Chile y Organizaciones Internacionales

Carta
La Tercera, 18.08.2018
Juan Salazar Sparks, embajador (r) y director ejecutivo de CEPERI

La creación y puesta en vigencia de Unasur (2008-2010) fue la obra de tres factores nefastos: Chávez y la exportación de su socialismo bolivariano, el populismo corruptor de los Kirchner, y la expansión de la geopolítica 'petista' brasileña, quienes coincidían en una suerte de "OEA sin los EEUU".  El gobierno chileno de la época (Bachelet I) se encandiló con la iniciativa, a pesar de que habían organismos regionales en exceso, se debilitaba el sistema interamericano (OEA) y se daba un cariz ideológico a la integración latinoamericana.

Tras claras intervenciones torcidas de Unasur (Bolivia, Honduras, Colombia, Paraguay), varios países de la región son partidarios ahora de su congelamiento, en tanto que Colombia ha anunciado su retiro liso y llano, porque se ve amenzada por las maniobras de la dictadura chavista (migración y potencial conflicto).

En este tema, el interés nacional chileno se ve comprometido de dos maneras. Por una parte, hay que ser solidarios con Colombia y retirarnos de Unasur, a fin de enviar una señal potente contra Maduro y su "aventurismo". Y, sin perjuicio de nuestro apego al multilateralismo, por otra parte deberíamos revisar nuestra participación en varias organizaciones internacionales, como en el caso del mismo Unasur y del Movimiento de Países No Alineados, entidades que financiamos a pesar de que sus agendas no nos representan. Asimismo, Chile no puede seguir siendo indiferente ante posturas sesgadas de representantes internacionales, como la de la secretaria ejecutiva de la CEPAL que afectan a la política y la economía regionales.

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