Katrín Jakobsdóttir: La joven primera ministra que intenta estabilizar Islandia

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La Vanguardia, 16.12.2017
Gloria Moreno
  • La nueva ‘premier’ de Islandia tiene 41 años, es ecologista, feminista y la política más valorada por los votantes

Katrín Jakobsdóttir: La joven primera ministra que intenta estabilizar Islandia

Con sólo 41 años, la líder del Movimiento de Izquierda Verde, Katrín Jakobsdóttir, es la nueva primera ministra de Islandia. Firme defensora de las mujeres y de la causa ecologista, es la política más valorada por los votantes y un motivo de esperanza para su país que, en los últimos cuatro años, ha sufrido dos adelantos electorales a raíz de distintos escándalos.

Su talante joven, afable, natural, tiene encandilados a los islandeses y también despierta gran interés en el extranjero. Sorprende la sencillez de sus gestos, de su comportamiento, de su manera de vestir.

Su talante joven, afable, natural, tiene encandilados a los islandeses y también despierta gran interés en el extranjero

No hace falta buscar mucho en Google para toparse con una foto en la que se la ve dando de mamar a su bebé en el sofá de su casa. Al lado, el segundo de sus tres hijos, mira a la cámara mientras bebe (o juega) con un vaso. Es sólo un ejemplo, una imagen cotidiana más en la ­vida de una mujer común, que, como tantas otras, trata de compaginar su carrera con el cuidado de sus niños.

En Islandia las mujeres lo tienen más fácil. Empezando con el permiso parental, que dura nueve meses y que el padre y la madre se pueden dividir a partes iguales. Aun así, la igualdad nórdica aún tiene puntos en los que mejorar. Y esta es, precisamente, una de las prioridades que la recién elegida mandataria se propone abordar en la legislatura que comienza.

Lo declaró el mismo día de su nombramiento al considerar “realmente raro” que ella sea sólo la segunda mujer de la historia de Islandia que ocupa el cargo de primera ministra. La primera fue la socialdemócrata Jóhanna Sigurðardóttir, que lideró el Ejecutivo entre el 2009 y el 2013, justo después de la crisis. “Yo debería ser la número 15 o así. De hecho, para rectificar esta injusticia deberían sucederme quince mujeres consecutivas”, añadió.

Nacida en 1976, la nueva premier proviene de una familia de poetas, humanistas y también algún que otro político. Sin ir más lejos, sus dos hermanos mayores, Ármann y Sverrir Jakobsson, que son gemelos, enseñan literatura e historia, respectivamente, en la Universidad de Islandia.

Tras las elecciones, el Partido Socialdemócrata y los verdes se aliaron y Katrín se convirtió en ministra de Educación, Ciencia y Cultura, además de ocupar la cartera de Cooperación Nórdica

Ella misma optó por la carrera de Filología Islandesa, durante la que, de paso, también se especializó en francés y, en 2004, obtuvo su máster en literatura con una tesis sobre el famoso escritor de novela negra Arnaldur Indriðason. Para variar, su marido, Gunnar Örn Sigvaldason, es filósofo. Hace unos años, ambos tradujeron un libro sobre cómo educar en la conciencia ecológica a los niños. Lo cierto es que la pasión por las letras es algo común en Islandia, donde suele decirse que hay un poeta en cada familia.

Una vez terminada la carrera, Katrín se dedicó durante unos años al mundo de la comunicación. Pero, en el 2007, su recorrido profesional dio un giro, al entrar por primera vez en el Parlamento. Un año más tarde, el estallido de la burbuja financiera provocaba la dimisión del Gobierno, entonces dirigido por el conservador Partido de la Independencia.

Tras las elecciones, el Partido Socialdemócrata y los verdes se aliaron y Katrín se convirtió en ministra de Educación, Ciencia y Cultura, además de ocupar la cartera de Cooperación Nórdica.

Fue en esta época cuando sus cualidades empezaron a brillar. En un momento de enormes dificultades, en medio de un gran pesimismo social y mucha rabia por lo mal que los políticos habían gestionado el país, la líder ecologista simbolizaba la savia nueva de una generación de políticos capaces de renovar la nepotista y vieja política de siempre.

Entre otros puntos a su favor, gustó el carisma con el que colocó la cultura como parte de la solución en la reconstrucción del país.

Ahora, no obstante, el cargo que asume es mucho más ambicioso. Katrín no lo tendrá fácil. Es de valorar la capacidad de diálogo que ha demostrado al lograr un insólito acuerdo de gobierno con dos formaciones que, en muchos aspectos, son antagónicas a la suya, el Partido de la Independencia y el Partido Progresista, ambos de corte conservador y, sobre todo, situados en el centro de los últimos escándalos que han sacudido la escena política islandesa.

Desde luego, no era la alianza que buscaba. Pero, tras fracasar en sus negociaciones con las principales fuerzas de la izquierda, la ecologista ha optado por el realismo y también por la responsabilidad en medio de un panorama político extremadamente fragmentado.

Tras su dulce sonrisa y cara de niña buena, Katrín demuestra madurez, capacidad de consenso y pragmatismo. Pero no todos aprueban su decisión. Dos diputados verdes ya han manifestado públicamente su descontento. Esto no le ha impedido asumir el cargo. Lo que está por ver es hasta cuándo.

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