Columna Infobae, 23.12.2018 Felipe Frydman, licenciado en Economía Política argentino (UBA), Master in Economics (U. de Boston) y embajador (r)
La renuncia del secretario de Defensa, Jim Mattis, explicitando sus discrepancias con el presidente Donald Trump tuvo una enorme repercusión. La política militar de los Estados Unidos influye no solo en los asuntos internos sino también a nivel internacional. En su carta, Mattis dice: "Mientras los Estados Unidos sea la nación indispensable en el mundo libre, no podemos proteger nuestros intereses o servir eficazmente en ese papel sin mantener alianzas fuertes y mostrando respeto por nuestros aliados". Jim Mattis fue elegido para desempeñar el cargo de secretario de Defensa por su prestigio personal, pero también por contar con la confianza de los altos mandos de las Fuerzas Armadas.
El Informe Nacional de Seguridad dado a conocer el año pasado expresa: "Está cada vez más claro que China y Rusia quieren un mundo consistente con su modelo autoritario, obteniendo el derecho de veto sobre las decisiones económicas, diplomáticas y seguridad de otras naciones". La misma frase se encuentra en el cuarto párrafo de la carta de Mattis agregando: "Para promover sus propios intereses a costa de sus vecinos, América y sus aliados". El Informe de Seguridad fue coordinado por la Secretaría de Defensa con el aporte de todas las agencias de inteligencia y seguridad de los Estados Unidos.
La aparición del informe provocó en su momento la reacción de Rusia y de China, negando los objetivos expansionistas y acusando a los Estados Unidos de crear un clima de hostilidad para fomentar la carrera armamentista. Los Estados Unidos acababan de anunciar un fuerte aumento del presupuesto militar y la intención de retirarse de los Acuerdos de No Proliferación de Misiles. Mattis sostiene: "Debemos ser resueltos y firmes en nuestra relación con esos países cuyos intereses están en una creciente puja con nosotros".
El secretario de Defensa sostiene que las políticas de Donald Trump son ambiguas y poco precisas con respecto a Rusia y China, y también respecto a otros países con regímenes autoritarios. Los miembros del Partido Republicano siempre promovieron una línea de confrontación para forzar cambios en los regímenes políticos, mientras que el Partido Demócrata basó su política en la persuasión y la cooperación para crear un ambiente favorable al respeto de los derechos humanos. Las medidas adoptadas por Donald Trump respecto a Cuba reflejan la posición republicana y en especial la del senador Marcos Rubio en representación del estado de Florida. En cambio, Donald Trump ha tenido durante la campaña electoral palabras elogiosas para el presidente Vladimir Putin y también en las sucesivas reuniones con el presidente Xi Jinping. Trump cuestiona la política comercial "depredadora" de China y ha impuesto aranceles adicionales a las importaciones pero no avanzó sobre el problema del Mar de China y la iniciativa "Una Franja una Ruta".
El vicepresidente Mike Pence, miembro conspicuo del Partido Republicano, ha sido consistente y claro contra las intenciones de China. El discurso pronunciado en la reunión de la APEC, Pence no ahorró vituperios para cuestionar las políticas expansionistas y la falta de libertades democráticas en China. Pence representa a sectores evangelistas que volcaron todo su apoyo para la elección de Donald Trump.
La carta de Mattis obliga a reflexionar sobre los alcances verdaderos de "tenemos que hacer todo lo posible en avanzar en un orden internacional que es más conducente a nuestra seguridad, prosperidad y valores" y el eslogan de campaña, "America First". Mientras el primero implica un compromiso e involucramiento, el segundo deja abierta la posibilidad de retraerse para concentrarse en los temas domésticos donde finalmente se deciden las elecciones.
La carta del secretario de Defensa ha abierto una brecha entre el presidente Trump, el Partido Republicano, incluyendo al vicepresidente Pence y al asesor en seguridad John Bolton y el Pentágono. Las discrepancias exceden las palabras. Los aliados de los Estados Unidos estarán obligados a reflexionar sobre los alcances del trabajo conjunto con los Estados Unidos, mientras Rusia, China y Turquía mostrarán su complacencia con la decisión de introspección que promueve el presidente Trump.
