Sin tregua: a luchar contra la manipulación histórica en Venezuela

Columna
PanAm Post, 29.08.2017
Javier Garay, cientista político colombiano y profesor (U. Externado de Colombia)

No hay que darles tregua. El régimen instalado en el poder en Venezuela no puede ser exculpado por los abusos que está cometiendo y por el desastre al que ha llevado al país desde que comenzó a liderar –de la peor manera posible– en cabeza del finado Hugo Chávez.

Es importante repetírselo a los ciudadanos y políticos: Venezuela no se está encaminando a una dictadura. Menos se está creando un nuevo tipo de democracia. Ya es una dictadura de las más férreas y lo único a lo que se está encaminando es al perfeccionamiento de un régimen totalitario.

Es importante decírselo a los intelectuales, expertos y formadores de opinión, críticos y amigos, del régimen: los problemas actuales no son resultado de errores o de la inexperiencia de Nicolás Maduro. Las de hoy son emergencias, gestadas y alimentadas, desde que Chávez llegó al poder y comenzó a implementar sus ideas, que lo único de revolucionarias es que volvieron, contra todo pronóstico, a cometer los mismos errores que han fracasado en todos los lugares y en todos los momentos en los que se han probado las ideas socialistas.

No sé si el endurecimiento de la política estadounidense en contra de Venezuela vaya a dar resultados. Es probable, si confiamos en la historia y en el comportamiento de los regímenes con características al chavista, que ese endurecimiento sea utilizado con dos fines. De un lado, para buscar apoyo ciudadano. No hay que olvidar que muchos individuos, incluso en lo peor de la Unión Soviética, que consideraban que la escasez y las penurias por las que atravesaban valían la pena si de la construcción de una utopía socialista se trataba. No hay que olvidar que ahí está el régimen cubano desde 1959 y aún muchos ciudadanos lo apoyan.

Esos apoyos no los comprendo. No los comparto. Pero existen. Si bien, en las recientes elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) no podemos creer en la cifra de votantes del Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por los chavistas, también es cierto que, según los reconoce la oposición, por lo menos dos millones de personas salieron a votar. No tendríamos no que mostrar lo absurdo de la cifra oficial: es de esperar ese tipo de comportamiento, cercanos al cinismo con un tinte de infantilismo, de una dictadura. En lugar de eso, lo que tendríamos que estar cuestionando es por qué dos millones de personas siguen apoyando el régimen. ¡Dos millones!

Por otro lado, es endurecimiento puede darle una excusa a los representantes del régimen para justificar sus fracasos. Como lo hicieron en la Unión Soviética, en Vietnam, en Camboya, en China, en Cuba. Lo mejor que les puede pasar a esos regímenes es encontrar un hecho objetivo para esconder el hecho que es por sus propias ideas que las sociedades que dirigen son víctimas del hambre, la escasez, la delincuencia y la represión.

Muy rápido la cúpula del chavismo está demostrando este uso de las recientes sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump. Ya Delcy Rodríguez anda diciendo que la falta de alimentos y de medicinas se debe a estas restricciones.  Nos toma por tontos la ex canciller y hoy presidenta de la ANC: como si la escasez hubiera comenzado el sábado, después de las sanciones, y no llevara años, golpeando a la población venezolana.

Este es otro ejemplo de ese cinismo e infantilismo del que hablaba antes. Resulta infantil, por absurdo. Como si nadie se diera cuenta del engaño y del intento de manipulación. Igual de infantil fue cuando la entonces canciller armó un espectáculo antes los medios porque supuestamente había sido golpeada ante su intento de entrar, a la fuerza, a la reunión del Mercosur.

Por más absurdo, cínico o infantil que parezca, esta manipulación de la realidad puede pasar factura en el futuro. Hoy es todo eso. Pero al cabo de ciertos años puede no ser tan claro. La historia, como la conocemos, está plagada de ese tipo de manipulaciones. Cómo será que aún todavía hay personas que creen que la situación en Cuba es culpa del embargo estadounidense o que el desastre venezolano es culpa de errores y de la inexperiencia de Nicolás Maduro. Otros más creen que la democracia existe en la Venezuela del chavismo o en la Bolivia de Morales y no en Estados Unidos.

Ante esta manipulación hay que estar atento y dejar, para la posteridad, el recuento de los verdaderos hechos. La escasez en Venezuela no comenzó con la sanciones de Trump (que vuelvo y digo: no sé si van a funcionar. Puede que sí. Puede que no. Ese no es el punto). La escasez y toda la situación de crisis humanitaria en el país son culpa exclusivamente de las pésimas ideas que implementó, desde que llegó al poder, este círculo de personajes, entre cínicos e infantiles. Los hechos no son al contrario y no podemos permitir que esta vez vuelva a ganar la desinformación.

¡No hay que darles tregua!

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