” de algunos de sus funcionarios públicos. En declaraciones formuladas en la ciudad de Lauca, Morales observó que existen municipios cuyos alcaldes pertenecen a su movimiento político, en los que se hizo obra pública y en los que, pese a ello, Evo Morales fue derrotado. Para el presidente boliviano su fracaso político es fundamentalmente atribuible a que la oposición “usó” eficazmente a una mujer y a su hijo, presuntamente suyo, para hacerle lo que calificó como una “guerra sucia”, opacando de ese modo la obra pública realizada por su gobierno.

Por esa razón, como en los tradicionales regímenes comunistas, Evo Morales anunció que “purgará” a los alcaldes derrotados. Porque, sostiene, han sido incapaces de “ideologizar” a sus jurisdicciones. En otras palabras, porque han fracasado en la imposición de un “discurso único”.

Evo Morales agregó que –por todo ello- se desprenderá de algunos compañeros que, pese a tener capacidad profesional, carecen de “conciencia social” y “compromiso público”. Primero el gobierno, entonces, y después el país.

Además Morales apuntó contra aquellos funcionarios públicos que, desempeñándose en su administración, hicieron campaña por el “no”. Lo que quiere decir que quienes –en su administración- son funcionarios públicos no tienen capacidad de elegir ni, mucho menos, posibilidad de criticar. Deben estarle sumisos. Calificando a los funcionarios que se plegaron a la oposición de “no comprometidos”, Morales anunció su desplazamiento.

Las protestas de Morales incluyeron algunas muy vehementes contra las “redes sociales”, sosteniendo que desde allí se dañó su imagen, así como la de su vicepresidente.

Es cierto, a través de las redes electrónicas los bolivianos pudieron expresar libremente sus puntos de vista, derrotando al monopolio casi absoluto de los medios de comunicación masiva organizado por la administración de Evo Morales.

Admitió, sin embargo que “no quiere contaminarse con las redes sociales”, porque no se siente preparado para enfrentar ese tipo de combate.

Para Morales, cuando no, detrás de las redes electrónicas están los Estados Unidos, en su terminología “el imperio”.

No es así. Detrás de cada aparato que conforma las redes electrónicas hay personas capaces de criticar, evaluar, juzgar y decidir. En libertad. Sin que nadie les imponga un punto de vista único o uniforme.

Por esto último, Evo Morales las detesta. Pero la oposición ha advertido claramente cuán eficaz es la vía electrónica para derrotar a la intimidación y poder debatir en libertad.

Esta última es la razón por la cual es altamente probable que Morales se concentre pronto en cómo tratar de evitar el libre flujo de ideas y opiniones a través de las redes electrónicas. Lo que supone una nueva vuelta de tuerca a los mecanismos de censura de los medios de comunicación que Morales utiliza permanentemente.

Si bien el presidente boliviano anunció que sus fuerzas continuarán analizando las razones de la derrota sufrida, por el momento Morales ha resultado incapaz de identificar con sinceridad lo sucedido. Primero, la mayoría de los bolivianos está cansada de él. Segundo, esa mayoría ha comprendido el enorme valor democrático de la alternancia en el poder. Y, tercero, la caída de los precios internacionales de los hidrocarburos –tanto del gas natural, como del petróleo crudo- ha privado a Morales de un abundante flujo de recursos con el que el presidente de Bolivia se dedicara alegremente al populismo distribucionista en los primeros años de sus mandatos. Esto es hoy casi imposible por falta de los recursos de los que dispusiera Evo Morales durante prácticamente una década. Ya no están.

En pocas palabras, Bolivia cambió y el mundo también, pero Evo Morales está todavía bastante lejos de haberlo advertido.

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