La sombra de Getulio Vargas planea sobre Dilma y Lula

Columna
Infolatam, 15.03.2016
Rogelio Núñez
  • Lula da Silva y Getulio Vargas son los dos principales personajes de la historia de Brasil en el siglo XX y XXI.

En la historia de Brasil pocas figuras han tenido la importancia de Lula da Silva. Quizá el único que le superó, en el siglo XX, fue Getulio Vargas, cuyo auge y decadencia recuerdan a la situación por la que atraviesa en estos momentos el lulismo.

La figura de Vargas, quien engendró en torno a él todo un movimiento, el “varguismo” (como Lula “el lulismo”), fue dominante y hegemónica en Brasil entre 1930 y 1954. Fue presidente entre 1930 y 1945 (de facto hasta el 34, constitucional hasta 1937 y como dictador hasta 1945) y luego de nuevo entre 1951 y 1954.

En algunos aspectos Lula se ha visto a sí mismo como el heredero y continuador de la obra de Getulio: “Estoy convencido que en realizaciones sociales y económicas nuestro gobierno será comparado con el gobierno de Getúlio Vargas”, decía el propio Lula en 2007.

Más allá de las muchas diferencias entre ambas etapas (no es el mismo contexto, ni Brasil es igual, ni el liderazgo y orígenes similares…) hay algunos paralelismos interesantes:

1-. El fin de una larga etapa de predominio político

Getulio en 1954 y el tándem Lula-Dilma en 2016 encarnan el final de largas etapas de hegemonía política (24 años en el caso de Getulio, 13 en el caso del lulismo) que han desembocado en hastío y desafección por parte de una parte amplia de la ciudadanía.

Getulio Vargas fue considerado en su tiempo como el “padre de los pobres” y creador del Brasil moderno, y tras caer en 1945 del poder, pudo regresar democráticamente en las elecciones de 1951 con un programa nacionalista e inclinado hacia la izquierda.

Lula fue capaz de gobernar de forma exitosa durante ocho años (2003-2010) y traspasar su liderazgo a una figura gris como la de Dilma Rousseff en calidad de heredera de su obra y legado.

Pero su largo predominio acabó provocando una fuerte resistencia a Vargas en 1953-54 y hacia Lula en la actual coyuntura. En 1954 los escándalos de corrupción que rodearon al gobierno de Vargas causaron una crisis terminal para la administración varguista.

En 2016 el escándalo Java Lato ha terminado con Lula conducido por la policía a un interrogatorio ante sospechas de que recibió “pagos disimulados” procedentes de la red de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, informó la fiscalía de este país.

“Hay evidencias de que el expresidente Lula recibió valores oriundos del esquema Petrobras por medio de la destinación y reforma de un apartamento triplex y de un sitio (casa de campo) en Atibaia”, señaló en un comunicado la procuraduría de Paraná, el estado brasileño donde se investiga la causa. Las manifestaciones masivas del domingo 13 de marzo tenían como uno de sus principales lemas el “Fora Lula!”. Y respondían a la caída de un mito, el de Lula da Silva, tras el estallido del escándalo Java Lato.

2-. Una fuerte contestación social y política

Getulio en 1954 y el dúo Lula-Dilma sufren un fuerte desgaste político y una enorme contestación social y política.

En los años 50, el varguismo tenía frente a sí a un partido unido y cohesionado por el objetivo de acabar con Getulio Vargas, la UDN.

Además, contaba con el liderazgo del periodista Carlos Lacerda, quien era ferozmente antigetulista lo cual le costó ser víctima de un atentado.

Las denuncias de Lacerda acabaron acorralando a Getulio quien no vio más salida que dejar el cargo de forma trágica e inesperada.

Ahora, Lula tiene ante sí a una oposición más fragmentada que lidera el PSDB, y la principal debilidad del lulismo es la pérdia de apoyos entre sus aliados: las divisiones en el PT, la separación del PSB y sobre todo el distanciamiento del PMDB.

En lo que sí hay un paralelismo es en la debilidad y crisis de liderazgo de Vargas en 1954 y la actual de Dilma y también de Lula.

Fernando Henrique Cardoso retrata esa decadencia de la figura de Lula: “Dejó escapar la posibilidad de consolidar en el país un nuevo tipo de política. Lula da la impresión de que es feliz ahí, con los poderosos, con la riqueza. Lo capturó la política tradicional brasileña. Él podría haber roto con esa política. Pero, en vez de romperla, se sumó a ella”.

3-. Un final diferente

En lo que ambos procesos difieren es en su final. Getulio Vargas abandonó la lucha política porque se suicidó en el Palacio Presidencial el 24 de agosto de 1954.

Dejó una carta-testamento con frases que ya han pasado a la historia: “Serenamente doy el primer paso en el camino de la eternidad y salgo de la vida para entrar en la Historia”.

Un gesto (el suicidio) y una carta que sirvieron de base para que el varguismo se recuperara políticamente y uno de sus herederos alcanzara el poder en 1956.

Lula y Dilma, por el contrario, no van a dejar de luchar. El expresidente quiere seguir en la pelea bien como ministro bien lanzando su precandidatura presidencial, o ambas cosas a la vez.

“Yo, que estoy viejito, que quería descansar, voy a ser candidato a la Presidencia en 2018, porque creo que mucha gente me esta provocando. Van a aguantar provocación de aquí en adelante”, ha dicho desafiante Lula.

Dilma, curtida durante la dictadura por las torturas de las que fue objeto, quiere seguir luchando por mantenerse en Planalto.

Rousseff, quien enfrenta dos procesos que podrían terminar anticipadamente su mandato, acusa a la oposición de querer “dividir el país (padecemos una) sistemática crisis política que provocan aquellos que están inconformes, que perdieron las elecciones (presidenciales de 2014) y quieren anticipar la elección de 2018”.

Como apunta el analista Josías de Sousa en Infolatam, “Dilma ya no controla los hechos que determinan el futuro de su gobierno. Está dominada por ellos. Hasta el momento, la presidenta se limitaba a perseguir dos objetivos estratégicos: no caer y dar la sensación de que mandaba. El segundo objetivo ya está perdido. Dilma se mantiene como puede. Revela un enorme deseo de permanecer al volante, incluso carece de un itinerario”.

No hay comentarios

Agregar comentario