El  11  del  11  a  las  11am. de  1918

Columna
OpinionGlobal, 05.11.2018
Isabel  Undurraga  Matta, historiadora (PUC)

Con solo mencionar esta fecha, nadie ignora en Europa, así como en Australia y Nueva Zelanda,  qué es lo que hay que conmemorar: la firma del Armisticio que puso término a la Primera Guerra Mundial o la Gran Guerra, como también se la conoce, particularmente en Francia. Faltaría todavía refrendarlo con un Tratado, porque un armisticio, aunque es un acto solemne y que compromete con su firma a las partes litigantes, es por definición, solo una suspensión inmediata de las hostilidades por todos los involucrados en un conflicto bélico.

Previo a entrar de lleno en el tema, hay que recordar algunos antecedentes. La guerra misma se inició en 1914, pero quienes se enfrentarían en ella llevaban un tiempo largo pertrechándose militarmente, aunque pensando que de producirse algo, sería breve y acotado. Jamás imaginaron que duraría largos cuatro años y, mucho menos, que implicaría un sufrimiento nunca antes visto, no solo entre los soldados de uno y otro bando, sino también en la población civil que, sin haberlo deseado ni remotamente, se vió inmersa en el conflicto al vivir en lo que serían los campos de batalla.

Al inicio de 1914 el ambiente en el continente europeo era de una tensión inquietante. Nadie quería ceder ni un centímetro en sus pretensiones. Todos sabían que estaban sobre un polvorín y que a la más leve provocación se desataría una contienda bélica. Así se entiende que los países ya estuvieran alineados previamente, según sus afinidades y objetivos, quedando Gran  Bretaña, Francia y Rusia (la Triple Alianza) de un lado y Alemania, Austria e Italia (las Potencias Centrales) del otro. Pero ninguna de las dos alianzas se mantuvo tal cual hasta el final. En 1917, se retiró Rusia de la Triple Alianza, porque ya venía muy debilitada militarmente, sumado a  los gravísimos acontecimientos internos que estaba enfrentando (Revolución). El mayor peso, entonces, recayó sobre Gran Bretaña, ya que la intervención francesa fue siempre menor. Sin embargo, con la decisiva entrada de Estados Unidos a la guerra en 1917, a raíz del hundimiento de un barco de pasajeros suyo ("Lusitania") por un submarino alemán, se lograron balancear las fuerzas. A las Potencias Centrales les ocurrió otro tanto: desde el comienzo, todo el peso lo llevó Alemania, ya que el Imperio Austro-Húngaro estaba en plena desintegración, entre otras cosas, porque las numerosas nacionalidades que lo integraban hacía tiempo que luchaban por su independencia; e Italia hizo lo de siempre: a poco andar de las hostilidades, se declaró neutral, para finalmente pasarse a las filas de los adversarios en 1915. ( “La guerra e bella ma incomoda”,  le respondió un ciudadano italiano al periodista norteamericano que al azar micrófono en mano le pedía su parecer acerca del término de la Segunda Guerra Mundial …..)

Y fue precisamente Austria la que encendió la mecha el 28 de junio de 1914 con un incidente que en un comienzo se pensó menor. Un joven nacionalista serbio, Gavrilo Princip, asesinó a quema ropa con dos certeros balazosal heredero del trono austríaco y a su esposa, quienes estaban de visita oficial en Bosnia (ubicada en territorio serbio) y puntualmente ese día, en la ciudad de Sarajevo. Pero tal como ha ocurrido tantas veces en la historia, en este caso la alta sociedad vienesa siguió con su rutina de bailes, conciertos y nimiedades, sin inmutarse mayormente: total, el heredero era frontalmente rechazado por ella debido a su matrimonio morganático. Pero algo había que hacer y el gobierno austríaco, previa consulta a su aliado alemán, le entregó un ultimátum a Serbia que sabía de antemano que era imposible de cumplir por ésta, con fecha de término el 27 de julio.

Serbia que desde hacía muchísimo tiempo resistía la dominación austríaca y pretendía formar la Gan Serbia, se negó de plano a las condiciones que se le imponían, apoyada por Rusia que salió en  su defensa, tal como sentía que históricamente le correspondía para con los pueblos eslavos. Vencido el plazo, el 28 de julio Austria le declaró la guerra a Serbia. Y Alemania, como aliada de Austria, cerró inmediatamente filas con ella; Gran Bretaña y Francia lo hicieron con Rusia. Todos se equivocaron y no midieron las consecuencias, como si fuese una trágica comedia de enrredos. Y, una vez más en la península balcánica, se generaba una gravísimo problema que, esta vez, iba a ser mundial, largo y muy cruento. Durante el mes de agosto comenzó a funcionar como una máquina perfectamente aceitada, el sistema de alianzas. Y el 1º de septiembre de 1914 se desató  la guerra.

Es oportuno recordar las opiniones de dos grandes de la historia, al analizar los recurrentes acontecimientos bélicos en esa zona del mundo.El Canciller Bismark dijo que si estallaba una guerra…”sería por una estupidez en los Balcanes”.Y muchos años más tarde, Churchill apuntó …“los Balcanes generan más Historia de la que son capaces de asumir” (sic).

Así las cosas, durante el mes de agosto comenzó a funcionar como una máquina perfectamente aceitada, el sistema de alianzas.Reclamaciones  iban, reclamaciones venían. Todo en vano.Hasta que el 1º de septiembre de 1914 se desató  la guerra y Europa comezó a precipitarse hacia el abismo.

No es materia de esta reseña el entrar en el detalle del curso de la Primera Guerra Mundial. Sí,  recordar el horror que fueel estático y extenso período del frente de batalla en las trincheras, con múltiples avances y vueltas al retroceso de los conbatientes. Toda Europa sufrió lo indecible, pero Bélgica que tenía el estatus oficial de país neutral, se  llevó tal vez la peor parte al constituir el corredor natural de las tropas germanas hacia  su objetivo en el frente occidental: invadir Francia y entrar en Paris, cosa que consiguieron. En territorio belga, en medio de bucólicos campos de amapolas, así como en la frontera francesa, se libraron las más cruentas batallas. Idéntica situación se repetiría en 1939.

La entrada de Estados Unidos fue un apoyo decisivo para británicos y franceses, que vieron cómo el incremento de soldados comezó a inclinar la balanza hacia su lado, frente a una Alemania que hacía rato combatía sola. Unificado el Alto Mando aliado,se optó por la estrategia ofensiva , respondiendo los germanos con otro tanto. Hasta que el fracaso de la ofensiva llamada “Operación Primavera” de Alemania a  fines de julio de 1918, hizo que Berlín entendiera que tenía que replantearse las cosas y a los aliados, presionar a su favor para dar término a la guerra. Alemania, en  solitario, estaba exhausta no solo en lo militar, sino que además,su población civil que había gozado de altos niveles de vida,sufría ahora y desde hacían muchos meses, el desabastecimiento total con un hambre y una pobreza insostenibles.

A mediados de agosto de 1914, Alemania pidió un alto al fuego y se iniciaron las conversaciones entre las partes, con emisarios que iban y venían entre Berlín y la localidad francesa de Senlis donde estaba el Cuartel General aliado. Éste asumió desde el primer momentola intransigencia más absolutaen un punto preciso: la inmediata renuncia del Kaiser Guillermo II y, con ello, dar paso a una República Democrática Alemana. Cumplir con esta perentoria solicitud fue extremadamente difícil para los emisarios civiles germanos: se encontraron con la negativa rotunda del Kaiser apoyado por algunos de sus militares de más alto rango, quienes mantenían la esperanza de que aún se podía lograr algo en su favor. Fueron dos meses agotadores para ambos bandos. Hasta que, finalmente, se logró la salida de Guillermo, quien se refugió en Holanda donde moriría décadas más tarde. Despejado este asunto intransable para los Aliados, se retomaron las conversaciones hasta llegar a un acuerdo, aunque con la severa reticencia de Alemania debido a las durísimas  condiciones  que se le exigieron:

+ Desmilitarización inmediata de la orilla oeste del Rhin y de los  30 kms. al este del mismo río.

+ Retirada de las tropas alemanas de Bélgica, Luxemburgo y Asacia-Lorena.

+ Retirada de las tropas alemanas del Frente Oriental, quedando las fronteras según estaban  a 1914.

+ Las ciudades alemanas de Coblenza, Maguncia y Colonia serían ocupadas por los Aliados y los norteamericanos.

+ Inernamiento de la marina alemana.

+ Alemania debía entregar en el acto:

5.000 cañones
250 ametralladoras
1.700  aviones
3.000 morteros
5.000 locomotoras
150.000 vagones de ferrocarril.

+ Un precio altísimo a pagar por los costos de la guerra, haciéndola única responsable del desastre.

+ Término de todas las acciones bélicas dentro de las 6 horas siguientes a la firma del documento.

El armisticio fue firmado solemnemente en el  bosque de Compiègne en un vagón de ferrocarril que le servía de oficina al Mariscal Foch, Comandante Supremo de los Aliados, a las 5,00 horas de la madrugada del día 14 y entró en vigencia a las 11 de la mañana del mismo día.  Se daba término oficial a cuatro años de horror, pero con una Alemania humillada en lo más profundo de su ser como nación. Y quedaba plantada en ese mismo momento, la semilla que germinaría en 1939 dando inicio a la Segunda Guerra Mundial.

Un dato curioso: el mismo vagón en que se le hizo firmar su rendición a Alemania en ese año de 1918, sirvió para que Francia después de ser ocupada, firmara su rendición ante Alemania en la Segunda Guerra Mundial. La vida da muchas vueltas …

Para terminar, nos parece muy importante destacar la generalmente olvidada y vital contribución a la Primera Guerra Mundial de los habitantes de todas las colonias europeas, los que obviamente fueron reclutados sin apelación y que nunca entendieron qué estaban defendiendo y por quién estaban muriendo por miles. Para Francia específicamente, las tropas coloniales ya habían sido fundamentales en su fracasado enfrentamiento con Prusia a fines del siglo XIX.

.

No hay comentarios

Agregar comentario