La operación naval estadounidense en el Caribe

Columna
MEER Magazine, 21.09.2025
Samuel Fernández Illanes, abogado (PUC), embajador ® y académico (U. Central)

La flota de Estados Unidos en aguas internacionales frente a Venezuela, por su presencia y desplazamientos, ha producido variados efectos y actuó. Quedó demostrado al eliminar una veloz embarcación con cuatro motores fuera de borda que, según denunciaron, llevaba numerosos narcotraficantes y gran cargamento de estupefacientes desde las costas venezolanas hacia Trinidad y Tobago. La tercera que operaba. Sus movimientos, contactos y trayectoria, fueron previamente comprobados y cuidadosamente detectados por los servicios norteamericanos, y por la sofisticada fuerza marítima enviada.

Todo fue grabado y difundido. Habría ocurrido donde prácticamente se superponen las aguas territoriales de Venezuela y Trinidad Tobago, distantes unos 11 kilómetros (6,8 millas). El Gobierno de Trinidad ha dado su pleno apoyo, debido a las continuas denuncias y tráfico de narcos proveniente de las costas venezolanas, cuyo destino final es Norteamérica. Con enormes beneficios monetarios para los cárteles.

El régimen de Maduro ha reaccionado con grandilocuencia, amenazas y los discursos retóricos habituales. Sin embargo, no ha protestado por el hundimiento y menos lo ha apoyado. Su reacción fue decir que había sido creado por inteligencia artificial. Es revelador pues, no podía denunciarlo y convertirse en autor o cómplice de los narcotraficantes, ni podía respaldarlos al ser un grave delito internacional del que se le acusa. Optó por negar su existencia. De paso, igualmente intentó culpar al secretario de Estado Marco Rubio, y contraponerlo al elogiar a Trump como hombre de paz. Como si Trump fuera manipulable. En definitiva, una doble equivocación.

No es posible conocer ni anticipar las acciones que vendrán, a pesar de las múltiples especulaciones. Todas las opciones están abiertas según la Administración, que Rubio ha abordado en su reciente gira por algunos países de la región y obtenido varios respaldos. Cada uno, según sus intereses y ninguno en franca oposición, a lo más con advertencias de no sobrepasar el sistema existente. Se estima que en algún momento podrían iniciarse operaciones, no previsibles ahora que redactamos.

Las grandes potencias que Maduro intentó involucrar, Rusia y China, se han mantenido sin declaraciones en la última cita en China, desilusionándolo. Salvo los incondicionales, como el Grupo ALBA o de Puebla, Colombia, así como Cuba que sin estar amenazada directamente observa con preocupación creciente. A Maduro lo investiga la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad a petición de varios países. Apoyarlo explícitamente es una opción que traería consecuencias.

Por tratarse de un operativo naval poderoso y no conocerse lo que vendrá, hay efectos comprobables y otros inciertos. Se pueden señalar:

Volver a llamar la atención internacional sobre el régimen venezolano, que había quedado un tanto postergado y que ha pasado a ser prioritario. Los medios de comunicación siguen su desarrollo y abundan las opiniones y análisis. En general, especulativos. Un tema que probablemente se discutirá en la actual Asamblea General de Naciones Unidas, coincidente con el 80ª aniversario de la Organización. Como es habitual, se inició el primer martes de la segunda semana de septiembre, el día 9, y será seguida por una reunión de Alto Nivel del 22 al 30.

Las acusaciones de Estados Unidos contra Maduro, Diosdado Cabello, Padrino López y los hermanos Rodríguez, les sindican como cabecillas del llamado “Cártel de los Soles” operando junto al “Tren de Aragua”, y ofrecido millonarias recompensas por su captura. Los califica de narcotraficantes y criminales que llevan la droga de Colombia vía Venezuela hacia Norteamérica. Un delito transnacional penado en varios tratados internacionales. El más completo es el Convenio de Palermo contra la Delincuencia Organizada, (Resolución ONU 55/25 de 2000). Rige en 148 países. Acuerda la cooperación internacional; lo califica de delito grave; busca socavar la capacidad de los delincuentes; la trata de personas; el tráfico ilícito de migrantes; el lavado de dinero; y salvaguardar la seguridad frente al crimen organizado. Venezuela como Estados Unidos, son países parte (lo ratificaron el 2005 y les obliga). Sus Protocolos versan sobre: la prevención, represión, extradición, y la trata de personas y niños.

Sanciona a quienes lo cometen en un Estado o participen en más de uno y a los grupos que realicen actividades delictivas en más de un Estado, en una amplia gama de delitos nominados como determinantes, dentro o fuera de la jurisdicción de un Estado parte, así como los decomisos e incautación de drogas. Normas que se complementan por la Convención de Mérida (México 2003) contra la corrupción. Establece la cooperación internacional, penaliza estos delitos, busca la recuperación de los activos y vigila la rendición de cuentas; como políticas de Estado a nivel global. Añade como objetivo, prevenir y combatir la corrupción política que se expande.

Trump designó a los cárteles latinoamericanos como organizaciones terroristas extranjeras globales. Un Gran Jurado de Nueva York abrió el caso, dando el marco legal para prevenirlos y combatirlos, al amenazar la seguridad de Estados Unidos, por lo que decidió actuar con todo el poder de que dispone. La seguridad, constituye un asunto esencial para el país.

Califican a Maduro y su régimen como ilegal, reelecto por elecciones fraudulentas y reconoce la victoria de González Urrutia como el presidente legítimo. Trump busca, asimismo, infundir temor e inestabilidad al régimen chavista, gobernando desde 1999 como “Revolución bolivariana” o “del Siglo XXI”, con todos los poderes del Estado controlados, corrupto, y una población sojuzgada. Un rico país petrolero que ha dilapidado su dinero y mantiene una crisis económica creciente, y un sueldo mínimo que no supera los dos dólares mensuales. Hasta ahora no se conoce una reacción interna. Podrían cometer algún error decisivo, sobrevolando buques americanos o amenazando a Guyana; hacer actuar tropas, o milicias sin instrucción ni equipamiento, acompañadas de discursos patrióticos agresivos. O efectuarse operaciones norteamericanas precisas contra los dirigentes del régimen.

Por el momento, sólo se puede comprobar que la flota sigue presente, y también actúa.

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