Al rescate del Pacífico

Columna
El Mercurio, 09.04.2022
Juan Pablo Toro V., director ejecutivo de AthenaLab

Mientras gran parte de Occidente centra su atención en la guerra ruso-ucraniana, las autoridades chilenas se enfocan en asuntos vecinales, donde se incluye la reciente visita del presidente Gabriel Boric a Argentina y los alegatos del equipo de la Cancillería en la Corte Internacional de Justicia de La Haya por el Silala, río internacional en el límite con Bolivia.

Ojalá sea solo la contingencia lo que esté restando importancia a uno de los sellos de la política exterior chilena de las últimas cuatro décadas: la exitosa inserción en el Pacífico. No solo en su dimensión comercial, sino también estratégica. Más allá del interés expresado por el Presidente Boric en la Alianza del Pacífico, lo cierto es que hoy no parece existir una visión, o al menos una intención prioritaria, para aprovechar ventajosamente este espacio de prosperidad.

Durante la pasada campaña electoral, algunos sectores de izquierda que hoy están en el poder enarbolaron el rechazo al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP o TPP-11) como una de sus banderas de lucha para desconcierto de muchas embajadas, que recordaban que Chile fue clave en rescatar este acuerdo y que hoy incluso despierta el apetito de países como China o Reino Unido. En el contexto actual, parece más probable que se sigan desaprovechando las oportunidades asociadas al TPP-11.

Por más grave que sea lo que ocurre en Europa o indispensable hacerse cargo de las disputas vecinales, qué duda cabe que el centro de gravedad de los asuntos mundiales está en el Pacífico. Hacia allá va el grueso de nuestras exportaciones y próximamente nuestros datos digitales cruzarán el fondo marino conectándonos con Asia. La superficie marítima del país es 4,5 veces la terrestre y por ahí se vertebra la realidad tricontinental: americana, antártica y oceánica. Por lo tanto, el bienestar y desarrollo de Chile depende de su realidad en este océano.

Muchas cosas están pasando hoy en la región. Corea del Norte ha intensificado sus ensayos con misiles este año encendiendo las alarmas en el este de Asia. No son pocos quienes están apostando que Taiwán podría ser objeto de una acción armada de China, siguiendo el destino de Ucrania. Si bien la neutralidad de India respecto a la agresión de Rusia ha tratado de ser comprendida —desde su tradicional no alineamiento hasta el origen de gran parte de su equipo militar—, también ha sembrado dudas sobre su rol global del lado de las democracias.

Más cerca en la costa sudamericana, un consorcio chino construye un megapuerto al norte del Lima, en Chancay, que aspira a ser el destino de las navieras de ese país y, como tal, un centro de distribución de carga, lo cual podría alterar el futuro de los terminales locales, en los cuales se ha invertido poco.

En Chile, aunque ya terminó la temporada estival para visitar la Antártica, todavía quedan rondando buques polares que emplean nuestra posición privilegiada para acceder a ese continente.

Por todo lo anterior, el Pacífico merece atención en cada ámbito: político, comercial, marítimo y medioambiental. Honrando su origen magallánico, el presidente Boric se retrató con el mar en el fondo en su fotografía oficial. Por lo tanto, es de esperar que su gobierno entienda que ahí está el destino de Chile y el futuro de las nuevas generaciones. Necesitamos con urgencia que las realidades se alineen con las prioridades. En un mundo tan competitivo como el actual, no podemos darnos el lujo de poner mal las fichas.

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