Carta La Tercera, 22.03.2019 Fabio Vio U., embajador (r) y Director Ejecutivo de CEPERI
La Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, ha emitido recientemente una declaración con respecto a la situación venezolana que ratifica, en parte, las denuncias sobre violaciones al estado de derecho, que demócratas han hecho desde años.
Evidentemente, debemos completar su diagnóstico con la existencia de presos políticos; la falta de separación de poderes del Estado; la violación sistemática de las libertades de todo orden; el control absoluto de los procesos electorales; la utilización política de las FF.AA.; la creación de milicias populares armadas, y otros delicados asuntos que, claramente, señalan que en Venezuela existe una dictadura y no una democracia con problemas o “fallida”.
Independientemente de los numerosos análisis que han surgido por estas declaraciones, estimo importante destacar dos aspectos fundamentales: primero, es significativo que, aunque tardíamente, la Sra. Bachelet se haya pronunciado, pues su silencio era interpretado por muchos como complicidad con la dictadura de Maduro, lo que no era bueno para el sistema de Naciones Unidas ni para Chile, debido a su carácter de ex Presidenta de la República.
Lo segundo es que, evidentemente, sus afirmaciones producen en sectores de la Nueva Mayoría problemas serios de credibilidad, al seguir defendiendo un régimen represivo y autoritario. Un ejemplo claro es la incómoda posición en que queda el Partido Comunista, lo que confirma, además, la fragilidad de esta coalición electoral, en la cual cohabitan cosmovisiones absolutamente incompatibles, que superan el caso específico de Venezuela.
