Se abre una etapa de desafíos para la UE

Columna
La Nación, 11.07.2017
Roberto García Moritán, embajador (r) y ex viceministro de RREE argentino

El triunfo del presidente de Francia en las elecciones legislativas ha sido un factor importante para fortalecer la Unión Europea. Diversas consultoras destacan una mayor confianza de la opinión pública europea en el proceso integrador. En Francia el apoyo subió un 18% y en España, un 15%. Sin embargo, un estudio de Pew Research, que recoge Foreign Policy, destaca que aún persisten dudas en la ciudadanía. Un 61% de los franceses favorece una consulta popular sobre seguir perteneciendo a la UE. En España el porcentaje es similar. En Alemania es del 50%. En Italia, del 57%, y un 65% desaprueba el manejo económico desde Bruselas. Ese sentimiento es común en países de la UE afectados por la deuda, como podría ser también el caso de Grecia.

Estos datos, entre otros, reflejan que no hay incondicionalidad con el bloque en porcentajes muy importantes de la población. Sólo una media del 51% en 10 países de la UE tiene una opinión favorable sobre la Unión Europea. Según algunos medios europeos, las crisis económica y migratoria son las causas de la decepción. El euroescepticismo es más pronunciado en algunos países, como Austria y Chipre. Un 53% de los suecos apoya un referéndum similar al del Reino Unido (Swexit). Un número parecido favorece un Nexit en los Países Bajos pese a la victoria electoral de una visión europeísta.

El panorama que muestran las encuestas de Pew Reasearch pone en evidencia los desafíos que enfrentará la UE en los próximos meses para encaminar a la Unión Europea hacia un mejor futuro. Sólo un 19% prefiere dar más poder político y económico a Bruselas. El 27% está a favor del statu quo. Una media del 42% quiere que el poder vuelva a las capitales nacionales en perjuicio del papel preponderante de la UE. Los partidarios más fuertes de la UE son países como Polonia, Hungría, Rumania y Lituania.

La cohesión europea parece también pasar por una negociación acertada con el Reino Unido que evite resultados que inciten a la dispersión futura. Tanto los promotores del Swexit como los del Nexit tienen los ojos puestos en los detalles de ese proceso. En este sentido, existe coincidencia entre los principales observadores diplomáticos en Bruselas en que una salida exitosa del Reino Unido de la UE sería el mejor camino hacia una desafección potencial con efecto dominó en otros.

Esta circunstancia no facilita los objetivos y las aspiraciones de Londres. Tampoco lo hacen las encuestas. A un año del referéndum, el 54% de los británicos tiene una opinión más favorable hacia la UE en comparación con el 44% de las encuestas de 2016.

Es probable que la Unión Europea supere la etapa traumática de los últimos años, en particular desde la crisis económica que se hizo evidente en 2008 y por el auge de partidos políticos populistas y de extrema derecha. El eje francoalemán puede ser una vía para que la UE comience un proceso que conduzca a su reconfiguración. Entre los muchos temas de debate se encuentran una nueva política de inversiones, una real armonización fiscal, la eurozona y la transición energética. También, el mejoramiento cooperativo en seguridad y defensa.

Pese a los retos y el escepticismo que destacan las encuestas, es de esperar que la Unión Europea sea capaz de recuperar espacio y vitalidad. Una UE renovada es un factor de estabilidad para el sistema de relaciones internacionales. También, un punto de equilibrio y proyección para las aspiraciones comerciales de otras regiones. El Mercosur puede ser un ejemplo.

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