Carta El Mercurio, 28.09.2017 Fabio Vio Ugarte, ex embajador de Chile en Venezuela
El ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, ha declarado recientemente respecto del grupo de negociación para encontrar una salida a la crisis política y humanitaria que afecta a su país que "Chile ha tenido siempre un rol dialogante , mediador. Yo tengo una buena relación con el canciller Heraldo Muñoz y ojalá podamos, entre los actores que ahí vamos a estar presentes, garantizar o visibilizar lo que ha venido ocurriendo".
Estas alabanzas y declaraciones de amistad y confianza seguramente producirán satisfacción en algunos sectores políticos chilenos. Sin embargo, estoy seguro de que para la mayoría de los chilenos sus palabras producen una profunda desconfianza, sobre todo cuando el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) pide urgente adoptar medidas más fuertes en contra de la dictadura caraqueña, pues la situación sigue agravándose y todos estos anuncios de diálogo tienen la apariencia de ser medidas destinadas a ganar tiempo.
En 2004 me correspondió participar en representación de Chile en el grupo de amigos del secretario general de la OEA, compuesto además por España, Brasil y EE.UU., que teníamos por misión ayudar a Gaviria a observar el referéndum revocatorio. Esta experiencia me permite afirmar con certeza que antes de iniciar un diálogo que realmente conduzca a la restauración de la democracia, es fundamental que el régimen chavista libere a los alrededor de 600 presos políticos, disuelva la Asamblea Constituyente, devuelva sus atribuciones al Parlamento y permita la observación de los futuros procesos electorales por los técnicos de la OEA y de la Unión Europea. Sobre esta base, se podrá iniciar un proceso creíble de negociación. De no ocurrir esto, todo quedará en la retórica y en el fracaso.
Como señaló un ex Presidente de Chile, ya no son suficientes las declaraciones.