Columna El Nacional, 04.05.2018 Oscar Hernández Bernalette, embajador (r), profesor y columnista venezolano
Escuchamos a Luis Pedro España, en un excelente evento de Fedecámaras-Radio que tenía como título Voces de la economía, disertar sobre la coyuntura política y los resultados electorales después del 20-M. Reafirma el difícil panorama que se avecina y que es duro para los demócratas encontrarse enfrentados en medio de la disyuntiva sobre qué hacer para salir de esta tremenda crisis y del gobierno responsable de toda esta tragedia. Una vez más el dilema de votar sin condiciones los divide.
Los argumentos son contundentes para no votar. El origen de la convocatoria, los tiempos, la farsa, los candidatos, etc. Las explicaciones a favor son insistentes, no hay que dejar espacios, se puede derrotar fácilmente al gobierno, 80% del país es opositor. Si la oposición no vota en unidad a Maduro lo proclaman y de allí cualquier cosa es posible en este país dislocado. La propia comunidad internacional en su mayoría encuentra írrita la convocatoria y exige condiciones democráticas.
Me preguntaba en noviembre, en víspera de las elecciones de los alcaldes, ¿cuál era la vía apropiada en esa oportunidad, ante un árbitro injusto y un contendor abusivo? ¿Bajar la santamaría o seguir luchando? Y entonces consideré que había que seguir, que valía la pena si el objetivo era una mejor Venezuela. Mi contradicción en este momento con respecto al anterior es que antes buscábamos la unidad en propósito y estrategia. Decía que el voto, aunque lo arrebaten, es la muestra al usurpador de que no es mayoría y por ello gobierna sin el alma del pueblo, que ya no lo quiere y que reconoce que el modelo socialista fracasó.
La dinámica de la política aturde. Estamos a tres semanas de una elección u otro fraude. Si la oposición en su mayoría no vota, gana Maduro; si vota masivamente le hacen fraude. Como decía España, lo que evaluamos no contempla qué puede pasar dentro de la caja negra. Tampoco contempla la angustia que produce no votar o hacerlo para que al final uno no pueda elegir y termine lavándole la cara al gobierno. ¿Cómo la ve, amigo lector?
