“Algo huele mal en Dinamarca”

Editorial
OpinionGlobal, 11.05.2015

No hemos reparado suficientemente en Chile unas recientes declaraciones del Embajador de la Federación Rusa en Dinamarca, Mikhail Vanin, advirtiendo que si ese país resolvía ser parte del Sistema de Defensa Antimisiles (SDA), con la participación de buques de guerra daneses (de última generación), se constituiría en un "blanco legítimo" para las fuerzas nucleares en un eventual ataque nuclear (entiéndase ruso).

Es cierto que las reacciones no se dejaron esperar y, de hecho, el Canciller danés Martin Lidegaard catalogó las expresiones del diplomático ruso como "inaceptables". Por su parte, el Ministro de Defensa del Reino Unido, Michael Fallon, reaccionó desde Rumania, donde se encontraba realizando una visita oficial, expresando que la OTAN no se dejará intimidar ante ninguna amenaza hacia alguno de sus miembros. Luego de esas reacciones inmediatas y "en caliente", se produjo un silencio inusual en este tipo de situaciones. Hoy, las olas que levantó el tsunami Vanin han vuelto a la calma, no obstante lo cual el problema de fondo -como ya veremos- persiste.

Ser blanco de un ataque con arsenal atómico significa, en la práctica, que aquellas unidades catalogadas como tal constituyen los objetivos militares prioritarios y, por lo tanto, sujetos a ser destruidos durante la primera ‘ oleada’  de misiles o bombas tácticas. En caso de un enfrentamiento con armas nucleares, se puede dar el escenario en el cual entre la primera y la segunda ola (andanada) exista una pausa, ya con los blancos destruidos o fuertemente dañados, para negociar el fin de las hostilidades o, en el peor de los casos, para pasar a la aniquilación total. Dicho de otro modo, con Dinamarca en el SDA -aún no se ha formalizado su ingreso- se aseguraría de estar dentro de los primeros impactos atómicos, junto con los demás miembros del referido sistema (Bulgaria, Reino Unido, Polonia, Rumania, Turquía).

De acuerdo con los expertos, en el análisis de una contienda nuclear, los blancos primarios no necesariamente son unidades militares, ya que -por definición- los centros de comando y control y aquellos donde reside el poder político, pueden constituirse también en objetivos claves (legítimos), situación que se  agrava toda vez que éstos tienden a estar ubicados dentro o cerca de las principales ciudades para el caso de los dos primeros, y en las propias capitales para el caso de aquel referido al poder político. Siguiendo esa línea, lo expresado por el representante de Putin en Dinamarca es muy decidor (amenaza), toda vez que la relación entre la UE y Estados Unidos con Rusia pasa por uno de sus niveles más complejos, derivado -principal pero no exclusivamente- de la situación en Ucrania.

Pero, ¿qué es lo que realmente subyace en esta disputa hasta hoy sostenida en el ámbito de las declaraciones? El SDA no es una idea nueva. De hecho, durante la era Kruschev ya se sabía que Moscú se encontraba "protegido" por baterías de misiles anti-misiles nucleares. Lo que puede haber es una carrera de armamentos (misiles) destinada a proteger a una región o país del ataque de misiles nucleares de terceros, lo que debe ser evitada a toda costa. Lo que hoy preocupa es que, al desarrollarse una nueva tecnología misilística, aquello traerá consigo el desarrollo de más y mejores armas nucleares. Dicho de otro modo, promoverá la continuidad de lo que se conoce como "proliferación vertical" (tecnología de punta en armas nucleares por parte de un país determinado), aumentando consecuentemente el riesgo de una confrontación final.

Chile debe estar atento a estas situaciones y procurar implementar una política exterior firme y decidida en contra de la proliferación nuclear en todas sus formas y, paralelamente, hacer un llamado a los países que disponen de ese tipo de armamentos, catalogados por la Corte Internacional de Justicia como "inhumanos"[1] , los desmantelen de una manera total, definitiva y universalmente verificable.

[1] Corte Internacional de Justicia de la Haya, Opinión Consultiva del 8 de julio de 1996.-

No hay comentarios

Agregar comentario