Masacre contra el pueblo libanés

Carta
OpinionGlobal, 07.10.2024
Marta Chalhub Romero, exembajadora de Chile en El Líbano

El mundo observa con estupor como se destruye un país y se elimina a su población, sin que ninguna acción se tome para exigir el fin de esa masacre. Me refiero a los bombardeos indiscriminados de Israel contra ciudades, aldeas y población civil inocente del Líbano. Nada justifica que se busque acabar con el movimiento chiita, Hezbollah, destruyendo un país en su totalidad.

Visité El Líbano la primera vez en 1980, durante la llamada “guerra civil”. Era un país Dividido, porque intereses foráneos habían logrado penetrar su población y separarla en bandos enfrentados entre sí para responder a sus tutores regionales y/o internacionales.

Líbano es un país cuyos orígenes se remontan a miles de años A.C., con un pueblo amante de la paz, que entregó al mundo el primer alfabeto, el fenicio. Pueblo que ha sabido sobrellevar invasiones, dominios extranjeros, guerras de otros en su pequeño territorio, pero que se ha caracterizado por ser crisol de culturas y religiones. En El Líbano han convivido por años diferentes comunidades religiosas, en un ambiente de tolerancia en el cual se respetan y aceptan las diferencias.

He vuelto varias veces a visitar el país del Cedro y tuve la oportunidad de vivir allí en 2 períodos (1995-2000 y 2016-2019). Lo que pude aprender de los libaneses fue su espíritu inquebrantable ante la adversidad, su hospitalidad, solidaridad, tolerancia. Pueblo trilingüe donde los centros del saber destacan en todo el Levante u Oriente Medio.

Prisionero de intereses foráneos, Líbano sufrió la ocupación siria (1976-2000), varias invasiones o ataques por parte de Israel, siendo los más intensos, las Uvas de la Ira en abril de 1996 y la guerra contra Hezbollah en julio de 2006. Sin embargo, lo que hemos podido presenciar esta última semana, es la agresión más mortífera contra un país y su pueblo.

Formado en 1982, Hezbollah nació como un movimiento de resistencia contra la presencia israelí, evolucionando desde su ala militar a la formación de un partido político con representación en el Parlamento libanés. Apoyado por Irán, Hezbollah ya no es un movimiento netamente libanés y ha extendido su presencia a otros países del área. Su Cuartel General y muchos de sus militantes están ubicados en los suburbios del sur de Beirut donde vive gran cantidad de población civil, que no tiene relación con el movimiento chiita.

El éxodo de miles de familias desde el Sur del Líbano, el número de fallecidos, de heridos, la destrucción de casas, ciudades y aldeas completas que están en ruinas, es una “catástrofe humanitaria” que debe terminar. Ni Irán que utilice a Hezbollah en su enfrentamiento con Israel, ni los ataques de Hezbollah hacia el norte de Israel, ni el interés de gobierno israelí por defender su frontera. Nada, absolutamente Nada justifica la masacre que se está cometiendo con el pueblo libanés.

 

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