Mucha retórica y poca acción

(The Clinic)

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El pasado 6 de mayo el ministro de RREE Heraldo Muñoz dio una entrevista a la Revista "Qué Pasa" para explicar que, si en la primera parte de su gestión había puesto "todas sus energías en resolver los problemas con Bolivia y Perú", en lo que resta del gobierno pretendía que Chile jugase "un rol de acercamiento entre los gobiernos de derecha y de izquierda de la región", así como apostar -en este segundo tiempo de la política exterior- a nuevos países como Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Suecia y el Asia Pacífico.

Hay que felicitar al señor Canciller por querer enriquecer la agenda de la política exterior chilena, yendo más allá de la contingencia vecinal norte, o bien, el que ponga fin a su "guerra de declaraciones" con el mediático de Evo Morales. Es bueno también que reconozca las bondades de nuestra relación con los países like-minded, concepto y política implementada antes por el ex Canciller Alejandro Foxley.

Pero lo que cuesta entender en el pensamiento del ministro es su pretendido rol de "acercamiento entre gobiernos de derecha e izquierda en la región", o bien, su insistencia majadera en la convergencia entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur. Una cosa es tener un diálogo pragmático con todos los países para propender a la integración regional y otra muy distinta es pretender conciliar los intereses de las democracias liberales con los del decadente populismo latinoamericano. En cuanto a la manoseada convergencia, no nos cansaremos de decir que le haría muy mal a la Alianza del Pacífico introducir las prácticas proteccionistas que mataron al Mercosur. Los acercamientos se ven por lo general como algo políticamente correcto, pero la realidad hoy es que Brasil está más interesado en mantener un mercado cerrado, excluyendo a los EEUU y a México, y que la misma Venezuela es todo un lastre para el Mercosur.

Lo que sí resulta urgente, en el contexto de la presidencia pro-tempore chilena de la Alianza del Pacífico, es una invitación a la Argentina por el aperturismo renovador de Macri. La integración física, energética, comercial y económica con nuestro vecino es vital.

Finalmente, cuando hablamos de priorizar nuestros lazos con países afines (like-minded) como Canadá, Australia, Nueva Zelandia o los países nórdicos, lo que queremos decir es que, no sólo compartimos principios, intereses y visiones comunes en la agenda multilateral (democracia, derechos humanos, cambio climático, liberalización comercial, migración y refugiados, terrorismo, etc.), sino que estamos dispuestos a implementar políticas y acciones conjuntas para defender en la práctica esos principios. Un solo ejemplo: Qué está haciendo Chile en América Latina para contener la aguda y peligrosa crisis venezolana?

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