La demanda boliviana y la relación chileno-peruana

Carta
OpinionGlobal, 11.05.2015
Matías Faúndez, cientista político (U. Diego Portales)

La relación diplomática entre Chile y Perú ha tenido altos y bajos a lo largo de su historia. Si bien estas relaciones se han materializado en varios tratados sobre cuestiones territoriales y marítimas, no deja de existir siempre la posibilidad de una crisis bilateral. Hasta ahora se ha podido no sólo sacar adelante las relaciones con el vecino del norte sino también integrar espacios latinoamericanos donde las relaciones entre ambos países está presente, como son los casos de la Alianza del Pacífico, APEC, Celac, OEA, TPP, y la Unasur.

Después de la Guerra del Pacífico, el Tratado de Ancón fue el primer paso para reconstruir la paz entre los dos países. Posteriormente, cuando se definió que Chile quedaría en posesión de la Región de Tarapacá y que las provincias de Tacna y Arica quedarían en soberanía chilena por diez años, para luego definir su futuro a través de un plebiscito, vino el Tratado de 1929, en el que se fijan los límites entre Chile y Perú. En ese tratado se estipuló, asimismo, que si alguno de los dos países tenía planes de ceder todo o parte de la soberanía acordada a terceros (Bolivia), ello debía materializarse mutuo acuerdo entre las Partes Contratantes del Tratado.

Lo anterior quiere decir que, en caso de existir una situación en que Chile estuviese evaluando la cesión de soberanía en esos territorios, necesariamente tendría que consultar a su contraparte. Tal como lo pretende ahora la demanda boliviana ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya de que Chile ceda soberanía a Bolivia, Perú debería ser consultado para dar su aprobación al respectivo acuerdo.

Con esa misma lógica, se produjo la negociación de un proyecto de acuerdo entre el Presidente de Chile Augusto Pinochet y el Presidente de Bolivia Hugo Banzer. En esa oportunidad, Pinochet estaba entablando conversaciones y planes para una posible cesión de soberanía marítima a Bolivia, ante lo cual Perú presentó una contrapropuesta inaceptable para Chile, que determinó que las conversaciones entre Pinochet y Banzer quedaran inconclusas.

El acercamiento presidencial chileno-boliviano había resentido la implementación de las clausulas pendientes del Tratado de 1929, puesto que fue en aquel contexto que la posición de Perú jugó un papel importante en el término de las relaciones bilaterales entre Chile y Bolivia. Si bien en la actualidad no hay relaciones (diplomáticas) entre Chile y Bolivia (más allá de las meramente consulares), la verdadera problemática se plantea con el Perú.

Chile y Perú tienen una relación comercial muy fuerte y varias medidas de confianza mutua (MCM). Las MCM tienen como foco el mayor entendimiento entre los países y evitar el uso de la fuerza como amenaza hacia otro Estado (Caro, 1995 en Faúndez, 2014), ya que entre Chile y Perú se han sucedido varias crisis en el curso de sus relaciones bilaterales. Borawski (Montoya, 2013) define a las MCM como mecanismos para aumentar el conocimiento mutuo y el entendimiento militar entre los países. La Junta Interamericana de Defensa plantea que las MCM tienen el propósito de prevenir situaciones de crisis y conflictos, tratan de fortalecer la paz y la seguridad y contribuir a tener relaciones más estables entre las naciones (Montoya, 2013).

Chile y Perú tienen un amplio trabajo en cuanto MCM. Estas se materializan en: ejercicios combinados entre FF.AA; reuniones bilaterales entre FF.AA; intercambio de informaciones entre el Comando Conjunto de las FF.AA del Perú y el Estado Mayor Conjunto de Chile; conferencias bilaterales de inteligencia, entre otras (Montoya, 2013). Sin embargo, el trabajo en mantención y de estrechar la confianza se ve mermado por situaciones que han tensionado las relaciones entre ambos países. Por ejemplo, la instalación de un puesto de vigilancia de la Infantería de Marina Chilena cercano al Hito 1 entre Chile y Perú, generó molestia en el gobierno peruano y hasta una manifestación frente al puesto por parte de ciudadanos peruanos (Emol, 2001).

Últimamente se han destapado episodios de espionaje de Chile a Perú, que habrían ocurrido en 2006 y 2011. Los hechos consistían -básicamente- en la entrega de información de parte de suboficiales de la marina peruana a oficiales de la Armada de Chile (La Nación, 2015). El último acontecimiento tuvo como repercusión la retirada del Embajador peruano en Chile y un rechazo formal de estas acciones por parte de Perú. El episodio anterior ocurrió en el 2009, cuando un funcionario militar de la Fuerza Aérea del Perú fue descubierto vendiendo información secreta a las Fuerzas Armadas chilenas (El País, 2009). Se le suma a ello el incidente generado por los dichos antichilenos del ex General peruano, Edwin Donayre, quien declaró que todo chileno que entrara al Perú saldría en cajones o en bolsas plásticas (La Nación, 2008).

Finalmente, se puede interpretar la demanda presentada ante La Haya por parte del Perú a Chile como un episodio tenso debido a la repercusión interna que tuvo en cada país. Si bien fue un acto conforme al derecho internacional, logró tensionar las relaciones o, al menos, alcanzó a exacerbar sentimientos nacionalistas entre ambas países. Y, obviamente, la demanda dejó un sabor amargo en la opinión pública chilena,  pues Chile era el único que tenía algo que perder como se demostró al final con el fallo.

A luz de todo esto, los ánimos no estarían de lo mejor entre Chile y Perú, siendo una necesidad el volver a consolidar la amistad de manera real y más estable. Recién el día 28 de abril se comunicó la satisfacción por parte del gobierno peruano con la actitud chilena en cuanto al problema de espionaje y, paralelamente, se comunicó que su embajador volvería a tierras chilenas.

Debido a la posición estratégica que posee Perú, toda vez que Bolivia intente obtener una salida soberana al mar estaría abarcando la incumbencia de tres países. Ante la primera negativa de Perú con respecto a una sesión territorial chilena hacia Bolivia en Charaña, parece lógico pensar que Perú no quiere perder sus fronteras con Chile, lo cual nos deja en una compleja encrucijada: la presión de Bolivia por una salida soberana al mar y una negatividad de Perú a dejar de limitar con Chile. Con todo, en los planes de Chile no está todavía la idea de ceder soberanía a nadie.

Actualmente, se está esperando la respuesta de la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) en cuanto a si es competente con respecto a la demanda interpuesta por Bolivia para una negociación para una salida soberana al mar, lo que podría traer más problemas para la relación chileno-peruana. Esto complica la posición de Chile, ya que Bolivia y Perú tienen exigencias y posiciones diferentes.

Todo lo anterior hace que se planteen varias dudas respecto lo que pasará en la relación vecinal en el futuro próximo. ¿Qué pasará si la CIJ se declara competente y cuál será la reacción de Chile en ese caso? ¿Cómo preparará Chile el camino hacia un litigio que puede durar años? ¿Cuál será la estrategia chilena frente a Perú en caso de verse forzado o inducido (por la CIJ y la presión internacional) a negociar con Bolivia? Las respuestas a estas dudas deben ayudar a dilucidar el camino que debería tomar Chile ante escenarios que no le son favorables. En cambio, en caso de que la CIJ se declare incompetente, la situación de Chile no variará y, al menos por el momento, el estado de sus relaciones bilaterales con Perú permanecerá igual.

Por ahora, solo se puede vaticinar lo que se viene con respecto al fallo del tribunal, como también lo que se generaría a nivel regional si se creara el precedente de una modificación fronteriza.

1 Respuesta

  1. La solución es fácil, otorgar a Bolivia un enclave en territorios que fueron bolivianos como pueden ser en Antofagasta o Calama; La táctica errada de Chile siempre ha sido el querer involucrar a Perú y no afrontar este problema de manera sincera y directa con Bolivia, esta táctica solo complica el problema pues Tacna y Arica son ciudades complementarias y ni Chile ni Perú quieren perder su frontera común, además Perú no tiene nada que ver en este entuerto pues no invadió a nadie, no quito territorio a nadie y no le debe nada a Bolivia ni a Chile.

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