Columna La Tercera, 13.09.2018 Samuel Fernández I., abogado (PUC), embajador (r) y profesor (U. Central)
El 18 de septiembre próximo se inicia el 73º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La Presidirá la Canciller del Ecuador, María Fernanda Espinoza. Como sucede anualmente, será la ocasión para que los Jefes de Estado, de Gobierno, y altos representantes de los 193 países Miembros del Organismo, den a conocer sus posiciones y opiniones sobre los más acuciantes problemas internacionales, aunque igualmente, suelen referirse a sus logros y posturas en asuntos internos de sus respectivos países. Saben que es el momento adecuado para que, frente a los líderes mundiales, defiendan su acción exterior e interior. Nadie desea desatenderlo, si bien se reiteran temas que forman parte del temario ya conocido, aunque siempre puede surgir algo inesperado. Dicho temario comprende, entre otros, los resultados de las reuniones sobre la salvaguardia oceánica, en la alta mar y su creciente contaminación; la responsabilidad, protección y prevención de genocidios, crímenes de guerra, depuración étnica, y crímenes de lesa humanidad, donde hay progresos, pero también flagrantes retrocesos en diversas áreas del mundo.
Igualmente, se abarcarán y discutirán temas como, los territorios ocupados de Ucrania; la corrupción en tantos lugares, que visiblemente ha aumentado; la siempre presente y trágica situación de Palestina y Siria, y la insuficiente ayuda humanitaria; las migraciones; los pueblos originarios; la reforma al sistema de desarrollo; la juventud; el medioambiente y el calentamiento global; la sostenibilidad de los diversos sistemas; así como los informes de los Consejos tan trascendentes como el de Derechos Humanos o el Económico y Social. Es lo que ya está previsto por agenda, pero no cabe duda que el mayor interés esta en asuntos como la situación de Venezuela y Nicaragua en nuestra región. O la agudización de la crisis en el Medio Oriente, entre Israel y Palestina, cuyos escenarios varían constantemente, al igual que en la Provincia de Idlib en Siria, o el retiro de la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala, o la crisis de la minoría Rohinya en Bangladesh, y otros casos de preocupación internacional.
Como todos los años, se espera que sea Brasil el que de inicio a la reunión, con un Temer que utilizará su última ocasión para defender su mandato con miras a las elecciones del 7 de octubre. Luego, como es habitual, le corresponderá a Estados Unidos, con Trump y sus posiciones sobre tantos temas, logros y condicionantes, y hasta con más de alguna noticia sorpresiva, como también acostumbra. Seguramente hará mención a su encuentro con Corea del Norte y resultados, así como su posición con Xi Jing Ping de China, o Putin de Rusia, que no tienen previsto concurrir. Total acaban de reunirse y acordar un relanzamiento de sus relaciones mutuas.
Por México se despedirá Peña Nieto, y por Colombia acudirá Duque. Por Cuba puede que asista Díaz-Canel, primera vez sin los Castro. Turquía podrá explicar su poco exitosa reunión con Putin e Irán, y este último no dejará pasar la oportunidad de recriminar a Trump.
Por Chile también asistirá el Presidente Piñera, y no faltará el que se refiera a tanto tema esencial de su gestión, así como a la vecina sentencia en el Juicio con Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia, previsto para el 1 de octubre venidero.
Todas representan oportunidades inmejorables para ser escuchado y escuchar otras posiciones, sea dentro de los asuntos previstos, como aquellos que serán objeto de reuniones bilaterales entre los diversos representantes. Posiblemente las más esperadas y al mismo tiempo, menos publicitadas, ya que permiten acercamientos, negociaciones, e intercambio de posiciones que no se revelan, pero que constituyen los momentos más trascendentes y de mayor utilización entre los países.
Precisamente son las oportunidades de mayor relevancia, dentro de la rutina multilateral que, por lo general, todos ya conocen las posiciones de todos y no revisten mayores sobresaltos ni cambios dramáticos. Las más significativas a ser utilizadas en la acción exterior de quienes concurran y sepan aprovecharlas.
