El virus se politiza

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Republica, 10.03.2020
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

En España aumentan las voces que sostienen que el Gobierno comienza a actuar con energía contra el corona-virus prohibiendo las aglomeraciones de más de mil personas, solo veinticuatro horas más tarde de que alentara la participación de miles y miles de gentes en muchas ciudades para pregonar partidariamente el feminismo. Lo que el lunes y martes encuentra muy grave, sigue la acusación, era sorprendentemente una preocupación banal una jornada antes.

La mezcla de la pandemia con la política no es solo española. En China, bastantes ciudadanos y activistas clandestinos difunden en internet que los dirigentes del país reaccionaron con excesiva lentitud, ocultación y alevosía al estallido de la epidemia. La prensa oficial, sin embargo, proclama incesantemente que el foco ha sido ya prácticamente contenido en la poblada provincia de Wuhan y que China continuara siendo la mayor cadena de suministro del mundo, que la catástrofe, que ya ha reducido el 17% de las exportaciones, es claramente pasajera. Los observadores extranjeros deducen, no obstante, que el prestigio del presidente ha caído considerablemente a pesar de la censura oficial y que es cuestionable que lo recupere incluso dentro del partido.

En Estados Unidos, los medios anti Trump, en los que destacan los importantes Washington Post y New York Times, estampan comentarios de firmas célebres poniendo a Trump en la picota: minimiza la gravedad del problema, no cubre puestos claves de altos funcionarios que podrían dar una respuesta adecuada al asunto y en definitiva parece envolverse en la frase liberal que irónicamente pronunció Reagan: “La afirmación, o las palabras más nefastas de la lengua inglesa son: “Soy del gobierno y vengo a arreglar este problema”. La lenta actitud de Trump es ciertamente inquietante pero ya hay algunos detractores de los periódicos citados que apuntan a que no es cierto que el Presidente se inhiba y que, por otra parte, a Reagan no le fue mal con su filosofía. Ni a Estados Unidos.

En Japón también colea la política. El Gobierno ha reaccionado cerrando los colegios durante más de un mes, sólo hay, en una población numerosa, 1.035 afectados y 12 muertos. Sin embargo, se acusa al gobierno de Abe de haber procedido con enorme torpeza en el primer brote de infección que se originó en el crucero Diamond Princess que tocaba en puerto japonés y al que se atribuye una buena parte de responsabilidad en la expansión del virus. La población reacciona con disciplina a las instrucciones del Gobierno, los comercios también, hay fotos de productos, como los rollos de papel higiénico con una cadena para que no puedan ser sustraídos, no faltan las mascarillas… Con todo, hay pánico por la proximidad de los Juegos Olímpicos gran orgullo del primer ministro Abe. Aunque, hoy por hoy, ni Gobierno ni ciudadanos quieren suspenderlos el mantenimiento global de la epidemia obligaría a hacerlo. Si el virus corre aún por el mundo dentro de unos meses, los Juegos se convertirían en “un crucero infectado” anclado en el corazón de Japón.

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