Diplomacia y seguridad global: el alcance bilateral ya no responde a la realidad internacional

Columna
Infobae, 24.12.2018
Roberto García Moritán, embajador (r) y ex viceministro de RREE argentino

Rusia enfrentó un revés diplomático en Naciones Unidas. La Asamblea General rechazó una resolución promovida por Moscú para obtener un pronunciamiento político para preservar el Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance (INF), adoptado en 1987 y que condujo en 1991 a la eliminación de todos los misiles de 500 a 5 mil kilómetros. Estados Unidos denunció el instrumento por considerar que Rusia no cumple con las obligaciones y encara desarrollos balísticos que infringen el tratado. Washington considera, además, que es hora de remodelar el INF teniendo en cuenta la evolución de los arsenales de misiles crucero, en particular la capacidad adquirida, entre otros, por China, India, Israel, Irán, Pakistán o Corea del Norte.

El resultado de la votación (46 en contra, 43 a favor y 78 abstenciones) pone en evidencia ciertas fortalezas y debilidades diplomáticas de Estados Unidos y Rusia en Naciones Unidas. La masiva abstención, que impidió la adopción de la resolución por dos tercios, podría ser interpretada como un éxito para la diplomacia norteamericana. Sin embargo, también es una advertencia al haber logrado imponer su punto de vista por solo tres votos. Ese reducido margen traduce los riesgos y las limitaciones diplomáticas que existen en el terreno multilateral. En gran medida el resultado de la votación reedita las conocidas alianzas de la Guerra Fría.

El tema merece atención y reflexión. Una observación preliminar dada por las abstenciones permitiría pensar que mayoritariamente los países no votaron por el mérito o los defectos de las cuestiones de fondo que planteaba la resolución sino para evitar quedar embretados en una u otra posición. Esa actitud de exceso de pragmatismo es también un síntoma preocupante y que hace a la credibilidad del sistema multilateral. La temática involucrada y los riesgos que dichas cuestiones significan para la seguridad internacional hubiese exigido un comportamiento más responsable y comprometido.

Existen argumentos técnicos suficientes para saber que el tratado INF necesita actualización. No solo Estados Unidos y Rusia se encuentran embarcados en desarrollos tecnológicos que obligan a la revisión del instrumento, sino que el panorama global pone de manifiesto que el alcance bilateral ya no responde a la realidad internacional. Las composición de fuerza en Europa, Medio Oriente y en otras áreas de Asia como la península coreana o la capacidad adquirida por China aconseja encarar la problemática de los misiles de corto y mediano alcance con miradas más amplias. El mundo de hoy ya no es el de 1987. Tampoco el problema en la actualidad se reduce al escenario europeo o la cuestión es simplemente una que compete exclusivamente a Washington y Moscú

Desde ese punto de vista ha sido desilusionante el abrumador voto en abstención que incluyó a la mayoría de América Latina. También porque la resolución, de haber sido aprobada, pudo haber legitimado las reiteradas violaciones al instrumento, agravando el equilibrio de fuerzas en Europa. Por tres votos eso no ocurrió, un margen demasiado estrecho para una cuestión tan delicada para la seguridad global. En alguna medida la votación en Naciones Unidas refleja que la estabilidad internacional, cuando pasa por la Asamblea General, pende lamentablemente de un hilo.

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