¿Es Pakistán el país más peligroso del mundo?

Artículo
Expansión, 04.05.2016
Emilio Sánchez de Rojas Díaz

Si se observa un mapa de los conflictos del mundo durante el año 2015, donde se encuentren representados los atentados terroristas y de la actividad de la insurgencia, se puede observar que se produce una concentración en la zona de Afganistán-Pakistán, solo superada por la de Siria-Iraq. La tendencia natural seria pensar que el factor decisivo para esta concentración es la violencia en Afganistán, en contraste con una relativa tranquilidad de Pakistán. Nada más lejos de la realidad: Pakistán ha sido descrito como el lugar más peligroso del mundo. Una de las razones para atribuir este calificativo es el terrorismo. Es más, la presencia de violencia terrorista sectaria, no sectaria, religiosa, nacionalista y étnica hace que Pakistán sea un caso único en el discurso del terrorismo. El 27 de marzo de 2016, el grupo talibán Jamaatul Ahrar perpetraría un atentado terrorista, dirigido contra los cristianos, en la ciudad paquistaní de Lahore, con el resultado de más de 70 muertos y 300 heridos. Lo destacable es que entre los muertos y heridos había principalmente mujeres y niños, parte de ellos musulmanes. Lahore, capital de Punjab, es un lugar tradicionalmente pacífico pero en las últimas elecciones, se habría sacrificado la seguridad del país a cambio de los votos de los milicianos, esencialmente pastunes.

La violencia sectaria se materializaría el 13 diciembre de 2015 en otro atentado, el del mercado de Parachinar, que dejaría 25 muertos y más de 60 heridos, en una zona que ha sido tradicionalmente un punto caliente de confrontación entre tribus chiitas y sunitas. Este sería un nuevo comienzo de la violencia sectaria, que rompe la tendencia positiva de los últimos años en la región. Curiosamente, 2015 había supuesto un progreso importante en la lucha contra el terrorismo, al reducirse el número de atentados en un 48%.

El 15 de junio de 2014 representa un punto de inflexión, cuando el ejército lanzó la Operación Zarb-e-Azb, contra varios grupos militantes en Waziristán del Norte a lo largo de la frontera entre Pakistán y Afganistán, como son TehrikTalibanPakistan, el Movimiento Islámico de Uzbekistán, el Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, Lashkar-e-Jhangvi, al-Qaeda, o el grupo JundallahHaqqan. En la operación participaron 30.000 soldados paquistaníes.

En opinión de muchos expertos, el origen de la violencia está en las madrassas. Las madrassas han sido descritas con frecuencia como caldo de cultivo del sectarismo. Se han hecho muy pocos esfuerzos para aprobar una reforma curricular en las madrassas, por lo que estas instituciones de educación religiosa mantienen una clara orientada sectaria. De acuerdo con Sardar Mohammad Yousaf, Ministro de Cultos y Armonía Interconfesional, "no se ha producido ningún progreso en las reformas de las madrassas desde el año 2000 - comienzo de la era del general Pervez Musharraf".

Muchos expertos creen igualmente que el sectarismo se trata de un problema estructural unido al discurso religioso-ideológico de Pakistán.Los citados expertos argumentan que los elementos sectarios violentos y no violentos continuarán representan un reto de seguridad político-ideológico a medio largo plazo, si bien la citada amenaza se podría reducir a un nivel mínimo, si se realizara un esfuerzo coordinado de todos los órganos competentes del Estado. A las medidas ya adoptadas, que deben reforzarse y ampliar su alcance, habría que añadir medidas para controlar a las madrassas y otros actores extremistas sectarios que con sus narrativas provocan la radicalización ideológica entre las diversas sectas del país.

Pero nada de lo que ocurre hoy en día es independiente de la historia, por lo que surgen varias preguntas: ¿Por qué Pakistán ha llegado a esta situación, cuando el islamismo es la ideología del estado y de sus fuerzas armadas, y estas últimas han promovido el islam como factor de cohesión de la nación?, y ¿Cómo ha evolucionado históricamente el terrorismo en Pakistán? ¿Qué factores han sido determinantes?

Pakistán, un ejército con un país

En contra de lo que ocurre con las Fuerzas Armadas occidentales, cuya misión está relacionada con la seguridad fuera de las fronteras, las Fuerzas armadas de Pakistán inmiscuyen de forma continua en los asuntos de seguridad interior y consideran que su misión esta tan relacionada con las fronteras físicas como lo que denominan "frontera ideológica", y la ideología de Pakistán. La esencia fundacional del estado es el islam, elemento aglutinador en su conflicto continúo con la India.

La instrumentalización del Islam por parte del ejército responde a varios objetivos:

  • Unificar el país dotándole de una identidad -el islam- que reemplace a las identidades étnicas.
  • Aglutinar a los ciudadanos en tiempo de guerra, especialmente tras las sucesivas derrotas.
  • Justificarla la continua intervención del ejército en los asuntos internos.

La línea Duran: Origen de las tensiones con Afganistán

La frontera actual entre Pakistán y Afganistán discurre en gran medida por la línea Duran, que debe su nombre a Mortimer Durand, representante del gobierno indio británico, que alcanzó un acuerdo con Afganistán sobre su trazado. Lo cierto es que la línea Duran inicialmente tenia propósitos militares y divide las comunidades tribales pastunes y baluchas entre ambos países.

Los gobiernos de Afganistán se han negado a reconocer la Línea Durán como frontera y mantienen sus reivindicaciones sobre el área mayoritariamente pastún de Pakistán. Por su parte, Pakistán ha apoyado de forma encubierta a grupos islamistas en Afganistán, para contrarrestar y amortiguar el nacionalismo étnico pastún -principal enemigo del estado paquistaní- dentro de sus propias fronteras y poder ejercer influencia sobre su vecino.

En palabras del que fuera presidente de Pakistán, Mohamed Ayyub Khan: "Cuando nació Pakistán, había dos concepciones erróneas en la mente de los líderes afganos. En primer error era el resultado de la constante propaganda de la India sobre que Pakistán no sería capaz de sobrevivir como un estado separado. Los líderes afganos creen que esto es cierto y decidieron reivindicar sus derechos sobre el territorio de Pakistán antes de que se desintegrara. En consecuencia, se reivindicarían Pastunistán...El segundo error se debe a la actitud de los propios gobernantes afganos. Cuando su hipótesis resultó equivocada y Pakistán sobrevivió, se dieron cuenta de que Pakistán sería un país democrático. Esto, naturalmente, menoscabaría la posición de los gobernantes en Afganistán.

Cachemira, el problema eterno

El problema de Cachemira ha dado lugar a tres guerras entre India y Pakistán, además de desencadenar la nuclearización del subcontinente. De hecho la línea de control que separa las partes indias y paquistaní de Cachemira se trazó como una solución temporal, según la cual cada país mantenía el control que ya ejercía de hecho sobre los territorios ocupados, supuestamente hasta alcanzar un acuerdo negociado, algo que nunca se ha producido. Ello dejaba en Pakistán un sentimiento de vulnerabilidad, basada en su percepción de que India aún no ha aceptado la existencia de Pakistán.

En cuanto a las opiniones de Pakistán sobre el nexo indo-afgano, Ayub Khan opinaba que: "India se dio cuenta de que Afganistán ocupaba una posición de importancia estratégica para servir a sus diseños. En los planes de la India, en el caso de una guerra con Pakistán sobre la cuestión de Cachemira, Afganistán podría abrir un segundo frente contra Pakistán en la frontera noroccidental. De esta forma, Pakistán podría enfrentarse a una guerra con dos frentes".

Pakistán es una teocracia islámica. Así está establecido en su constitución de 1973 que el islam es la religión del estado y que la soberanía pertenece a Allah: "Todas las leyes existentes deberán estar en conformidad con los mandatos del islam, como fueron establecidos por el Corán y la sunna y ninguna ley que fuera repugnante con esos mandatos será aplicada (Articulo 227)

La invasión soviética y la intromisión paquistaní

La invasión soviética de Afganistán provocaría la adopción por parte del presidente Jimmy Carter de la doctrina que lleva su nombre, y que fue diseñada por su asesor de seguridad, Zbigniew Brzezinski, autor de la conocida sentencia: "Dejemos nuestra posición absolutamente clara: Un intento de cualquier fuerza externa de obtener el control de la región del Golfo Pérsico será considerado como un asalto a los intereses vitales de los Estados Unidos de América, y tal asalto será repelido con cualquier medio necesario, incluyendo la fuerza militar". La alianza entre militares y mullah se expandiría y ganaría fuerza durante el posterior periodo de ley marcial. Con el tercer gobernante militar, el general Mohammed Zia-ulHaq (1977-88), se produciría una convergencia absoluta entre militares y partidos religiosos, con los que ya mantenía relaciones estrechas incluso antes de su golpe de estado contra el gobierno electo, que realizo aprovechando las condiciones creadas por una serie de movimientos de protesta.

Pakistán siempre ha pretendido extender su influencia sobre Afganistán, y su oportunidad vendría -con la ayuda norteamericana- apoyando a las guerrillas que se oponían a la Unión Soviética. En la posterior guerra civil afgana, Pakistán apoyaría a los muyahidines islamistas de línea dura, lo que facilitaría el ascenso de los talibanes.

Jamaat-e-Islami y los servicios de seguridad tenían unos objetivos coincidentes en Afganistán y Asia central. De la misma forma que Jamaat-e-Islami había querido instigar el despertar islámico en las repúblicas soviéticas de Asia central, la inteligencia paquistaní identifico el potencial de Pakistán para combatir el comunismo con fervor religioso, por lo que seguirían con interés los acontecimientos afganos. Tanto en Afganistán como en Asia central, ISI y Jamaat-e-Islami compartían sus colaboradores, aunque no actuaran generalmente de forma coordinada.

El precio que Musharraf tendría que pagar para asegurarse el apoyo de los EE.UU. tras el 11S, seria suspender el apoyo a los talibanes y sumarse a la coalición liderada por Norteamérica; con el tiempo tendría también que compartir su inteligencia sobre los grupos yihadistas próximos a al-Qaeda, e impedir las infiltraciones a través de la línea de Control hacia la parte de Cachemira controlada por la India.

La radicalización de Pakistán

La radicalización en las zonas tribales que ocupan la amplia franja fronteriza entre Pakistán y Afganistán ha tenido gran trascendencia en la situación de inseguridad e incertidumbre en el país. El ascenso y posterior derrota del régimen talibán en Afganistán y su infiltración en las zonas tribales, tras la invasión norteamericana, ha dado lugar al nacimiento de grupos militantes al estilo talibán en Pakistán. Las raíces de la radicalización en Pakistán:

  • Se encontrarían inicialmente en la violencia sectaria entre chitas y sunitas.
  • Se desarrollaría a partir del proceso de islamización promovido por Zia ul Haq y la cultura de yihad promovida durante la invasión soviética.
  • Las madrassas tendrían un papel determínate en la radicalización durante la ocupación soviética.
  • Por último el triunfo y posterior caída del régimen talibán en Afganistán, y su retirada hacia las áreas tribales de Pakistán ha sido un elemento a tener en consideración.

Otra dimensión de la radicalización en Pakistán es el sentimiento antiamericano tras la invasión de Afganistán, y los ataques con drones en la zona FATA.

En cualquier caso, desde 2001 tanto los talibanes como los terroristas de al-Qaeda se refugiarían en las zonas tribales de mayoría pastún fronterizas con Afganistán, empleando la región como santuario, donde poderse reorganizar y rearmar, y lanzar ataques transfronterizos contra personal militar internacional y afgano. El gobierno de Musharraf mantuvo una actitud ambivalente, lo que sumado a la incapacidad de la comunidad internacional de apoyar a un gobierno democrático, particularmente en la franja tribal, impediría mantener una seguridad adecuada a los EE.UU. y la OTAN , que eran responsables de la seguridad de frontera oeste.

Inestabilidad actual en Pakistán

Tras la ocupación militar de Afganistán en 2001, los Estados Unidos presionan al gobierno paquistaní para que ocupe la zona FATA, algo que no había ocurrido con anterioridad. A partir de 2004, actúa bajo presión norteamericana para impedir que los talibanes y al Qaeda asienten su santuario en el cinturón tribal, y lancen ataques transfronterizos. Los militares lanzarían operaciones antiterroristas en las agencias de Waziristan del norte y del sur, donde aseguran haber detenido o matado a un número importante de militantes extranjeros y locales que los acogían. Por su parte los militantes habrían matado a varios centenares de militares y paramilitares, así como a otros funcionarios.

Las operaciones militares en Waziristan del norte continuaron, siguiendo la política tradicional de las fuerzas armadas paquistaníes de compartir el mínimo de información sobre los movimientos. De acuerdo con el Inter-Services Public Relations (ISPR), después de un año de operación (junio de 2015) se habría eliminado a más de 2700 terroristas, y habrían fallecido un número de 350 personas pertenecientes a las fuerzas armadas. Pero mientras los asesinatos selectivos y los ataques suicidas captaban los titulares, se producía una represión de baja intensidad de las sectas musulmanas minoritarias y otras minorías religiosas como Ahmedis y cristianos a través de acusaciones de blasfemia, represión a la que hay que añadir una violencia creciente materializada en secuestro y conversiones forzosas, particularmente de mujeres jóvenes hindúes, al sur de Punjab y en Sind.

El factor Afganistán en el terrorismo en Pakistán

Pakistán es una potencia nuclear, donde el terrorismo es una seria amenaza a lo que se une la erosión de la autoridad gubernamental y el colapso del sistema judicial. Los orígenes del moderno terrorismo en Pakistán se pueden encontrar en la década de los años ochenta, como consecuencia de ciertos eventos anteriores como son el golpe de estado de Muhammad Daud en 1973, que derrocó al rey Zahir Shah, la invasión soviética de Afganistán en 1979, y la revolución iraní del mismo año. Hay que recordar que tras la deposición del rey Daud, Afganistán comenzaría a hacer reclamaciones sobre los territorios pastunes de Pakistán.

El General Zia trataría de legitimar su golpe de estado creando su propio electorado e imponiendo en el país ciertas leyes islámicas como la denominada Ordenanza de Zakat y Usher de 1980, a la vez que la revolución iraní permitiría extender la influencia iraní sobre la comunidad chiita de Pakistán. Animados por el éxito de la revolución iraní, los chiitas reclamaron la exención de unos impuestos que se basaban en la jurisprudencia sunita a la vez que exigían que se aplicara la jurisprudencia chiita en asuntos personales. La agitación chiita en Islamabad obligaría a Zia a aceptar las demandas las citadas demandas.

Para contrarrestar la creciente influencia chiita, el general Zia apoyaría al grupo Sipah-e-Sahaba Pakistan (SSP) una organización deobandi anti chiita. La guerra de Irán contra Irak permitiría ampliar la financiación del SSP, particularmente por parte de Irak y Arabia Saudita. La división del SSP daría lugar a varias ramas separadas, alguna de ellas tan peligrosas como el Lashkar-e-Jhangvi -LeJ- (ejército de Jhangvi). Casi un 30 % de la actividad terrorista en Pakistán se puede atribuir al SSP y sus diversas ramas separadas y a grupos chiitas como Sipah-e-Muhammad (SMP), y se puede estimar en un 70% el terrorismo se trata de justificar en base a problemas sectarios o lingüísticos.

La invasión soviética de Afganistán en 1979 provocaría que los Estados Unidos y Arabia Saudita invirtieran cerca de seis millardos de dólares en la región con el fin de organizar, armar y entrenar combatientes contra los soviéticos. Miles de musulmanes pasarían por Pakistán para combatir la Yihad en Afganistán, y darían relevancia a los mullah en ambos países, mezclando las madrasas con el Kalashnikov, lo que reforzaría la posición de Zia contra el Partido del Pueblo y los chiitas.

Cuando en 1989 finaliza la yihad contra los soviéticos, los EE.UU. abandonan la región, y especialmente Pakistán, en manos de miles de muyahidines con experiencia de combate, que ocupan el vacío dejado por la retirada norteamericana. El servicio de inteligencia paquistaní, ISI (del inglés Inter Services Intelligence) trataría de sacar partido de los muyahidines no desmovilizados con dos objetivos: apoyar la lucha por la independencia en la Cachemira india y obtener profundidad estratégica en Afganistán.

La oleada de los años 90 es esencialmente étnica. El conflicto étnico paquistaní hunde sus raíces antes de la propia partición de la India británica, pero se incrementa notablemente durante la yihad afgana, para convertirse en la forma dominante de terrorismo en la década de los años noventa cuando supera a la violencia sectaria, y además se concentra en la región sur del país.

No menos importante es que la invasión norteamericana de Afganistán en 2001, con el apoyo del gobierno de Pakistán, provocaría la enemistad de los muyahidines árabes y los talibanes, y daría lugar al terrorismo que sufre actualmente las regiones de NWFP, FATA y algunas partes del Punjab. El empleo de drones sobre el territorio paquistaní y el asesinato de Bin Laden en Pakistán, en lo que se consideraba una violación del derecho internacional, crearía un clima de odio hacia EE.UU. y el Gobierno entre la población tribal y la población en general de Pakistán. El gobierno de Islamabad, dirigido por el general Musharraf, decidió alinearse con los EE.UU. contra los talibanes. La razón de esta decisión es dada por el dictador en sus memorias In the Line of Fire: "Analicé nuestro interés nacional. En primer lugar, la India ya había tratado de intervenir, ofreciendo sus bases a los EE.UU. Si no nos hubiéramos unido a los EE.UU., habría aceptado la oferta de la India. ¿Qué pasaría entonces? India ganaría una oportunidad de oro con respecto a Cachemira...En segundo lugar, la seguridad de nuestros activos estratégicos se vería comprometida. No queríamos perder o dañar la paridad militar que habíamos conseguido con la India al convertirnos en un estado con armas nucleares".

La participación de una superpotencia en la región volvió a dejar a Pakistán ante la cruda realidad de una nueva y creciente oleada de violencia terrorista. La actividad terrorista alcanzó sus puntos álgidos en este periodo después de la invasión de Wana en el año 2003 y posteriormente tras la incursión en la Mezquita Roja el año 2007. La violencia terrorista durante esta década fue indiscriminada y generalizada. La insurgencia creciente en Beluchistán añadiría una nueva dimensión nacionalista a este fenómeno terrorista.

Durante las últimas tres décadas, Pakistán ha sufrido una situación muy politizada, inestable e insegura. Después de la invasión de la coalición liderada por los EE.UU. y la "guerra" contra el terrorismo (2001-2011), se produjeron 36. 500 víctimas mortales y 28.000 heridos relacionados con terrorismo, tras 3,500 explosiones de bombas y 280 ataques suicidas. En la lucha contra el terrorismo han muerto 3.750 servidores públicos y 21.000 terroristas. Así, ningún país exterior, incluyendo las fuerzas de la coalición que están directamente involucrados en la guerra (EE.UU. y Reino Unido en particular), he sufrido más bajas que Pakistán. Además, la represión de las organizaciones terroristas por las fuerzas de la coalición y las porosas fronteras entre Pakistán y Afganistán ha permitido el flujo del terrorismo y la militancia de Afganistán a Pakistán, lo que hace que sea una de las regiones más volátiles del mundo.

Situación actual

A partir de 2007 y hasta 2014 se produce un aumento sustancial de los atentados terroristas y de las víctimas, produciéndose el punto álgido en 2009 con 3.816 atentados. Además, hay un cambio de escenario. El mayor número de incidentes producidos a partir de estas fechas es en la zona de la provincia fronteriza del Noroeste (NWFP), en Beluchistán, en los territorios tribales FATA, Punjab y la zona de Karachi.

2015 fue un año clave en la historia de Pakistán, cuando tanto el Estado como la sociedad adoptaron una posición firme contra el terrorismo. En 2015, el número de incidentes de terrorismo mostró un descenso del 48% respecto de los datos del año 2014, lo que supone el mayor descenso interanual desde 2007, cuando los militantes comenzaron a intensificar sus ataques contra el Estado y la sociedad paquistaníes.

Respecto a la amenaza interna, mientras Pakistán trata de gestionar las amenazas externas, dedica igualmente gran atención a los territorios de población pastún de las zonas FATA, porque consideraba que entre esta población se podría encontrar aliados potenciales de actores externos que buscaban desestabilizar el estado

Se pueden identificar varios periodos que han caracterizado al terrorismo en Pakistán:

Durante la década de los años ochenta, el terrorismo se produce esencialmente en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, al noroeste del país, tiene un carácter esencialmente urbano, sectario y su origen está en las acciones de la KGB y los servicios de inteligencia afganos, por un lado y en la inspiración de los grupos chiitas en la revolución iraní por otro. Las políticas islamizadoras del general Zia son clave en su desarrollo y su punto culminante se produce entre los años 1986 y 1988 cuando la yihad afgana finaliza su última y sangrienta fase.

Durante la década de los noventa, la violencia tiene básicamente un carácter étnico, y sectario. El centro de gravedad de los ataques terroristas se desplaza a Karachi, en el sur del país, es esencialmente urbana y su punto culminante se produce en los años 1995 y 1996, cuando los militares lanzan una operación para finalizar la violencia étnica y sectaria en Karachi.

Finalmente, desde el comienzo del presente siglo y hasta la actualidad, se produce un terrorismo esencialmente rural y tribal, especialmente en el cinturón tribal que rodea la frontera con Afganistán, Khyber Pakhtunkhwa, las zonas FATA, y Beluchistán. Nace con el apoyo paquistaní a la invasión norteamericana de Afganistán y alcanza sus puntos culminantes entre los años 2004 y 2010 (cuando se produce el mayor número de ataques terroristas y de victimas).

A veces se podría pensar que la supervivencia de Pakistán es casi milagrosa, pero la realidad es que los factores positivos superan a los negativos, y gracias a su equilibrio difícil pero eficaz, Pakistán representa más un factor de estabilidad para la zona que un riesgo inminente de fragmentación que en un país que es potencia nuclear sería difícil de tratar.

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