A 200 años del cruce de los Andes

Editorial
El Mercurio, 16.01.2017

No solo en el mundo castrense se organizan actividades para conmemorar los 200 años del cruce del Ejército de los Andes, que permitió la liberación definitiva de Chile del dominio español, sino que también desde la sociedad civil diversas agrupaciones se organizan para rememorar, desde distintos ámbitos, esta gran gesta. Esto no hace más que reactivar una antigua tradición patriótica, pues el cruce de los Andes por algunos de los numerosos pasos que utilizó dicho ejército en 1817 es una actividad que incluso es demandada por afanes turísticos por aquellos interesados que quieren conocer más en detalle aspectos particulares de esta hazaña histórica.

Asimismo, y tal como sucede en otras latitudes con el recuerdo de batallas memorables, la Corporación de Conservación y Difusión del Patrimonio Histórico y Militar lleva adelante un proyecto para poner en valor el sitio mismo de la batalla de Chacabuco y la ruta del cruce. Con una inversión no menor se busca crear un museo de sitio interactivo dotado de moderna tecnología, que busca convertir el lugar en un foco turístico atractivo, más allá de su función de mero sitio conmemorativo que ha ostentado hasta hoy.

El sitio de la batalla de Maipú está refrendado con un gesto de gran envergadura, como es el templo erigido en honor a la Virgen del Carmen, coronación de todos los esfuerzos que cristalizaron para hacer posible el nacimiento de una nueva etapa en la historia de Chile. Chacabuco no debe ser menor en este sentido y merece también un tratamiento que realce su significado genuino.

Precisamente en un año más, con la batalla de Maipú, llega a su término el recuerdo de los 200 años del proceso de emancipación iniciado en 1810, en su fase más crítica, y que dio paso, a continuación, a los primeros intentos de construir un nuevo régimen político administrativo, que demandó ingentes esfuerzos, pero que tuvo la particularidad de culminar de manera exitosa en un tiempo relativamente breve, alcanzando el país una gran estabilidad que duraría varias décadas.

Puede verse en el diseño y concepción de la estrategia política de San Martín y O'Higgins, que desembocó en la formación de un ejército único y muy disciplinado, el germen de dicha estabilidad posterior, pues su rigurosa gestión y mando evitó su desmembración y el consiguiente surgimiento del caudillismo, que tanto daño causó en las otras regiones del antiguo dominio español. O'Higgins pudo gobernar la nueva república, a partir de 1817, gracias a la acción liberadora del Ejército de los Andes, y a pesar de las amargas recriminaciones que se le hacen por su inflexibilidad en la represión del caudillismo, terminó entregando una nación en formación, que habría de vivir incertidumbres y períodos de desorden, pero que nunca cayó en el descalabro y el infortunio. El Ejército de los Andes está en el germen de la naciente república como un actor que vertebró el destino de Chile.

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