La industria del Cobre en Chile: ¿Es sostenible en el largo plazo?

Jaime Undurraga M.[1]

Si elevamos la mirada y tratamos de analizar la sostenibilidad en el largo plazo  de una industria tan vital para Chile como la del Cobre, esta pregunta tiene más importancia de la que podemos pensar a primera vista, como veremos. El Cobre seguirá siendo la “viga Maestra” de nuestra economía en 50 años más, de acuerdo a todos los estudios disponibles.

¿Cómo abordar el tema?

En primer lugar, fijaré una mirada a 50 años, lo que para la industria del Cobre de gran volumen no es mucho más que el horizonte que utilizan para evaluar económicamente el retorno de sus enormes inversiones.

La difícil tarea de imaginarse el futuro.

No cabe duda que el futuro en 50 años más va a ser muy distinto de la situación actual. Por tanto deberemos utilizar también una manera distinta de enfocar el tema.

Tratar de proyectar el futuro para cualquier empresa significa hacerse cargo no sólo de los riesgos, que son en alguna medida anticipables y medibles, sino también de las incertidumbres, que serán mayores aún. Y la incertidumbre no es medible. El futuro a largo plazo está lleno de elementos cualitativos que no podemos medir pero que sabemos que pueden ocurrir.

Está claro hoy en día que no todo lo importante se puede medir, ni todo lo medible es importante.

Por tanto, el ejercicio de analizar si la minería será sostenible en 50 años más está lleno de ambigüedades.   Es un ejercicio complejo pero necesario, que requiere la capacidad de detectar las características cambiantes del contexto en que opera la industria; de la revisión de su modelo de negocios; en fin, de pensar el tema de una manera a la cual la industria no está muy acostumbrada. Ese es el desafío.

El Contexto Global.

Para tratar de visualizar el futuro en el largo plazo, debemos tomar en cuenta  los grandes cambios que se pronostican para dicho período de tiempo. Entre ellos se pueden mencionar: el aumento importante de la población mundial (11 billones aproximadamente); cambios en la distribución de la riqueza mundial (actual situación no es sustentable); cambios importantes en los padrones de producción y consumo; creciente demanda por bienes y servicios de naturaleza ambiental; mayor demanda social a las empresas productivas; y el fin de las externalidades negativas de la producción, entre otros.

Todos estos cambios sabemos que van a producirse pero no sabemos bien cómo lo harán.

De todas maneras creo que en el futuro estaremos de todas maneras frente a dos grandes desafíos generales: el Medio Ambiente y el Empleo. El primero tiene que ver con el capital natural que será la base de la sustentabilidad futura de nuestra sociedad. El segundo tiene relación con la estabilidad social. No se trata sólo de un problema económico. Es mucho más profundo.

Pero algo malo ocurre con los pronósticos. En los primeros 15 años de este siglo, ya hemos visto 6 crisis globales no previstas y mal manejadas: la de la pobreza; la financiera; la crisis de los precios de los alimentos; la crisis ambiental relacionada con el cambio climático;  la del empleo; y las de las migraciones. Todas ellas son manifestaciones claras de la creciente dificultad que tenemos para anticipar escenarios con los métodos tradicionales. O, a lo mejor, de nuestra incapacidad para revisar modelos mentales que ya no están funcionando como solían hacerlo.

Pareciera ser que las herramientas de análisis usualmente utilizadas para realizar este tipo de predicciones han demostrado ser cada día más ineficaces. Me parece que los economistas van primero en la fila. Los modelos de negocios en que nos formaron aparecen cada día más obsoletos.

El Cobre y el futuro de Chile

Para tratar de contestar cuán sostenible es la industria minera del Cobre en el Chile del futuro, es necesario ubicarnos en la importancia de la misma en el Chile de hoy y en sus proyecciones a largo plazo.

Siempre se ha hablado del Cobre como la Viga Maestra de nuestra economía. Y es verdad. Es más, seguirá siendo verdad en el largo plazo también.

Ha sido la mayor fuente de divisas para el Estado. Tomando en cuenta cifras del 2011, más del 20% de los ingresos fiscales provenían de los impuestos al sector productor de Cobre (12 mil millones de US$). Chile es el principal productor de Cobre del mundo, con casi los 6 millones de toneladas anuales (un 32% del total mundial). Emplea a más de 200.000 personas, de las cuales un casi 70% son empresas contratistas de las gran minería. Por tanto su impacto es importante también en la generación de empleo indirecto.

Si el aporte del Cobre a las arcas fiscales se redujera a la mitad de lo actual, manteniendo el mismo gasto público, habría que subir el IVA al 23% y el impuesto de primera categoría a 35% para poder financiarlo. La industria del Cobre no sólo ha permitido financiar la mayor parte de las reformas y desarrollo de las políticas públicas de los últimos 30 años sino que, además, ha permitido que los chilenos paguen menos impuestos. Y ha sido fundamental para mantener los equilibrios fiscales de las últimas décadas, con todas sus positivas consecuencias.

Pero un dato tremendamente relevante es que, en 50 años más, seguirá siendo cerca del 50% de nuestras exportaciones. [Los datos mencionados son sacados del libro de Patricio Meller La viga Maestra y el Sueldo de Chile. Mirando el futuro con los ojos del Cobre, Uqbar Editores , 2013]

Si hiciéramos el ejercicio de ciencia ficción de eliminar el Cobre de la realidad chilena, Chile volvería a ser un país de US$6-7000 per cápita.

Los productores de Cobre en Chile.

Habiendo descrito en general algunas de las tendencias que marcarán nuestro futuro en el largo plazo (y a veces no tan largo) quiero situarme en la mirada de una empresa productora de Cobre de gran volumen en Chile. ¿Cómo puede encarar el problema? Está claro que no con las herramientas tradicionales que todas las empresas han utilizado hasta ahora.

Me parece que un camino correcto para este análisis es tratar de lograr que no sólo la empresa sea sostenible, sino que todo el territorio donde opera sea sustentable. No sólo la empresa debe ser competitiva sino también el territorio en que está inserta. No hay que ser profeta para determinar que una empresa rica en un vecindario pobre no es sostenible ni en el mediano ni en el largo plazo.

Creo que no se trata de extrapolar la situación de las empresas mineras  ni se trata de planificar las acciones futuras. Por lo visto, esa metodología no nos conducirá a nada relevante. Debemos preguntarnos cuán válido sigue siendo el modelo de negocios de la industria minera en Chile; ¿Será posible seguir desarrollando yacimientos o expandiendo su producción de la misma manera que lo hemos estado haciendo en los últimos 50 años? Creo que no. Me atrevo a pronosticar que el último yacimiento desarrollado de esa manera en Chile será Caserones, en la III Región, perteneciente a una empresa japonesa. Ya no estamos frente a dificultades de tipo técnico o “duras”, sino a dificultades de tipo cualitativas o “blandas”. El Medio Ambiente, las relaciones con las comunidades, las externalidades negativas, son todas variables que acrecientan su importancia para la decisión y viabilidad de cualquier proyecto minero de ahora para adelante.

Siempre me ha llamado la atención la paradoja existente en Chile respecto de la industria del Cobre. Siendo lo fundamental que es para la vida de todos los chilenos, casi nadie sabe cómo se saca Cobre de una roca; todos critican su manera de operar; prácticamente nadie la defiende (basta observar la implantación de dos royalties); y la misma industria ha demostrado una incapacidad abismante de comunicar correctamente lo que hace a todo el país, pese a los recursos con que cuenta.

Para una industria tremendamente conservadora en sus procesos, en sus prácticas operacionales y en sus visiones del negocio en general, la necesidad imperiosa de flexibilidad para enfrentar los escenarios futuros será uno de los mayores desafíos.

Otro tema que anotamos pata tener en cuenta es la asimetría existente entre las empresas mineras de gran volumen y sus comunidades vecinas. Si hoy es enorme, con la manera tradicional de desarrollar sus operaciones, en el futuro va a ser mucho mayor. Las rentas de las empresas van a seguir creciendo y la de las comunidades no. Sabemos  que las políticas públicas no son ni serán suficientes para atacar este problema con la velocidad requerida. No se tratará de disminuir dicha asimetría en términos monetarios, lo cual sería imposible. Si no más bien disminuir la asimetría en términos de calidad de vida; que las comunidades vecinas noten concretamente que su vida mejora paso a paso y en forma sistemática gracias a la presencia y prácticas de estas empresas. Pero no sólo que ello ocurra así, sino también que lo perciban así.

Los “Building Blocks” del negocio minero en Chile.

Siguiendo con el ejercicio de contestar cuán sostenible es la industria minera chilena de Cobre en los próximos 50 años, es necesario tratar de determinar los elementos fundamentales que hacen posible el negocio minero y que van a seguir existiendo y siendo necesarios en el futuro, para proyectarlos en el  largo plazo. Determinar dónde se observan  o se esperan mayores problemas y qué se puede hacer para anticiparlos en términos generales.

1.- Los recursos geológicos: es la única certeza que podemos anticipar en el largo plazo. Han estado en el suelo por millones de años y van a seguir estando ahí.

2.- El Recurso Humano: habiendo recursos económicos siempre habrá la posibilidad de su formación de acuerdo a las necesidades de la industria.

3.- La Energía: me parece que podemos anticipar la existencia de capacidad de generación suficiente en las próximas décadas, dado el potencial de generación que el país tiene. Está claro que es un problema aún no resuelto pero me atrevería a augurar una solución en el futuro.

4.- Las Comunidades Locales: será cada vez más un elemento fundamental para la viabilidad de los proyectos, incluyendo al menos la mejor calidad de vida, la competitividad del territorio y la eliminación de las externalidades negativas.

5.- El Medio Ambiente: se puede anticipar un escenario cada vez más restrictivo para el tipo de operación actual. La gestión ambiental, la exigencia de procesos más limpios, el aumento de las regulaciones y la presión sobre los recursos naturales, como el agua, el aire y el suelo, serán parte de estas restricciones. No será la primera vez ni la última que una industria se vea obligada a cambiar sus prácticas por razones externas del entorno donde opera. Ni tampoco será primera vez que las empresas deban adaptarse para seguir compitiendo o morir.

6.- El Agua: será un insumo cada vez más crítico pero solucionable mediante la utilización de agua de mar. Proceso que ya están utilizando algunas empresas mineras hoy en día.

7.- Las Tendencias Sociales: sin duda nos encontraremos frente a fenómenos sociales más amplios, a sociedades cada vez más conectadas y a nuevos ciudadanos. Sin duda es una variable muy incierta en cuanto a sus manifestaciones pero muy real en cuanto a su existencia.

8.- La Demanda: ¿Seguiremos asistiendo a un crecimiento lineal de la demanda en 50 años más? ¿Cómo será el comportamiento de los mercados? ¿Qué presiones ambientales recibiremos de nuestros compradores? Todas situaciones que obligarán a la industria a mantener una gran flexibilidad para adaptarse a un mercado cambiante en varios sentidos.

9.- Los Procesos Productivos: en este elemento incluimos la Investigación y Desarrollo; la automatización; las recuperaciones metalúrgicas; la escala de los equipos mineros; los procesos de fundición; y los desechos mineros, al menos.

Si discutiéramos sobre estos “building blocks” y su futuro, podemos imaginarnos de antemano cuáles de ellos podemos mejorarlos cambiando las prácticas habituales de operación, y – eventualmente - los modelos de negocio y cuáles de ellos podemos optimizarlos; y para cuáles de ellos aún no tenemos respuesta, pero que la industria tendrá que encontrarlas necesariamente en el futuro. O el País como tal deberá tomar decisiones importantes al respecto, como veremos.

El Talón de Aquiles de la sostenibilidad de la industria del Cobre en Chile

De todos los elementos fundamentales mencionados, el gran obstáculo que podemos visualizar a futuro para la sostenibilidad de la industria en Chile es el de los desechos o relaves mineros.

El espacio para depositar los relaves mineros de la industria es absolutamente esencial para las operaciones de gran volumen. Sin dicho espacio no es posible producir con la tecnología actual. Así de simple.

Por otra parte, podemos observar que entre la III  y la VI Región del País se encuentran las mayores reservas de Cobre conocidas hasta ahora. Unos 46 millones de toneladas de Cobre Fino estimadas. Pero al mismo tiempo en esa misma franja del territorio se encuentra el 60 % de la población del y el 24% de las explotaciones agrícolas del País; el cual presenta además  un angosto territorio disponible.

Por tanto es absolutamente esperable una creciente competencia por el territorio entre diversos actores que habrá que dilucidar de alguna manera. Veremos a la industria, los agricultores, el turismo y las concentraciones urbanas luchando legítimamente por un territorio cada vez más escaso.

Por ejemplo, si uno observa los planes de expansión de la División Andina de Codelco, que constituye su más importante proyecto estructural para la proyección futura de dicha empresa, su capital más importante y que haría viable el proyecto, es el hecho que ya cuenta con un tranque de relaves en la zona de Colina que le permite estudiar la expansión de sus operaciones. Sin eso, sería difícil imaginarse una discusión ambiental para instalar un nuevo tranque de grandes características en la zona central, a menos de 100 kms de la Plaza de Armas de Santiago. Lo mismo ocurre con el yacimiento Los Bronces de Anglo American, que también tiene su tranque de relaves en la misma zona.  Pero al ampliar sus operaciones, la capacidad de dichos tranques de relaves se acorta en su vida útil en unos 15-20 años. ¿Y después?

Por tanto, estimo que este es uno de los mayores problemas que visualizo para el futuro desarrollo económico del País. Parece pedestre, pero sus consecuencias son exponenciales por todas las razones expuestas en este artículo. Si no logramos solucionar esta disputa por el territorio, quiere decir que no tenemos las reservas de Cobre que se han detectado, sino mucho menos, porque no habrá cómo procesarlas todas. Y, por tanto, de ello dependerá qué industria del Cobre tendremos en 50 años más, entre otros factores aún desconocidos.

Por lo mismo, me parece que la industria del Cobre en Chile deberá gastar sumas importantes – que nunca ha hecho – en materia de Investigación y Desarrollo de nuevos procesos que modifiquen sustancialmente el modelo actual de su negocio.

Una consecuencia importante de este problema, es que por primera vez el país deberá discutir el  futuro de su industria más importante no desde  una postura política, como ha sido lo tradicional (la de la propiedad del recurso), sino que dependerá de cómo soluciona un proceso de producción.

Si no lo hace, tendremos otra industria y otro País que el que pensamos para el futuro.

[1] Abogado, consultor de empresas y colaborador regular de OpinionGlobal.-

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