Chile y Argentina, un futuro prometedor

Carta
El Líbero, 15.01.2019
Eduardo Rodríguez Guarachi, ex Embajador en Argentina y presidente Instituto Chileno Sanmartiniano

La semana que terminó ha sido de suma importancia para las relaciones chileno-argentinas, lo cual se presenta como prometedor para el futuro bilateral entre ambos países.

En un primer momento, el lúcido y eficiente Embajador de la Argentina en Chile, Señor José Octavio Bordón, escribió una columna sobre los 40 años del Acta de Montevideo. En su texto él destaca la visión de futuro del Acta, permitiendo pasar de la casi guerra en 1978 a la firma de la paz en 1984, como resultado de un proceso basado en el “anhelo de paz”, como él señala. Tal paz no es ausencia de problema, sino una verdadera “asociación estratégica”, como él subraya, haciendo fuerte el intercambio económico, la confianza militar, la integración física, entre otras cosas.

En un segundo momento, el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, conmemoró la firma del Acta en el Canal Beagle diciendo textualmente “nunca hemos tenido una guerra” en relación con Argentina, a pesar de tener la tercera frontera más larga del mundo. El mensaje de este evento, tanto en sus palabras como gestos, es recordar la sensatez de la paz bilateral en compañía de la Santa Sede, que significó un punto de inflexión bilateral.

La no guerra del Presidente Piñera -así como la paz del Embajador Bordón- no son ni deben ser un asunto contemplativo. Por el contrario, deben ser activos y hacedores. Al día de hoy, un desafío es mantener los logros, y otro, es diseñar e implementar unos nuevos para el futuro.

Como tema pendiente entre ambos países, y que desde hace años se propone, es el mejoramiento de la integración física. El objetivo es tener un túnel abierto todo el año, que soporte la adversidad climática, asegurando así, el movimiento de personas, bienes y servicios. La alternativa real para esto es el túnel Las Leñas en la Región de O´Higgins, proyecto binacional en beneficio de ambos países, que permitirá, entre otras cosas, consolidar a Chile como país de servicios y ser la unión entre el Atlántico y el Asia-Pacífico.

La enseñanza del Acta de Montevideo es que la paz vale más que la guerra por ser creadora de cooperación e integración, siendo este el llamado para ambos países para el presente.

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