Brexit: la consecuencia de un bluff imperdonable

Editorial
OpinionGlobal, 12.07.2016

Uno de los temas de mayor impacto últimamente en la opinión pública internacional ha sido el Brexit, el referéndum británico del 23 de junio pasado en que ganó la opción de salirse de la Unión Europea. Se han dado todo tipo de explicaciones acerca del resultado, desde el auge del nacionalismo (preferentemente inglés y galés) y de la ultraderecha en ese país (UKIP), a raíz de la crisis de los refugiados en Europa, pasando por los "indignados" contra las élites y la política tradicionales, hasta el exceso de regulaciones, la desgastante burocracia de Bruselas y el proteccionismo comercial de la UE. Sin embargo, pocos análisis han apuntado al meollo del asunto: los errores garrafales cometidos por el primer ministro tory David Cameron, tanto con respecto a su estrategia europea como en el manejo de su partido.

Como contexto general, hay que recordar que la Gran Bretaña independiente y liberal nunca se compró la idea de un bloque supranacional, no comulgaba con el enfoque de capitalismo de estado de la UE, ni siquiera se sentía culturalmente euro-céntrica. El Reino Unido tardó en ingresar a la CEE, su ingreso fue a medias (no participó de la Eurozona o unión monetaria), y vio frustrados sus constantes anhelos de reformas en la UE.

En virtud de todos estos problemas, Cameron acometió un objetivo doble y peligroso: (a) Primero, amenazó a la UE de que su país procedería al retiro si no obtenía más concesiones; y (b) Segundo, para poner freno a las rencillas subversivas por el liderazgo de su partido (conservador), recurrió a una suerte de voto de confianza. La historia posterior ya la conocemos: Camerón llamó a un referéndum y lo perdió.

Ahora Gran Bretaña se encuentra descabezada, Escocia e Irlanda del Norte (Ulster) quieren seguir en la UE y, por lo tanto, podrían llamar a plebiscito para independizarse del Reino Unido, se avizora una recesión económica en el horizonte, y Londres (la City) corre el peligro de perder su condición de capital financiera de Europa. Tampoco sería extraño que otros países de la UE (dominados también por el nacionalismo y la ultraderecha) imiten el Brexit, como Hungría, donde el primer ministro Viktor Orbán ya ha llamado a un referéndum para aprobar o rechazar la cuota nacional de inmigrantes que le fijara la UE. Por último, hay dudas de si la UE se encuentra o no en una crisis terminal.

En fin, toda la crisis en cuestión es el fruto de un bluff irresponsable e imperdonable de David Cameron.

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