Una Canciller anti-diplomática

Editorial
OpinionGlobal, 28.03.2017

Los insultos en el mundo diplomático son escasos y, en la actualidad, se circunscriben tal vez al populismo bolivariano: Evo Morales los usa contra la oposición boliviana y las autoridades chilenas, en tanto que Nicolás Maduro contra todos los "imperialistas injerencistas". Pero el premio Nobel de los agravios y mentiras se lo lleva la abogada y política venezolana, Delcy Eloína Rodríguez Gómez, de 48 años, soltera, ex dirigente estudiantil, hija de activista marxista y hermana del ex vicepresidente y alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, quien fuera directora del ministerio de energía, viceministra de RREE para Europa y ministra de comunicación, y que se desempeña desde diciembre de 2014 como Canciller de Venezuela. Curiosamente, desde junio de 2015, ocupa también el cargo de vicepresidenta de asuntos internacionales de la petrolera venezolana PDVSA.

La poco agraciada, no muy inteligente, deslenguada, ácida y maleducada Delcy Eloína, la "Canciller de bolsillo" (según la oposición venezolana), ha protagonizado una serie de incidentes diplomáticos en la región: tildó al presidente Macri de liberador de los represores de la última dictadura argentina; emplazó al presidente Kuczynski a que se quitara el traje de empresario estadounidense; acusó a su colega colombiana María Angela Holguín de realizar un “reality show” cada vez que habla de Venezuela; y a los Cancilleres de Argentina y Chile, Susana Malcorra y Heraldo Muñoz, los mandó a “lavarse su boca antes de pronunciar nuestro nombre....son unos vulgares que pretenden pronunciarse sobre nuestro país". Fue, asimismo, la vedette de las calles de Buenos Aires cuando se presentó sin invitación a una reunión de ministros del Mercosur. Tampoco dudó en enfrentarse al secretario general de la OEA, Luis Almagro, a quien acusó de “formar parte de la escoria imperial”.

El record de la "Canciller anti-diplomática" se dio en la sesión extraordinaria de la OEA de ayer, ocasión en que se dio el lujo  de lanzarle una seguidilla de ofensas vergonzosas al secretario general de la OEA en su propia cara. Entre los epítetos, detallamos los siguientes:

1.- “Oscuro, mentiroso, deshonesto, malhechor, mercenario y traidor”.

2.- “Carece de independencia cuando se somete al servicio del país más poderoso y actúa como su agente burocrático. Le falta integridad cuando salta las normas de la OEA, usa a propósito información falsa. Carece también de imparcialidad cuando, sin escrúpulos, utiliza recursos de esta organización para impulsar una campaña contra Venezuela”.

3.-  “Almagro busca desestabilizar la revolución bolivariana”.

4.- “Almagro y este pequeño grupo de naciones de poder ignoran los informes positivos sobre Venezuela como los de la FAO”.

5.- “Luis Almagro ha dedicado su gestión a agredir obsesivamente a Venezuela y su pueblo. Violó normas del organismo con la pretensión de intervenir en los asuntos internos de Venezuela y promover la intervención de fuerzas extranjeras sobre el país”.

6.- “Queremos repudiar en toda su extensión la estrategia de Almagro y lo manifestado en su dos informes. Llamo su atención sobre la patraña organizada por el secretario y un pequeño grupo de países”.

7.- “Almagro se convirtió en un militante contra el diálogo, tenemos pruebas, se comunicaba directamente con la oposición para decirles que no dialoguen porque la carta se había activado”.

8.- Almagro “impulsa una agenda pro-injerencista contra Venezuela, alimentada de informaciones falsas, para fin al gobierno del presidente constitucional de Nicolás Maduro y dar soporte internacional a acciones de la ultraderecha”.

9.- “El segundo informe de Almagro, violando normas fundamentales de la OEA, se trata de una estrategia compleja de intervención. Alertamos al mundo que dicha intervención no sería solo para derrotar al Gobierno, sino para desarrollar un sistema de intervención más complejo”.

10.- “Fue una crónica de una traición anunciada. El señor Almagro asumió funciones en la OEA el 26 de mayo de 2015, apenas 15 días más tarde inició su ataque contra Venezuela. Había llegado con un mandato muy claro a esta organización, el primero de ellos: acabar con la Revolución Bolivariana; el segundo, sustituir el gobierno del presidente Maduro, y dar soporte internacional a las acciones violentas de la ultraderecha, socavando la soberanía y el estado de derecho”.

En definitiva, las actitudes matonescas y la retórica sin límites de Delcy Eloína no solo pretenden esconder el rotundo fracaso del experimento populista en su país y en la región. Representan, a su vez, una "cortina de humo" para confundir a los propios venezolanos de su presente agonía y a los países miembros de la OEA para evaluar la situación venezolana y actuar de acorde en defensa de la democracia y de los derechos humanos.

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