Un bolivariano suelto en París

Perfil
El Mercurio, 20.04.2017
Jean Palou Egoaguirre

El candidato presidencial de Francia Insumisa, al alza en las encuestas, es un admirador de Hugo Chávez, del gobierno de Evo Morales y de la "revolución ciudadana" de Rafael Correa.

Un artículo del diario Le Figaro fue el primero en hacer el paralelo: "Un pequeño Chávez a la francesa", tituló en 2012 una crónica sobre Jean-Luc Mélenchon. Pero el entonces candidato presidencial del Frente de Izquierda -quedaría cuarto, con el 11,1% de los votos- no quedó conforme con la comparación: "¿Por qué pequeño?", ironizó. "Hugo Chávez ha ganado 12 de 13 elecciones, lo cual está bien para nosotros. Redujo la pobreza en su país y nacionalizó el petróleo... Mélenchon no tiene petróleo, pero tiene ideas", añadió.

Mélenchon, hoy nuevamente candidato por la alianza de izquierda radical Francia Insumisa, y una de las sorpresas de la campaña, jamás ha negado que una de sus principales inspiraciones es la "revolución bolivariana" en América Latina. Ayudado por su perfecto español, ha viajado por la región, conoció a Chávez y se ha reunido con figuras como el boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Rafael Correa y la argentina Cristina Fernández, a quienes admira.

Sobre todo a Chávez, cuyos triunfos electorales decía celebrar "como propios". "¿Qué es lo que ustedes le reprochan? ¿Que ha disminuido la pobreza en su país? Somos nosotros los que deberíamos pedirle consejos a él. Somos nosotros los que deberíamos aprender la lección de cómo distribuir la riqueza. Nosotros somos los que deberíamos estar mirando a los latinoamericanos. Continuamente los ignoramos con complacencia, deberíamos tener un poco más de pudor y humildad", ha dicho Mélenchon, quien afirma que tras la caída de la URSS y lo que parecía ser el "fin de la historia", los gobiernos del eje bolivariano le devolvieron la esperanza a los miembros de su generación, la del 68 parisino.

Orador prodigioso y contagioso, en sus peroratas mezcla lecturas de poemas de Antonio Machado, Víctor Hugo o Pablo Neruda con alusiones a la gesta libertaria de Simón Bolívar. Cita a León Trotsky -su referente de juventud-, y no se olvida de las proclamas de la Comuna de París de 1871. Destaca el indigenismo de Morales y, en la actual campaña, ha tomado prestado el concepto de "revolución ciudadana" acuñado en Ecuador por Correa, con cuyo equipo trabajó de cerca.

La vena chavista se ve en su gran promesa: la convocatoria de una Asamblea Constituyente para fundar una VI República que acabe con la actual "monarquía presidencial" que, en su opinión, se "ha coludido íntimamente con los jefes de las finanzas".

Pero Mélenchon tiene muchos otros marcos referenciales. Nacido hace 65 años en Tánger, en Marruecos, es nieto de españoles -uno de ellos, el señor Melenchón, con acento en la o-, por lo cual tiene una inclinación natural a favor de la inmigración. "Rechazamos de plano la idea mórbida y paranoica del choque de civilizaciones", dice, destacando que mientras el cristianismo exportó las cruzadas, Occidente se benefició de los árabes con la importación de las matemáticas y la medicina.

Licenciado en Filosofía, Mélenchon ha sido profesor y ha trabajado en una imprenta, en una relojería y en una gasolinera. Pero, básicamente, ha sido político de tiempo completo: líder estudiantil en el movimiento de mayo del 68, se inscribió en el Partido Socialista, hizo todo el recorrido burocrático en los consejos municipales; en 1986 se convirtió en el senador más joven de Francia y fue ministro de Enseñanza Profesional durante el gobierno de Lionel Jospin de 2000 a 2002. No obstante, siempre se ubicó a la izquierda del partido, y en 2008 renunció a la militancia para formar su propia agrupación, el Partido de la Izquierda, y escribió su panfleto titulado "Que se vayan todos", igual al eslogan de la crisis argentina en 2001.

Hoy es uno de los principales críticos del PS, que "no se distingue en nada del capitalismo neoliberal". "El socialismo tradicional está ideológicamente muerto", afirma Mélenchon, quien no guarda cariño por sus ex compañeros ni por el gobierno de François Hollande: "Hay que acabar con esa casta dorada de parásitos incapaces e inútiles", dice en su tono indignado que entusiasma a jóvenes antisistema, desempleados, inmigrantes, sindicalistas, ecologistas, comunistas y a los huérfanos que dejó el PS cuando se cargó al centro.

A todos ellos, Mélenchon les habla al oído. Mientras algunos hablan de aumentar la intocable jornada laboral de 35 horas, él pide reducirla a 32 horas, incrementar el salario mínimo y rebajar la edad de jubilación a los 60 años. Al mismo tiempo, desconfía de EE.UU., no le desagrada Rusia ("un aliado histórico") y coquetea con la idea de que hay que renegociar los tratados de la Unión Europea y "liberarnos de esa camisa de fuerza": "A la UE, o la cambiamos o la abandonamos".

Su repentino remonte -subió 6 puntos en tres semanas y ya es tercero, con 18%- no se entiende sin el lifting a su candidatura. Mélenchon no solo estudió la campaña de Correa en Ecuador, sino la de Bernie Sanders en EE.UU. y la de Podemos en España. Y basado en esas experiencias reforzó su estrategia digital con golpes de efecto que han tenido amplia repercusión: se ha destacado en el rol de youtuber , organizó un encuentro en la plataforma del videojuego Minecraft e incluso una vez celebró un acto electoral en dos lugares al mismo tiempo, gracias a un holograma.

Los expertos aseguran que Mélenchon le debe mucho a la crisis interna del PS y al poco enganche con su candidato, Benoît Hamon, hoy quinto en los sondeos. "Mélenchon tiene un carisma y un talento para los discursos que definitivamente Hamon no tiene", afirma a este diario el analista político Sylvain Charat. "El electorado de Mélenchon está más en la extrema izquierda y el comunismo, pero hoy debe estar atrayendo a entre el 15% y el 20% de los votantes socialistas. Hamon sabe que el único modo de aumentar sus votos es hacia su izquierda, donde solo está Mélenchon, pero es casi imposible que crezca por ese lado".

Mélenchon sabe que los partidos tradicionales hoy están fraccionados y desacreditados, y mientras los sondeos indican que a pocos días de los comicios del 23 de abril todavía hay 34% de indecisos, cree que ahora es el momento refundacional del que hablaba Chávez: "Se trata de una situación inédita en la Francia de posguerra, que marca el fin de la viabilidad de la V República instaurada por De Gaulle", asegura. "Y en este contexto, mi candidatura es la más clara".

Mélenchon ha dicho "conocer más gente en Santiago que en Lyon", por su amistad con el exilio chileno en Francia.

No hay comentarios

Agregar comentario