La maldición del Tweeter

Columna
El Montonero, 05.01.2018
J. Eduardo Ponce Vivanco, embajador (r) y ex viceministro de RREE peruano

Sabemos que la fortaleza de nuestra economía depende de los precios de los metales y otras exportaciones vitales, pero no estamos conscientes del impacto que la inseguridad mundial puede tener sobre el Perú. El aislamiento geográfico de América Latina es una clara ventaja con una importante desventaja: la marginalidad geopolítica que en circunstancias críticas condiciona el comportamiento de la economía global. Por encima de las calamidades de la política nacional, estamos esperanzados en el dinamismo simultáneo de los mercados comerciales y financieros más importantes; y damos por sentado que todo seguirá bien, que no se darán situaciones que transtornen un entorno tan prometedor.

Sin embargo, el embrutecedor Tweeter es el teatro de una guerrilla de agresiones entre el septuagenario presidente Trump con el desquiciado monarca norcoreano Kim Jong Un, seis años menor que el primogénito de la “dinastía” trumpiana. El caricaturesco Mariscal y Líder Supremo provoca a su archienemigo Donald recordándole que “el botón nuclear siempre está sobre mi escritorio”, y que sus misiles solo esperan la orden de su dedo para alcanzar territorios cercanos, como Guam o Hawái, si es que no las costas continentales de EE. UU.

Como cualquier adolescente, Trump responde invitando a que alguien de ese “régimen hambriento y agotado” informe a su amo que “yo también tengo un botón nuclear, pero que el mío es mucho más grande y poderoso que el suyo, y que, además, mi botón (sí) funciona”. Poco antes dijo que soldados norcoreanos se fugan a Corea del Sur y que “por primera vez el hombre de los cohetes quiere hablar con los surcoreanos”. De igual a igual, el presidente de EE. UU. y el sicopático Kim juegan al Nintendo con amenazas nucleares vía Tweeter. Gracias a esta red, mensajes de 140 letras nos acercan al viejo recuerdo de Hiroshima y a las explosiones atómicas en un continente que es motor de la economía mundial.

Tweeter es el vehículo ideal para que estos irresponsables mandatarios se insulten con bravuconadas juveniles. No sorprende de Kim, pero indigna que una sociedad que tantos consideran modelo de institucionalidad democrática tolere que su presidente ridiculice a sus instituciones. La diplomacia del Departamento de Estado ha sido condenada a la irrelevancia. El secretario Tillerson es sistemáticamente humillado por su presidente, a quien le divierte contradecir las posiciones internacionales que asume, sin el temor de que renuncie a un cargo que ha dejado de ser importante en los Estados Unidos.

Pero el sainete nuclear Trump vs Kim es una amenaza real para Corea del Sur y Japón, además de poner en aprietos a China. A pesar de tener la llave para disciplinar a un vecino totalmente dependiente, Pekín solo observa el deterioro de una crisis que acrecienta su poder frente a Washington, Tokio y Seúl. No solo hablamos de países claves para las exportaciones peruanas, sino también de megalómanos que juegan con sus “botones nucleares” y pueden provocar un conflicto que congelaría la economía mundial (tan pronto se suspenda la reconexión intercoreana después de los juegos olímpicos de invierno en la Corea democrática, a punto de empezar).

Lo único que el Perú puede hacer al respecto es contribuir a que los mecanismos de seguridad colectiva de las Naciones Unidas conjuren estas y otras amenazas que Trump siembra con decisiones fortuitas, como el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel. El grano de arena que podemos aportar es la instrumentación inteligente y profesional del asiento que temporalmente tenemos en el Consejo de Seguridad de las NN. UU., desde el que Torre Tagle hará lo posible para ayudar a conjurar una situación que terminaría con nuestras ilusiones de recuperación económica.

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