Estados Unidos impotente ante la malvada Corea

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República.com, 05.09.2017
Inocencio Arias, embajador (r) y ex representante permanente español ante la ONU

No estamos hablando de Trump. Nos estamos refiriendo a su país, muy poderoso pero no omnipotente. Ni Trump, ni Obama, ni Bush, ni Clinton pueden silenciar al coreano Kim.

Las razones son sencillas:

  • Seúl, la capital del próspero Sur, está solo a unas decenas de kilómetros del Norte. Tiene 10 millones de habitantes.
  • Estados Unidos no tiene una garantía del 100 por cien de que si ataca al bravucón del Norte y le da una lección va a acabar con todo su potencial mortífero. Esto es casi imposible. Washington  no conoce donde están todas las rampas de lanzamiento y, con su lejanía del campo de batalla, difícilmente podría destruirlas todas, a no ser que planchara literalmente el país con armas nucleares.
  • Si el armamento norcoreano fuera solo parcialmente destruido, Seúl sería salvajemente devastado incluso con armas convencionales. No haría falta la utilización de la atómica para que cayeran centenares de bombas sobre un núcleo muy habitado.

Por lo tanto, aunque los dirigentes estadounidenses repitan que Kim está pidiendo guerra, que Estados Unidos puede destruirlo en poco tiempo, que podría llegarle un ataque de una potencia inusitada, la situación no varía. No estamos en el caso de Irak en el que el astuto, y sin embargo mal calculador, Sadam Husseim no tenía ni la bomba atómica ni una ciudad apetitosa, capital de un aliado de Estados Unidos cerca de sus fronteras.

El chantaje de alguien que tiene la bomba atómica y escaso respeto por la vida humana es muy efectivo.

Trump es un bocazas, decir que puede embargar a cualquier país que comercie con Corea, es una sandez. ¿Va dejar de comerciar con China con quien Corea del Norte tiene 85% de sus intercambios? Ahora bien, el problema no viene de él. Kim, el coreano, ya era chulesco, amenazante con Obama y con Bush, fue entonces sancionado comercialmente y siguió desarrollando su armamento nuclear.

Las alternativas son escasas y desagradables, pero hay que estudiarlas.

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