Assange debe limpiar la caca de su gato

Blog
republica.com, 16.10.2018
Inocencio Arias, embajador (r) y columnista español

Hace unos seis años, cuando Assange publicó en Wikileaks miles de telegramas cifrados de diversos gobiernos poniendo al descubierto informes secretos, comentarios enojosos proferidos sobre varios líderes mundiales y hasta trapos sucios de tropelías de más de un país, hubo un clamor en la opinión pública. Assange, factótum en Wikileaks, fue piropeado abundante y quizás precipitadamente. Había revelado más de una sinvergonzonería pero había robado y hecho públicos un montón de documentos oficiales.

Muchos comentaristas sacaron conclusiones un tanto rápidas. Se decía que los documentos revelaban la duplicidad y las fullerías de la diplomacia de Estados Unidos. En líneas generales, sin embargo, los diplomáticos estadounidenses no salían malparados. Informaban con toda crudeza, recordemos que eran telegramas secretos, de las debilidades de ciertos dirigentes ante los que estaban acreditados. Lo que escribía la Embajada yanqui en Madrid sobre Zapatero no tenía desperdicio: el presidente español muestra “demasiado optimismo sobre su crecimiento económico”, está obsesionado “con lograr una entrevista con Bush” que la Embajada da a entender no tendría lugar, siente un “parentesco espiritual con Obama y se ve identificado con él en el plano personal”. Ingenuidad y voluntarismo, bien reflejados como vemos, a tope.

Assange, reclamado por la justicia de Suecia con acusaciones de acoso sexual y violación se refugió en la Embajada de Ecuador en Londres donde está asilado desde hace más de cinco años. Debe ser incómoda esa reclusión y sus abogados instan a las autoridades británicas a que no lo detengan si sale. Sin éxito. El revelador de secretos tiene que estar harto; hubo un plan ruso-ecuatoriano de sacarlo clandestinamente en las pasadas navidades y llevarlo a Rusia de donde no sería extraditado a Estados Unidos que también lo quiere juzgar. No se materializó.

Ahora se enfurruñará más. La Embajada de Ecuador acaba de comunicar a su inquilino que estaba quebrantando el acuerdo de no criticar a gobiernos extranjeros mientras esté acogido, que a partir del 1 de diciembre deberá pagar la comida y los gastos en que incurra dentro de la oficina diplomática y que él y los que lo visiten deben dejar limpio el baño que utilizan. Por último se le amenaza con quitarle su gato si no le da propiamente de comer y no limpia la caca que deje. Esto es lo más le habrá dolido, pero imagino la cara de los empleados de la Embajada que lleven cinco años haciéndole la cama y lavándole la ropa y que además se vean obligados a ir recogiendo la caquita del felino.

No hay comentarios

Agregar comentario