‘Las raíces de la conflictividad con Bolivia son anteriores a 1842’

Entrevista [Sergio Villalobos, Premio Nacional de Historia]
El Mercurio, 18.06.2017
Daniel Swinburn

El historiador publica un polémico y breve texto con el que quiere poner de relieve aspectos del pasado que, a su juicio, no han sido debidamente estudiados para enfrentar los conflictos territoriales actuales con el país vecino.
Sergio Villalobos ha ido desarrollando en los últimos años un perfil de historiador polemista, que ha sacado su figura de la comodidad de las aulas y los archivos, para entrar de lleno en el compromiso político en causas que él considera esenciales, como el conflicto mapuche y las contiendas territoriales con Perú y Bolivia. Lo hace con publicaciones que no dejan indiferente a nadie y que expresan su opinión abiertamente, aunque siempre buscando justificar sus juicios en los hechos y, en ocasiones, avanzando en la investigación de los temas. Ahora es el turno de Bolivia, con su libro "Bolivia un vecino molesto" (Universidad San Sebastián), en el que -sin caer propiamente en la diatriba- hace un duro juicio del destino histórico del país altiplánico. De paso, quiere remarcar la importancia que tiene para el trabajo diplomático chileno ante La Haya, el estudio detallado de los siglos XVI al XVIII, y no acotar el tema histórico solo a los años posteriores al nacimiento de las repúblicas.

-¿Qué motivaciones tuvo en cuenta para escribir este libro y a quién va dirigido?

"Las relaciones con Bolivia ofrecen aspectos constantes que ha sido necesario remarcar, porque significan un inmovilismo mental en el pueblo del Altiplano. Por siglos ha existido una vocación por vivir en las alturas y una falta de orientación hacia el mar".

"En la cultura y costumbres el pueblo boliviano formó una mentalidad recogida, ajena al mundo abierto y por eso nunca tuvo, hasta tiempos recientes, interés por el medio oceánico. Era necesario señalar esos hechos, en un libro que no sólo avanza en la investigación, sino que tiene, además, un objeto de difusión para todo público. Ojalá fuese leído tanto en Chile como en Bolivia, porque es necesario deshacer mitos y actuar con sinceridad".

-Usted afirma en el prólogo que la comisión de historiadores nombrados por la actual Cancillería chilena, para trabajar en las presentaciones del Gobierno ante La Haya por las reclamaciones territoriales de Bolivia, no sería idónea, por carecer de especialistas anteriores a 1842.

"La comisión formada por el Gobierno para enfrentar la demanda boliviana no es adecuada en su composición. Es presidida por Joaquín Fermandois, persona de gran solvencia y especializado en materias del siglo XX y XXI, pero los colaboradores, siendo valiosos como investigadores, no están especializados en la materia y conocen escasamente la historia anterior a 1842, donde se encuentran las raíces de la conflictividad con Bolivia. Si se ha considerado que solo interesa la historia de los últimos tiempos, se ha caído en un error de proporciones. Según me comentaba una persona allegada al Gobierno, hubo temor de la colaboración de otros investigadores.

"No me cabe la menor duda de que ha sido una equivocación no contar con personas como Eduardo Téllez, Julio Retamal Ávila y algún otro, que conocen en profundidad el tema".

-Usted afirma que hará una historia de la larga duración de Bolivia y su destino histórico. ¿Qué busca con ese enfoque?

"Al enfocar la historia de Bolivia como procesos de larga duración, no hago más que seguir una tendencia moderna. La explicación de sucesos y acontecimientos forman parte de corrientes muy extensas que los explican. Lo inusitado casi no existe en la historia. Por lo tanto, los hechos actuales, recientes y de todos los tiempos, se comprenden dentro de características muy prolongadas. Así, por ejemplo, las actividades irracionales y exabruptos de los gobernantes de La Paz, se comprenden por qué toda su historia, al menos desde hace dos siglos y medio, son una constante que ha formado escuela. No ha habido sobriedad ni virtud republicana".

-¿Cuál es el peso de las pruebas históricas de los siglos XVI y XVII, para definir los problemas limítrofes actuales? ¿De qué forma deben ser usadas?

"Puede resultar extraño que para definir problemas de límites actuales se recurra a documentos muy antiguos de la corona española y sus autoridades. Pero es perfectamente válido, porque ellos definieron de alguna manera lo que serían los territorios republicanos. Sin embargo, los testimonios no siempre son concordantes y hay que ver cuáles fueron los que prevalecieron. De ahí la necesidad de contar con historiadores idóneos".

-¿Qué importancia le da usted a la Audiencia de Charcas en la definición actual del problema limítrofe con Bolivia?

"Siguiendo con la respuesta anterior, la Audiencia de Charcas, que comprendía a la actual Bolivia, se constituyó por disposiciones monárquicas y virreinales poco claras, porque los territorios eran desconocidos. Por eso, en algunas ocasiones se le atribuye un litoral y en otras no y puede agregarse que autoridades y organismos de la Capitanía General de Chile solían decidir cuestiones relativas a aquel espacio, produciéndose una superposición de jurisdicciones".

"Pero no hay duda de que en 1810, por mandato de la corona, determinaciones de los virreyes del Perú y otros documentos oficiales, Charcas carecía del litoral. Chile limitaba en el norte con la jurisdicción de Lima".

-¿Cuál es su opinión sobre las consideraciones que tuvieron Sucre y Bolívar para formar la nación boliviana teniendo como base la Audiencia de Charcas? ¿Fueron idóneas?

"Cuando llegaron los sucesos de la Independencia, el Alto Perú o Charcas había sufrido las campañas desatadas por Buenos Aires y Lima, existiendo una situación algo confusa. En esas circunstancias, Bolívar y Sucre, que dentro de su egolatría y autoritarismo disponían de la suerte de los pueblos, dieron lugar a la formación de Bolivia, que denominaron "República de Bolívar" (1825). Se encontraban sin embargo con una antigüedad territorial y no tenían mucha confianza en su creación. Bolívar no estuvo totalmente de acuerdo, pues seguía pensando en la integración con la Gran Colombia. En todo caso, sugirió a Sucre hacer explorar la ruta al océano y fue un general irlandés, Burdett O'Connor, el encargado de buscar una senda. O'Connor, recorriendo la caleta de Cobija, completamente desamparada y donde encontró un solo habitante boliviano...".

"Bolívar ordenó su habilitación como puerto, pero tanto él como Sucre fueron escépticos. Este último en carta le decía que se habilitaría el puerto "pero más con bulla que provecho". Ambos deseaban negociar con Perú el traspaso de Arica".

-Un punto central en esta historia parece ser la ocupación del puerto boliviano de Cobija, especialmente a partir de la época republicana, pero también desde antes. ¿Qué aportes novedosos se pueden agregar al respecto?

"La existencia de Cobija como único puesto o, mejor dicho, caleta, de Bolivia, tuvo escasa importancia. Careció de recursos e instalaciones. El tránsito al centro de Bolivia en recuas de mulas y llamas demoraba más de veinte días. Su dependencia de Valparaíso en toda clase de suministros y el escaso movimiento comercial prolongaron su pobre existencia y fue inútil que en los gobiernos de La Paz procurasen favorecerla. Las descripciones de los viajeros, tanto en la época colonial como en la republicana, dejan una impresión lamentable".

-¿Qué importancia les asigna usted a las investigaciones del autor Manuel Ravest en los orígenes de la guerra del Pacífico? ¿Cómo se originó la guerra?

"Contrariamente a lo que suele pensarse, no fueron Chile ni propiamente Bolivia la causa de la guerra. Lo que hubo fue una actuación velada del Perú al unirse con La Paz en el Tratado Secreto de 1873 para detener la preponderancia de Chile en el Pacífico americano".

"El gobierno de Lima veía amenazado el monopolio del salitre que ejercía en el mundo desde que se descubrió el nitrato en el territorio antofagastino de Bolivia, donde Chile comenzó a explotarlo a través de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta. Para detener esa competencia, el Perú estimuló al Altiplano para establecer un impuesto a su exportación, lo que estaba vedado por un tratado celebrado con Santiago en 1874. Con aquel apoyo, Bolivia creó un tributo, que luego dejó sin efecto por la reclamación chilena, pero luego tomó una medida peor, rescindir el contrato que permitía explotar el salitre a la Compañía de Antofagasta.

"La medida era una burla y determinó que La Moneda ordenase la ocupación de Antofagasta. Las actuaciones de la Cancillería peruana constan en papeles irrefutables, además de su actuación conjunta con Bolivia para involucrar a Argentina en un cerco contra Chile. Esta materia y otros puntos han sido aclarados por las investigaciones de Manuel Ravest Mora y por mí, en el libro que he publicado y en otro anterior, 'Chile y Perú'".

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