Trump y May, ¿Reagan y Thatcher?

Columna
Pulso, 02.02.2017
Álvaro Iriarte, director de investigación Instituto Res Publica

El impacto de las ideas representadas por las figuras de Reagan y Thatcher fue mucho más amplio, llegando a ser una verdadera hoja de ruta para los partidos de centroderecha.

El primer encuentro del Presidente Donald Trump con un líder mundial fue con la primera ministra de Reino Unido, Theresa May. Apresuradamente, algunos medios evocaron el primer encuentro de dos grandes líderes en la década de los 80: Ronald Reagan y Margaret Thatcher. A primera vista, las similitudes parecen ser varias, pero una lectura más detenida permite apreciar profundas diferencias.

Con la llegada al poder de Thatcher en Reino Unido y de Reagan en Estados Unidos, las ideas de libertad política y económica se articularon consistentemente en políticas públicas, diversas iniciativas y reformas legales. Esto se combinaba con un activo y decidido desafío a una falsa superioridad moral de las ideas comunistas y socialistas. La especial relación entre ambos países y sus líderes se profundizó por su comunidad de ideales y objetivos.

Distinta es la situación de Trump y May. Ambos llegan al poder impulsados por la fuerza de un profundo sentimiento anti establishment, pero de maneras muy diferentes. Trump voluntariamente decidió canalizar esa fuerza, mientras que May debió asumir la dirección de su partido y de su país como resultado del Brexit, siendo ella partidaria de la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea. Mientras Trump puede ser ubicado en el extremo populista, May es más bien una política de centro. Trump es un outsider sin mayor experiencia en el Gobierno, a diferencia de May, quien forma parte del establishment y cuenta con gran experiencia, como haber sido la ministra del Interior que más tiempo ejerció el cargo en los últimos cien años. Finalmente, por el momento no es posible sostener que existe sintonía entre las ideas de ambos líderes, más allá del pragmatismo que han mostrado en sus dispares carreras.

Con estos antecedentes: ¿por qué ambos están destinando esfuerzos para reforzar la “especial” relación entre sus países? Una sencilla razón: ambos están corriendo el riesgo de quedar aislados del resto de Europa y otros aliados. Trump por su personalidad y algunas de las propuestas de su programa, May por la decisión de los votantes del Reino Unido de dejar la Unión Europea. En este momento, Estados Unidos y Reino Unido se necesitan mutuamente y, por tanto, es una decisión arraigada en el pragmatismo de ambos líderes.

La estrecha colaboración Reagan-Thatcher convirtió a las ideas “conservadoras” en corriente mayoritaria, corriendo el eje del debate al interior de la centroderecha e impulsando un giro al centro del Partido Demócrata y del Partido Laborista. Bill Clinton y Tony Blair debieron transformar las ideas de sus partidos para recuperar la confianza de los electores y llegar al poder. Pero el impacto de las ideas representadas por las figuras de Reagan y Thatcher fue mucho más amplio, llegando a ser una verdadera hoja de ruta para los partidos de centroderecha en distintas latitudes del mundo, incluyendo Chile.

Qué impacto tendrá la relación Trump-May todavía está por verse, no pudiendo descartarse que sea irrelevante. Por ahora, la centroderecha mundial tiene claro que el éxito en el corto plazo depende de la capacidad de canalizar positivamente el descontento contra el establishment. Una apuesta de por sí peligrosa y donde podría perderlo todo.

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