Política exterior de Boric: el desembarco en Teatinos

Columna
El Mostrador, 27.12.2021
Francisco Orrego, abogado

La política exterior de Chile fue protagonista, como pocas veces se ha visto, durante la pasada campaña presidencial, en especial durante la primera vuelta. Los representantes de los distintos candidatos compartieron reflexiones y confrontaron propuestas en una serie de debates convocados en distintos foros e instancias. Las tensiones y la polarización de la campaña durante la segunda vuelta también tuvieron repercusiones en el plano de las relaciones exteriores. No pasó inadvertida una carta de apoyo a la candidatura del presidente electo, suscrita por un numeroso grupo de exautoridades, diplomáticos y académicos de centroizquierda. Ahora, ad-portas del cambio de Gobierno, resulta aconsejable tomar distancia del fervor de la campaña y retomar la senda del entendimiento y actuación conjunta en materia de política exterior.

El proceso de instalación o desembarco en el Edificio José Miguel Carrera, sede de nuestra Cancillería, plantea una serie de inquietudes y tareas. La primera que tendrá el presidente Boric será la designación del ministro de Relaciones Exteriores y de ambos subsecretarios. Candidatos nunca faltan. Lo importante es que designe en dichos cargos a personas que den garantías de que la política exterior chilena se conducirá como un asunto de Estado, dando cabida a las distintas visiones y sensibilidades que existen sobre cómo enfrentar los principales desafíos que tendrá el próximo Gobierno en esta materia. En un plano secundario, le corresponderá renovar el Consejo Asesor de Política Exterior, convocando a personas que puedan realizar un real aporte al trabajo ministerial e integrado transversalmente. No debe tratarse de un club de amigos ni de una instancia decorativa.

Otro desafío que deberá manejar el presidente Boric dice relación con la designación de embajadores. La histórica tensión que genera la designación de embajadores políticos debería animar al próximo Gobierno a priorizar el nombramiento de funcionarios de carrera. Ya veremos si aumenta o disminuye el nombramiento de figuras políticas, a modo de premio de consuelo o de pago de favores electorales o políticos. La lista de personajes que se pondrán en la fila será interminable. Por alguna razón, la vida diplomática genera una atracción insuperable en los políticos. Sin duda, la importancia de las relaciones vecinales y de la participación chilena en los organismos internacionales, justifican recurrir a la máxima prudencia y profesionalismo en la designación de nuestros próximos representantes diplomáticos.

Junto con ello, deberá ratificar o nombrar a las principales autoridades de las diferentes direcciones bajo la supervisión de la Cancillería. Especial consideración deberá tener con la Difrol, cuyo equipo ha tenido una importante participación en la defensa de los intereses territoriales nacionales en diversas instancias internacionales, cuya permanencia ha sido considerada por el electo presidente como señal de continuidad en una materia sumamente delicada, en particular por la controversia que se ha suscitado con Argentina a raíz de sus pretensiones limítrofes. A ello debe sumarse el rol que ha tenido la Difrol en la definición de la plataforma continental extendida en el Mar Austral y Territorio Chileno Antártico, así como en la aprobación del Estatuto nacional sobre el Continente Blanco.

En esta misma línea, cabe destacar que el presidente electo abordó recientemente, con la actual directora de Difrol, una serie de asuntos limítrofes pendientes, afirmando que en esta materia va a mantener “una política de Estado y de continuidad”. Con ello da a entender que ha dejado atrás su apoyo incondicional a la causa marítima boliviana y el silencio que mantuvo como parlamentario de la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, ante la arremetida territorial argentina. Estas señales de compromiso con la defensa y protección de los intereses soberanos y territoriales chilenos son bienvenidas. El futuro equipo del presidente Boric debe promover e impulsar el carácter de país tricontinental que poseemos.

Por cierto, que los desafíos de política exterior del próximo Gobierno no se agotan en las controversias limítrofes pendientes. Hay múltiples desafíos estratégicos y globales, como la disputa entre Estados Unidos y China, que aborda aspectos tan amplios como los diplomáticos, comerciales, tecnológicos, entre otros; el futuro de la Antártica y la defensa de los intereses estratégicos de nuestro país; la política comercial y de exportación de nuestros productos a los principales mercados del mundo; el calentamiento global; solo por mencionar algunos. Sea que estos desafíos se aborden a través de políticas bilaterales o multilaterales, lo que se espera de las próximas autoridades es pragmatismo y realismo, incluyendo el pleno respeto a los tratados internacionales suscritos por Chile.

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