Independencias en Asia durante la II Guerra Mundial

Artículo
Revista de Historia, 26.06.2017
Abraán Cajaraville-Resúa

Japón en Extremo Oriente logró imponerse no solo como potencia económica y militar sino también política desarrollando un ideario emancipador para los países asiáticos de sus metrópolis occidentales, crear el 'Gran Espacio Asiático de Colaboración Mutua', que salvando las diferencias sería como una “Unión Europea” para Asia y así cimentar la independencia Asiática y la expulsión de las grandes potencias que la colonizaban.

Las corrientes historiográficas más comunes han abandonado el estudio  mínimamente profundo del tema, dejando de lado la importancia real que tuvo y calificándolo de “colaboracionismo marginal” en las alusiones al respecto. Japón, al igual que Alemania, tubo importantes apoyos en los países ocupados y como sabemos la historia siempre es más severa con los vencidos, aunque ello signifique una falta de visión estricta, profunda y aséptica para un óptimo análisis.

No olvidemos que al estallido de la II Guerra Mundial en el Pacífico Japón no invade países en sí, si no colonias de Gran Bretaña, Francia, Holanda y Estados Unidos y bajo su auspicio tras expulsar a las fuerzas coloniales se logró la independencia para Vietnam, Laos, Camboya, Filipinas e Indonesia, así como intentarlo con Birmania e India.

A pesar de la imagen que podamos tener común de Japón como ocupacionista opresor existían fuertes movimientos de apoyo a las acciones japonesas contra sus potencias coloniales y  se llegó a formar unidades como el Ejército de Liberación Nacional de la India o el apoyo decidido y fervoroso de civiles pobremente armados en Birmania.

Si hablásemos estrictamente de colaboracionismo con Japón lo que sucedió en estos países no se ajustaría en ninguno de los casos mencionados a lo que se refiere el término, que solo sería aplicable al caso de China, pero era un país en guerra con Japón aunque no se llegase a declarar.

Calificar de colaboracionismo con el Imperio de Japón a movimientos que eran de base nacionalista y además con pensamientos ideológicos tan dispares como el Liberalismo conservador de Laurel en Filipinas, la monarquía de Bao Dai en Vietnam, el comunismo de Sukarno en Indonesia o el socialismo de Chandra Bose para la India no es ajustado.

Tan dispares ideologías son imposibles de englobar en un mero colaboracionismo con Japón tal y como lo entendemos comúnmente, que sería el establecimiento de un gobierno o fuerzas locales para mantener el control y la represión sobre la población a favor de las fuerzas ocupantes y sus pretensiones.

Más bien de lo que estamos hablando es de un apoyo mutuo para cada parte conseguir objetivos diferentes: Japón debilitar el poder colonial occidental y establecer un nuevo orden más favorable para ellos y en teoría más justo para el desarrollo de Asia y estos grupos nacionales, aplicando la premisa de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” usar el apoyo militar y la presión del Impero Japonés para lograr la expulsión de sus metrópolis dominadoras y comenzar así el camino de la emancipación.

Finalmente la guerra se irá poniendo en situación muy dificultosa para las fuerzas japonesas en el Pacífico y estas independencias se verán embotadas por la escasez de suministros, las requisas de guerra, los ataques aliados y la pérdida de esperanza en la victoria final.

Obviamente con la rendición de Japón estos países perdieron su apoyo militar y político clave y la derrota hizo borrar la primera que podríamos calificar como “independencia” de esos países, aunque como sabemos poco tardaron en reaccionar y liberarse de la vuelta de sus antiguos países colonizadores.

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