¿Lucha por el poder y la sucesión en China?

Editorial
OpinionGlobal, 10.09.2025

Golpe blanco

Desde fines de junio pasado se viene especulando acerca de un golpe blanco (sin violencia) al interior del partido comunista chino (PCCH) y en contra de su actual líder Xi Jinping. La lucha por el poder estaría planteada por el general Zhang Youxia, actual primer vicepresidente de la Comisión Central Militar, quien contaría con el apoyo mayoritario de las facciones del partido. Detrás de la asonada está, además, la molestia generada contra un excesivo autoritarismo y culto a la personalidad de Xi, los escándalos y la corrupción que envuelven a él y su familia, así como la intervención del Politburó en el Ejército de Popular de Liberación (EPL) a través de purgas masivas de generales.

Las purgas

Todo se habría desatado a partir de la denuncia hecha por la viuda del ex primer ministro Li Kegiang el 29 de junio último, cuando alegó que su marido no había muerto ahogado, sino que habría sido objeto de un atentado por orden de Xi, que forma parte de las desapariciones que se vienen dando en China últimamente. De hecho, el recambio en la cúpula militar china (23 de los 79 generales ascendidos por Xi) representa la mayor purga desde la era de Mao y los analistas lo explican como una amplia campaña del presidente Xi Jinping para reforzar la lealtad de las Fuerzas Armadas y ejercer un mayor control sobre el EPL. Paralelamente, el líder del partido había doblado el presupuesto de las FFAA (US$ 296 billones) para modernizarlas con tecnologías de punta, aunque también habría profitado de la corrupción desatada por las nuevas adquisiciones.

La duda es si esas vastas purgas son un signo de fortaleza o de debilidad del líder chino en el ejercicio de su tercer mandato. Para algunos sinólogos “esto revela que Xi tiene problemas tanto con sus cuadros diplomáticos como con el sistema militar”, factor que podría indicar la probabilidad de “que esté encontrando dificultades en el control interno del gobierno.”

En paralelo a lo anterior, se extiende el temor de los dirigentes comunistas por el empecinamiento de Xi por el autoritarismo centralista y por la economía socialista, que podrían conducir a un desplome del régimen en general. No menor ha sido también el impacto de recientes protestas populares ante notorios problemas económicos (caída del PGB, inflación, desempleo, crisis inmobiliaria, falta de inversión y retiro de empresas extranjeras), así como la llamada “revolución de los excusados” (grafitis contrarios en baños públicos). Asimismo, dos importantes políticas de Xi están siendo criticadas en forma abierta y transversal: su rechazo a una nueva reforma liberal de la economía (insiste en la economía centralmente planificada) y su obsesión por la invasión de Taiwán (opuesta por los propios militares chinos).

Facciones del PCCH

Para establecer si el líder chino perdió o no el control político, hay que evaluar cómo se posicionan las facciones que predominan en el PCCH, ya que tradicionalmente ellas compiten entre sí y la mayoría se impone a la minoría para cada sucesión del liderazgo chino. Hoy se destacan principalmente cuatro:

(a) Los “Maoistas rojos”, que son los marxistas más ortodoxos y autócratas, creen en el control primero y la economía después. Son conservadores, nacionalistas y antioccidentales (Xi Jinping y los cuadros de la elite joven en general, como el "Kissinger de China" Wang Huning);

(b) Los “Reformistas”, que son más libre mercado, internacionalistas y pro-occidentales, buscan cambios en el «estado profundo» del PCCh, aunque sin llegar a derrocar al régimen (Li Ruihuan, Wen Jiabao, Li Qiang, y Wang Yang);

(c) Los “Continuistas”, que creen en la preeminencia del partido, pero bajo un liderazgo colectivo y ubicados entre las dos facciones anteriores (Hu Jintao, Hu Chunhua y Song Ping);

(d) Los “Militares”, que son los uniformados de la dirigencia del partido, pero que se declaran “apolíticos”, liderados por los generales Zhang Youxia (72 años y uno de los pocos militares activos del EPL veterano de la guerra chino-vietnamita) y su brazo derecho Liu yuan, que acaba de salir del retiro.

Existen otras tres facciones transversales que son también influyentes:

-La “Vieja Guardia”, que corresponde a ex altos dirigentes en retiro que todavía son consultados (el exsecretario general Hu Jintao, destituido brutalmente por Xi, y Wen Jiabao su primer ministro);

-Los “Tecnócratas”; que representan a los profesionales encargados de la economía y a los identificados con los "reformistas" (como el actual premier Li Qiang); y

-Los “Príncipes”, que son los hijos de dirigentes históricos (Ejs.: Xi Jinping es hijo de Xi Zhongxung, un vice premier con Mao; el viceministro de asuntos civiles Hu Haifeng es hijo de Hu Jintao; y el general Liu Yuan es hijo del expresidente Liu Shaoqi).

De acuerdo con los rumores prevalecientes, las tres últimas facciones (continuistas/vieja guardia, reformistas y militares) estarían negociando y organizándose entre sí para desplazar al líder de la primera de ellas (maoísta roja).

¿Qué pasó en la parada?

A todo esto, resulta interesante analizar el tema de la sucesión política en China dentro del contexto del masivo desfile militar del 3 de septiembre pasado, realizado en Tianamen, para el 80 aniversario de la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Sumariamente, se pueden extraer algunas señales bien claras:

- El inusual traje Mao vestido por Xi Jinping ofrece significados importantes, partiendo por su total veneración por el líder fundador de la RPCH y que él no se atiene al protocolo existente para los dirigentes chinos (traje oscuro en ceremonias oficiales). Estos se consideran signos de un culto a su personalidad;

- El Alto costo de la parada (USD 5.600 millones), sobre todo en momentos de contracción económica, demuestra tanto un esfuerzo propagandístico mayor como la corrupción sistémica al interior del complejo militar-industrial chino;

- El número de tropas y la cantidad de armamento representan una vitrina al exterior del poder militar chino y el objetivo de mostrarse como la nueva superpotencia: Es primera vez que China hace pública su triada nuclear (diseñada para disuadir a EEUU) y una serie de nuevas armas (algunas meras imitaciones);

- Sin embargo, y en comparación con años anteriores, hubo un despliegue menor de líderes extranjeros, salvo los dictadores Putin y Kim Jong-un y los presidentes de Irán y Pakistán, pero fue notoria la ausencia del primer ministro indio Narendra Modi;

- Por último, llamaron la atención el corto discurso de Xi, la ausencia en el estrado oficial de Hu Jintao, la aparición de Wang Yang detrás de Xi y la ubicación del general Zhang Youxia en un extremo de la primera fila, lo que denota las fisuras en el Politburó.

La sucesión

Conforme a cómo evolucionen los acontecimientos, es probable que Xi pierda inevitablemente su monopolio del poder en China y sea reemplazado provisionalmente por un triunvirato “reformista-militar”. Los rumores indican que Xi Jinping ya se vio obligado a firmar un acuerdo interno, que implica: renunciar a los cargos de presidente de la Comisión Militar Central y secretario general, conservando únicamente el título ceremonial de presidente del Estado, un cargo sin poder real.

La cúpula del poder podría contemplar los siguientes dirigentes:

(1) El dirigente en retiro Wang Yang lo haría como nuevo secretario general. Otros nombres para estos cargos son Ding Xuexiang y Chen Jining, o bien, que se mantenga el actual primer ministro Li Qiang;

(2) Hu Chunhua, el actual vice premier que había caído en desgracia con la llegada de Xi al ser el protegido del ex secretario general y expresidente de China Hu Jintao (purgado en 2022), asumiría como nuevo primer ministro del gobierno; y

(3) El propio Zhang Youxia reemplazaría a Xi como presidente de la importante Comisión Militar Central.

Cabe consignar que ninguno de los tres pretendientes sugeridos pertenece actualmente al Comité Permanente del Politburó que preside Xi. También que, si la transición es consensuada, Xi podría retener el cargo de presidente, como una figura honorífica sin poder real.

Aparte del tema del liderazgo propiamente tal, un cambio no menor que se estaría produciendo en el ámbito castrense es lo que se conoce como la “revancha” de Zhang Youxia, esto es, un intento por la nacionalización del EPL, a fin de poner fin al control político directo que ejerce el Politburó sobre las fuerzas armadas.

Aún es prematuro determinar cuál sería la línea política central que asumiría ese nuevo liderazgo colectivo chino. Pero, dado el carácter tecnocrático de Hu Chunhua y Wang Yang, así como su apoyo en los reformistas, es posible especular que intentarán tanto una gestión más democrática del PCCH como recuperar la economía con una nueva reforma liberal, al estilo de la de Deng Xiaoping a fines de los años setenta. En todo caso, un rescate del “milagro chino” tiene sus costos, pues demandará a la nueva dirigencia dedicarse por completo a arreglar la “cuestión interna”. Ello, por su parte, irá en desmedro de una política internacional asertiva.

Mientras China queda a la espera de un anuncio sobre la cuestión de la sucesión política (¿durante el congreso del partido entre el 20 y 22 de octubre?), es posible que ella se produzca en forma tranquila y sutil. Se habla de un modelo a la "Hua Guofeng", el sucesor protocolar de Mao, pero que fue reemplazado en los hechos por Deng Xiaping. En ese esquema, Xi Jinping mantendría un cargo decorativo para "salvar la cara" (presidencia), en tanto que los articuladores del 'golpe blanco' ganarían el poder real (secretario general y primer ministro). De no ser así, mientras más tiempo se mantenga el liderazgo autocrático de Xi Jinping es más probable la implosión de PCCH y del régimen comunista en China.

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