Editorial Pulso, 21.04.2016
(www.uchile.cl)
Una de las mayores dudas que existía con la llegada de Patricio Aylwin a la Presidencia del país en 1990 era la posición que adoptaría respecto del modelo económico vigente en Chile, dada la postura de parte de sus asesores que ponían en duda las privatizaciones y el modelo en general. Y, sorprendiendo al sector más a la izquierda de la Concertación, Aylwin optó por no desmantelarlo, pero bajo la definición de “crecimiento con equidad”.
Así, Aylwin no solo registró la tasa de crecimiento económico más alta de un gobierno en Chile, sino que también profundizó el proceso de apertura comercial, la responsabilidad fiscal y un control del desempleo y la inflación. El mandatario tuvo la visión y valentía de reconocer que lo avanzado en materia económica era positivo y que no se volvería atrás. “En suma, los resultados de las políticas sociales y económicas de la Concertación están a la vista de todos”, dijo en una de sus últimas entrevistas.
Hoy, cuando lo que prevalece es la crítica a todo lo avanzado hasta ahora, y cuando ciertos sectores de la clase política pretenden desconocer lo que diferentes gobiernos han hecho en materia económica desde mediados de los ‘80, vale la pena revisar no solo el legado, sino también la estrategia de su administración: dejar la soberbia de lado, no pensar que todo lo que se había hecho era malo, y tomar el modelo económico imperante para adaptarlo a la nueva realidad del país.
