El más joven de Europa

Editorial
El Mercurio, 18.10.2017
Para el nuevo liderazgo en Austria no sería fácil formar una coalición con sectores populistas antieuropeos, ya que ese país debe asumir la presidencia de la Unión Europea en 2018

El tema de la inmigración ha dominado la agenda política de Europa en los años recientes, y en Austria ha tenido un impacto significativo en el debate electoral que terminó con la victoria de Sebastian Kurz, líder del Partido Popular (ÖVP), quien ahora debe decidir si forma gobierno con sus ex aliados socialdemócratas (SPÖ) o se vuelca hacia la extrema derecha, con la que comparte postulados antiinmigración, pero difiere en otros aspectos cruciales. Si la Unión Europea sintió alivio de que los nacionalistas populistas no ganaran en Francia, Holanda o Alemania, inquieta la probabilidad de que lleguen a una coalición de gobierno en Austria.

Kurz, quien a sus 31 años será el gobernante más joven de Europa, no es un novato en la política. Entró al gabinete a los 27 años, y parte de su éxito electoral se debió a que los votantes le reconocieron su papel en la crisis de refugiados del Medio Oriente, cuando como ministro de Relaciones Exteriores, en 2015, concluyó acuerdos con los vecinos para cerrar el paso de inmigrantes ilegales. Eso le permitió "robarles" las banderas de lucha a los populistas del FPÖ, y frenar el ascenso de ese partido que ha sido considerado xenófobo e incluso simpatizante de los nazis.

Cuando se den los resultados oficiales, y se le encargue formar gobierno, Kurz tiene la opción de aliarse con el FPÖ, con el cual su partido ya estuvo en el poder y terminó en total fracaso, por las sanciones impuestas por la UE y escándalos de corrupción. El fantasma de ese gobierno planea en la actualidad, aun cuando ambos partidos ya no son los mismos. Las negociaciones para una coalición tendrían que enfocarse en la relación con la Unión Europea, de la cual Kurz es un defensor acérrimo, a diferencia de los nacionalistas que están más cerca de movimientos euroescépticos, como el Frente Nacional francés o los AfD alemanes. Este es un tema sensible, en vísperas de que Austria asuma la presidencia de la UE, el segundo semestre de 2018, y el debate al interior de la alianza sería si profundizar o no la integración y la transferencia de poderes a Bruselas.

Una alternativa posible para Kurz es mantener con el SPÖ la "gran coalición" de los últimos años, pero sería difícil dadas las fuertes tensiones que se han vivido entre ambos partidos. Por lo demás, la apuesta que hizo el joven político para renovar su movimiento comenzó con la promesa de un "gran cambio", que no cumpliría si mantiene los mismos socios.

En esa encrucijada, todo es posible, incluso que el Partido Popular gobierne en minoría, buscando los apoyos necesarios para cada una de las leyes que quiera aprobar en el Parlamento. El programa del ÖVP tiene como eje central un severo control a la inmigración, con cierres de rutas a los ilegales, rebaja de beneficios a refugiados, e incluso prohibición de subsidios a quienes no cumplan cinco años de residencia. Para ese tema contaría sin duda con el voto de la ultraderecha. En temas de la UE tendría el apoyo de los socialdemócratas, y en los económicos, como rebaja de impuestos, debería encontrar respaldo en varios grupos políticos.

Kurz tendrá que mostrar no solo habilidad negociadora, sino también capacidad ejecutiva.

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