Desafíos del nuevo Canciller

Opinión
La Tercera, 02.02.2018
Juan Salazar Sparks, embajador (r) y director ejecutivo de CEPERI

Roberto Ampuero como Canciller refleja la idea del Presidente electo Piñera de imprimir cambios en la política exterior chilena. El escritor y agudo analista político, exembajador en México y exministro de Cultura, con estudios y larga estadía en el extranjero, tiene contactos en el mundo de la cultura, y será una figura “refrescante” para la conducción de la Cancillería.

Su desafío inmediato son los alegatos orales de la demanda marítima boliviana ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Hizo bien el Presidente electo en mantener al equipo encargado de la defensa, porque improvisar ante eventos inminentes habría sido una mala consejera. Sin embargo, a corto o mediano plazo, el futuro gobierno tendrá que examinar nuestra experiencia en la CIJ y, más que seguro, concluir que los fallos “en justicia” (y no en derecho) nos perjudican. De ser así, habrá que denunciar el Pacto de Bogotá (jurisdicción obligatoria de la CIJ), cuestionar la estrategia basada exclusivamente en lo jurídico (sin enfoque diplomático), e introducir cambios en el equipo.

Otro desafío suyo será mostrar un liderazgo más fuerte que su antecesor en el tema de la democracia y los derechos humanos. Que la Presidenta no haya recibido a las esposas de los presos políticos, o bien, que la diplomacia chilena sea un acompañante a ultranza en el diálogo dictadura-oposición democrática, significa desconocer los principios básicos de nuestra política exterior. Chile tiene que alinearse con otros países en contra de la dictadura de Maduro, mostrando un perfil mucho más activo en la OEA y el Grupo de Lima.

Detrás del laberinto venezolano está la mano siempre apretadora de La Habana. La inteligencia castrista maneja a Maduro, a los cuadros políticos chavistas y a las FF.AA. de ese país (”Cubazuela”). La cuestión de fondo para los cubanos no es la democracia, ni la economía, o siquiera la estabilidad de Venezuela, sino cooptar a ese importante país. De allí que la “puerta a golpear” no es Caracas sino La Habana.

También es su desafío que Chile vuelva a ser un actor en la integración regional. Los mayores enemigos de tamaña empresa son, por un lado, el ideologismo del Foro de Sao Paulo, Socialismo del Siglo XXI y países del ALBA y, por el otro, el proteccionismo que aún subsiste en el continente (antes Brasil y ahora la influencia negativa de EEUU). El multilateralismo seguirá siendo muy relevante para países medianos y pequeños como Chile. No solo habrá que persistir en la buena acción de gobiernos anteriores sino cumplir compromisos como la organización de la cumbre de la APEC de 2019 (somos anfitriones). Pero también hay que desligarse de ciertos organismos internacionales (Movimiento No Alineado); rever nuestra postura en algunas instancias regionales (CELAC, CEPAL, Unasur); y revisar las relaciones con determinados estados desestabilizadores (Corea del Norte, Cuba, Irán-Hizbulá, Venezuela).

Finalmente, Roberto Ampuero tiene la oportunidad de efectuar la reforma estructural de la Cancillería, a fin de modernizar el servicio exterior chileno mediante su total profesionalización: funcionarios especializados, permanentes y ajenos a la contingencia gubernamental, y sin injerencia de operadores políticos.

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