Carta El Mercurio, 28 de noviembre de 2025 Demetrio Infante Figueroa, embajador (r)
Los dichos del senador Huenchumilla en contra del expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle en relación con la visita que le hizo el candidato a la Presidencia José Antonio Kast, me parecen absolutamente inadecuados.
El parlamentario descalifica en una forma poco respetuosa el proceder de un ex jefe de Estado con el cual ha sido compañero de ruta por tantos años. Además, son insolentes por acusar al expresidente “de haber traicionado la memoria de su padre”. Puedo asegurar al presidente de la DC —por ser conocedor de la familia— que el hijo tuvo y tiene en su progenitor un ejemplo a seguir no solo en la vida política, sino también en su conducta como ser humano; por ello sus dichos le causan agravio.
Adicionalmente, el senador de marras con su última afirmación se salta a pies juntos hechos de la historia que debería conocer. El día que el presidente Frei padre asumió la jefatura de Estado, desde los balcones de La Moneda, vestido de frac y en compañía de quien sería su ministro del Interior y amigo de muchos años, Bernardo Leighton, sostuvo sin vergüenza que agradecía a los históricos partidos Liberal y Conservador por haber apoyado su postulación. No tuvo temor en reconocer el apoyo de la derecha. Yo estaba en esa multitud.
Por otra parte, cuando don Eduardo buscó una persona adecuada para que fuera su embajador en Buenos Aires, no dudó en designar al exsenador liberal Hernán Videla Lira, quien cumplió en forma brillante ese cometido. Tampoco le importó que fuera de derecha.
El senador Huenchumilla ha perdido una buena oportunidad de guardar silencio.
