Tambores de guerra en el Lejano Oriente

Columna
EnlaceMéxico, 01.09.2017
Antonio Pérez Manzano, embajador (r), profesor (U. Anáhuac Norte) y editor Revista Asociación de Diplomáticos Escritores (ADE)
  • Para comprender los orígenes de las tensiones que se manifiestan de diferentes formas en las relaciones entre los países que actualmente forman la región oriental y sur del Continente Asiático, debemos conocer acerca de su situación geográfica, sus orígenes y su evolución. Asimismo, sobre el involucramiento de otras potencias extra regionales

El término Lejano Oriente -también llamado Extremo Oriente-, representa un área geográfica ubicada al este de Eurasia, compuesta por una serie de países que tienen diversas culturas. Habitualmente es una referencia a las regiones de Asia Oriental y el Sudeste y Noreste de Asia (la porción rusa llamada Distrito Federal del Lejano Oriente). Los países que integran esta región son: China, Corea del Norte; Corea del Sur, Japón, Islas Filipinas, Indonesia y otros. Algunos autores incluyen a la India y hacia el sur, Australia y Nueva Zelanda.

Antecedentes históricos.

Como es del conocimiento general, las grandes civilizaciones como la China y la India, se desarrollaron en el continente asiático desde hace miles de años; seguidos por la cultura japonesa, que en su tiempo, formaron imperios poderosos; para terminar con los habitantes de la península coreana, sin omitir la presencia de Rusia, que en el transcurso de la historia, ha sido un factor determinante para las relaciones entre las entidades de la región.

[Para el desarrollo del presente artículo me voy a tomar la libertad de reseñar algunas partes del libro escrito por el embajador de México Antonio Dueñas Pulido (que en paz descanse), quien en el exterior estuvo adscrito con diferentes categorías en las representaciones de México en: Francia (1973-1974); China (1978-1980); India (1980-1982); U.R.S.S. (1982-1985). En junio de 1986 fue ascendido a Embajador y en esa categoría nos representó en: Turquía (1989-1992); Irán (1992 -1995); Tailandia (1995- 2001)]

Las relaciones de Rusia con la República Democrática Popular de Corea (RDPC/Norcorea) y la seguridad en Asia.

El propósito de la investigación es presentar una visión de la evolución de la política exterior de Rusia con la República Democrática Popular de Corea (RDPC/Norcorea), con mayor énfasis en el período desde la segunda mitad de la década de 1990 hasta nuestros días; tomando en cuenta la estrecha interrelación del tema con los intereses de las otros países regionales: República Popular China (China), la República de Corea (Surcorea) y Japón.

Acercarse a la relación ruso- norcoreana, a partir de la década de los años 90 del siglo XX es tratar de adentrarse en uno de los conflictos no resueltos en Asia, heredados de la segunda posguerra, el otro desde mi punto de vista es el caso de Cachemira. Pero, desde el ángulo geopolítico, el caso coreano es más delicado, porque desde su surgimiento estuvieron involucrados los intereses de las dos grandes potencias victoriosas en la Segunda Guerra Mundial: la Unión Soviética y los Estados Unidos de América (EUA), aunados a los de las otras potencias regionales: China y Japón. En ese contexto, no se debe olvidar que la lucha por la Península coreana llevó al primer enfrentamiento militar de la segunda posguerra y de la guerra fría entre la alianza URSS-China y los EUA-Surcorea, y que puso al mundo ante el peligro de una guerra nuclear. En virtud de esa confluencia de intereses, después de la guerra de Corea se mantiene, en Surcorea, la presencia militar de los EUA.

Como resultado de la mencionada guerra de Corea (1950-1953), prevaleció en el Extremo Oriente, durante la etapa de la guerra fría, un orden internacional dominado por la confrontación entre la alianza URSS-Norcorea-China y la alianza EUA-Surcorea. Por tal razón al analizar la relación de Rusia con Corea del Norte es indispensable referirse a la influencia que ejercen las otras potencias vecinas.

Desde la expansión rusa al Extremo Oriente, a partir del siglo XVII, que llevó la presencia del Imperio Zarista hasta Alaska en el Continente Americano, el Imperio Ruso entró en contacto directo con los imperios Chino, Japonés y con la Dinastía Yi (1392-1910) de la península de Corea, a la que Beijing sometió a la condición de estado vasallo. Desde esa época se inicia la penetración colonial rusa en el Extremo Oriente, la cual llevaría a los rusos a competir con los colonizadores ingleses, franceses, japoneses y con los expansionistas estadounidenses por la repartición del imperio chino y por ganar influencia en la Península coreana.

El triángulo Rusia-China- Japón.

La consolidación de Rusia en el Extremo Oriente en el siglo XVII se hizo imponiéndole al Imperio Chino acuerdos desiguales y arrancándole concesiones en Manchuria y en la Península de Corea, cuyos gobernantes siempre reconocieron ser vasallos de la Corte china y sobreponiéndose a la rivalidad japonesa, ya que para los gobernantes nipones los rusos eran intrusos en su zona natural de influencia y representaban además una competencia en la explotación de los recursos pesqueros del norte del Océano Pacifico.

Viajando un poco atrás en la historia, cabe anotar que anteriormente, la Regencia coreana adoptó una política aislacionista, en lugar de aprender de la experiencia china con los colonizadores europeos, del expansionismo estadounidense y ruso que le impusieron acuerdos desiguales y aceptar iniciar relaciones comerciales con Inglaterra, los EUA y Rusia evitando así ser obligada por la fuerza a abrir sus puertos.

Esa política aislacionista coreana fue el argumento usado por el Japón para iniciar la primera guerra de agresión contra China por Corea 1894-1895 que terminó con la derrota del ejército chino y la imposición del tratado de Simonoseki (17de abril de 1895) que entre otras concesiones arrancadas a China están: aceptar la independencia de Corea, ceder Puerto Arturo, las islas de Formosa y Penhuledao, pagar una indemnización de $57 millones de dólares de esa época (200 millones de tael); así como firmar un tratado comercial y abrir otras cuatro ciudades al comercio. Así los japoneses estaban en excelente posición para competir con Rusia, Inglaterra y Francia y para su penetración en China.

Las ventajas ganadas por Tokio eran inaceptables para el zarismo y este desplegó sus habilidades diplomáticas y obtuvo el apoyo franco-alemán que le permitió anular la supremacía lograda con la firma del tratado de Simonoseki, ya que se forzó a Tokio a regresarle Puerto Arturo, alegando que su ocupación era una amenaza para China y con ello volver “ilusoria” la independencia de Corea. Como compensación aconsejaron a China a indemnizar a Japón con otros $24 millones de dólares que dichos países prestaron, bajo la advertencia de que en caso de no cumplir el plazo de pago, tomarían el control de las aduanas. Además a cambio de esa “liberación” de China de Japón, Rusia obtuvo el derecho para construir a través de Manchuria parte del ferrocarril transiberiano. Alemania logró en arriendo el puerto de Kiaochow e inmediatamente los rusos demandaron en términos iguales Puerto Arturo (marzo de 1898).

La decepción por los pocos resultados obtenidos por la guerra sino-japonesa es la causa directa de este conflicto, que estuvo activo entre 1904 y 1905. La guerra finalizó con una clara victoria japonesa, concretada en el Tratado de Portsmouth: Rusia tuvo que abandonar Manchuria que pese a que teóricamente se devolvió a China quedó ya bajo influencia japonesa. Japón además obtenía varias bases en el continente y en 1910 años después, demostrado su poderío militar, pudo anexionarse Corea sin gran oposición.

La guerra supuso una conmoción en Occidente, al ver como una teórica potencia (Rusia) era derrotada tan fácilmente. Supuso el reconocimiento del ejército japonés como una fuerza a tener en cuenta. En Rusia la conmoción fue mayor y durante la guerra se produjo la revolución de 1905 por la que el zar tuvo que aceptar algunas medidas democratizadoras. Además el conflicto sirvió para ensayar activamente técnicas de guerra y armamento que tendrán un gran papel en la gran guerra (Primera Guerra Mundial), como el uso masivo de las ametralladoras.

!Continuará…!

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