El fallo de La Haya (o la falla de La Haya)

Columna
OpinionGlobal, 26.03.2017
Galileo

En un momento de “floating brain conditions”, me puse a imaginar el escenario posterior al fallo favorable a Bolivia en su demanda ante la Corte de La Haya. Y, sobre todo, las primeras conversaciones diplomáticas relacionadas con la implementación del mismo. Imaginé algo así:

Diplomático Boliviano (DB): Bueno, señor Embajador, debemos comenzar a visualizar e implementar el fallo que nos ha sido favorable, en el entendido que Bolivia ha solicitado – y ha logrado -algo justo y equitativo que impactará en su futuro desarrollo como nación y que mejorará notablemente nuestra intermitente relación bilateral

Diplomático Chileno (DCH): Así es. Debemos comenzar.

DB: ¿Y cómo quiere Ud. comenzar? ¿Qué procedimiento podemos acordar para lograr cumplir el fallo que les obliga?

DCH: No tengo idea

DB: Pero habrá un comienzo que nos lleve al cumplimiento cabal del fallo, pienso. ¿No es así?

DCH: Así es. Siempre hay un comienzo, aunque no tengo idea de qué....

DB: De negociar, pues

DCH: Ah! Claro, siempre se puede uno sentarse a negociar, siempre que las partes así lo quieran

DB: ¡Pero en este caso no es si las partes quieren, sino que lo ordena el fallo, señor Embajador!

DCH: Bueno. Da lo mismo si lo ordena un fallo o si las partes quieren. En este caso lo ordena un fallo. Está bien. ¿Y?

DB: ¿Cómo que Y? Está claro que Uds. deben negociar con nosotros una salida al mar con soberanía. Eso es lo que está esperando la comunidad internacional y eso es lo que Chile se obliga al aceptar nuestra denuncia ante la Corte.

DCH: Sr. Embajador, no perdamos las proporciones. Yo creo que nadie se acuerda de esto en la comunidad internacional así que no exagere. Pero, bueno ya. Negociemos. Ud. canta!

DB: Queremos salida soberana al mar para Bolivia!

DCH: ¡Dudo!

DB: ¿Cómo que dudo? Esto no es un juego. Esto es serio.

DCH: Si no estoy jugando. Es cierto. Dudo que queramos dárselo.

DB: ¡Pero el fallo así lo establece!

DCH: No. El fallo solo obliga a negociar. No a entregar nada. Eso Uds. también lo tienen claro y así lo pidieron. No se me venga a enredar Sr. Embajador ahora que estamos recién comenzando a negociar.

DB: ¿Y qué vamos a negociar entonces si no es una salida soberana al mar? Eso es lo que Bolivia pide.

DCH: No. Lo que Uds. pidieron era negociar una salida al mar, y ello depende de los negociadores y no de la Corte.

DB: Está bien. Literalmente es así pero Ud. comprenderá que Bolivia no habría hecho este enorme esfuerzo jurídico histórico si no hubiera sido por lograr el resultado de salir al mar.

DCH: Le reconozco el tremendo esfuerzo jurídico desplegado por la hermana República Boliviana, pero dicho esfuerzo fue sólo para lograr negociar, no para salir al mar directamente. Y lo ganaron así que aquí estamos. Negociemos.

DB: ¿Negociar qué entonces si no está dispuesto a dar la salida soberana al mar?

DCH: No sé. Diga Ud. Podemos conversar del mar; sus mariscos; podemos revisar lo que hemos hecho en el puerto de Arica; podemos comentar la “visita” de su ex jefe al puerto el año pasado. Lo que Ud. quiera, pero no la salida al mar. Y se lo digo con toda buena onda.

DB: Pero entonces no sé de qué podemos negociar sobre la salida al mar, si Uds. siguen con la obtusa posición de no dejarnos ni un cm. de costa soberana en el pacífico. ¡Eso no es lo que dice el fallo!

DCH: Así es. El fallo no dice nada de eso. Dice sólo de negociar y tengo todo el tiempo del mundo para ello. No se preocupe. Pero salir al mar no. Salvo como turista.

DB: O sea ¿Uds. no van a entregar nada de soberanía a Bolivia en el Pacífico? ¿Esa es la postura definitiva de Chile en cuanto al cumplimiento del fallo?

DCH: Por favor, entendámonos. No confunda entregar soberanía marítima a Bolivia con negociar sobre una posible salida al mar para su País. Son dos cosas distintas.

DB: ¿Cómo que distintas? Hacia allá apunta todo el esfuerzo hecho por mi nación.

DCH: Eso será lo que Uds. querían pero no es lo que pidieron a La Corte que se pronunciara. Deberían haber sido más precisos o usar menos eufemismos. Si querían salir al mar soberanamente deberían haberlo pedido claramente. Pero sólo se contentaron con pedir que Chile se sentara a negociar, sin pronunciarse sobre un resultado específico. Y aquí estamos. Negociando.

DB: ¿Negociando qué si Uds. no están dispuestos a darnos costa soberana?

DCH: No tengo idea. Dígame Ud. Yo tengo todo el tiempo del mundo, así que no se apure. Ordene sus pensamientos, pida instrucciones. No sé. Pero aquí estoy. Soy todo oídos.

DB: Encuentro increíble que Chile pretenda desconocer el fallo a favor de Bolivia con la actitud que Ud. me está dando a conocer. ¡Esto va a tener graves consecuencias!

DCH: Ya le dije Embajador. Cálmese y no lo tome a la tremenda. Estamos absolutamente de buena fe dando cumplimiento al fallo y estamos dispuestos a mantener una negociación, pero le adelanto que no vamos a llegar a un final feliz para Uds. Y el final feliz que Ud. piensa está fuera del fallo. Y, además, no me asuste con lo de las graves consecuencias, que no pasa nada y Ud. lo sabe. Pero sigamos.

DB: ¿Sigamos qué?

DCH: Negociando

DB: Pero ¿sobre qué?

DCH: No tengo idea. Pero salida al mar no.

DB: ¿Y cuando Ud. podría a atreverse a insinuar alguna fecha en que la legítima aspiración de Bolivia podría verse cumplida?

DCH: Hasta donde tenemos conocimiento, eso sólo sería posible cuando la Placa de Nazca penetre lo suficiente bajo la Placa Sudamericana y vaya corriendo la costa poco a poco hacia el Altiplano. A razón de 3cms cada 100 años algún día lo tendrán y sin necesidad de ningún fallo de la Corte de La Haya. Sé que me dirá que es muy lento, pero va en la dirección correcta ¿No encuentra? Mañana seguimos. Ponga Ud. la hora.

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