Los éxitos internacionales de Fujimori: Testimonio

Columna
El Montonero, 25.04.2017
J. Eduardo Ponce Vivanco, diplomático peruano, embajador (r) y ex viceministro de RREE
El activo nacional de haber cerrado la frontera norte

Es innegable que el telón de fondo de los postergados homenajes a la operación Chavín de Huántar ha sido la gestión del ex Presidente Alberto Fujimori y la victoria del Perú sobre el terrorismo que él condujo. Los aniversarios se cumplen todos los años, pero la decisión de darles una significación especial es -sin duda- política. Y es mérito del presidente  Pedro Pablo Kuzcynski haber tenido la inteligencia y entereza de proyectar el tremendo desafío de la reconstrucción física e institucional del país para dar un paso valeroso hacia ese gran objetivo, invocando el perdón recíproco entre las fuerzas políticas y los poderes públicos que deben concurrir en esta cruzada nacional. Desde la prisión, el ex mandatario acogió el gesto con mensajes que alientan la esperanza de una civilizada reconciliación política inspirada en el futuro del Perú.

Fujimori purga la condena que le impusieron los tribunales por los delitos cometidos.  Pero ello no ha impedido que se  reconozca su papel en la derrota del terror y la hiperinflación que asolaron el país. No suele mencionarse, sin embargo,  una victoria histórica en el campo internacional: la solución definitiva al problema secular con Ecuador y la culminación de la demarcación fronteriza según los límites establecidos por tratado. Sin este logro trascendental no habríamos podido iniciar siquiera el proceso que nos llevó, después, a la delimitación marítima con Chile (debido a su comprometida condición de Garante del Protocolo de Río de Janeiro).

El largo camino hacia la pacificación después de un siglo y medio de conflictos con Ecuador se inició en 1991 con la visita de la familia presidencial a las Islas Galápagos. Esa sutil iniciativa - y, paradójicamente, una fuerte tensión militar en la frontera - fueron el preludio de la primera Visita de Estado de un presidente peruano a Quito, en enero de 1992, seguida de una serie de visitas de trabajo durante mi larga misión como Embajador en ese país.

Es por ello que puedo  dar fe de su empeño personal y perseverante en la causa de la paz con un nuestro vecino.  Apunto que no fue él quien me nombró en una posición tan delicada sino el ex Presidente Alan García (nunca se había designado un embajador de 46 años).   Pero Fujimori respetó el nombramiento, y así pude desarrollar una fructífera relación de trabajo que se mantuvo cuando asumí el cargo de Viceministro de Relaciones Exteriores y negocié el armisticio que permitió superar la Guerra del Cenepa (1995), inicio del proceso que culminó con los acuerdos de paz  definitivos de  1998.

Pero hay más en el escenario de la vecindad fronteriza. Sobre la base de la liberalización económica consagrada en la Constitución de 1993 se abrieron las relaciones económicas internacionales sin exclusión alguna. Los empresarios de Chile asumieron el reto e hicieron importantes inversiones,  creando empleo y prosperidad en el Perú.  Ello, y la contribución de la diplomacia chilena en el proceso de negociaciones con Ecuador, fueron factores determinantes para distender  la relación bilateral al Sur y generar un proceso de confianza cada vez más sólido.

Aunque con características distintas, las relaciones con Brasil recorrieron un camino similar, presidido por la  vinculación  personal establecida con el Presidente Fernando Henrique Cardoso en las frecuentes visitas de Fujimori a lo largo de mi gestión como Embajador en Brasilia. Y poco antes, cuando representaba al Perú en Londres, lo acompañé en la treintena de entrevistas que organizamos - ¡en dos días! - con periodistas de los principales medios del mundo para explicar la dramática situación en la Embajada del Japón antes de la operación Chavín de Huántar - en cuya solución el gobierno británico ofreció la asistencia de sus famosas fuerzas especiales.

La cultura política del Perú solo valoriza las relaciones externas cuando se presentan problemas graves, especialmente con nuestros vecinos. Por eso he considerado justo y oportuno recordar el peso geopolítico del que nos hemos liberado al norte y al sur de nuestras fronteras, y el enorme ahorro  de recursos públicos que significó, lo que se puede verificar comparando los presupuestos públicos, antes y después de la paz con Ecuador.

Con este testimonio personal quiero contribuir a la corriente de opinión que se ha generado a favor del indulto (Carlos Bruce) o el arresto domiciliario del ex Presidente (Juan Sheput).  Me parece honroso que los dos voceros parlamentarios de Peruanos por el Kambio se hayan pronunciado para reforzar el gesto noble del Presidente Kuzcynski.

No sería el "último clavo" de la pacificación sino la primera piedra del proceso de reconciliación y convergencia que tanto necesita el Perú.

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