‘Preocupación’ al parecer, ‘control’ en realidad

Columna
El Mercurio, 28.11.2025
Niu Qingbao, embajador de China en Chile

La semana pasada, el nuevo embajador estadounidense en Chile, el señor Brandon Judd, durante una conferencia de prensa emitió unas declaraciones sobre China que no se corresponden con los hechos. Como embajador de China siento la obligación de hacer las siguientes aclaraciones.

Primero, la afirmación del embajador Judd de que cuando China “trae empresas, contrata a su propia gente” es falsa. Las empresas chinas siguen estrictamente las leyes y regulaciones chilenas sobre operación y contratación local, generando una gran cantidad de empleo local y apoyan al desarrollo y la integración cultural de empleados chilenos y chinos. Si el embajador Judd hubiera visitado unos proyectos de las empresas chinas, vería que sus declaraciones son incorrectas.

Segundo, al decir que “las leyes chinas establecen que cualquier información que pase por un cable chino debe ser entregada al gobierno de China”, el embajador Judd distorsiona gravemente la realidad. Cabe señalar que la Ley de Seguridad de Datos de China tiene como objetivo regular el procesamiento de datos y garantizar su seguridad, definiendo claramente los límites legales para la recolección y el uso de datos, y prohibiendo estrictamente que cualquier organización o individuo obtenga o utilice datos de manera ilegal. De hecho, en los últimos años, la legislación china en el ámbito de la seguridad de datos y la ciberseguridad ha tomado amplia referencia de las leyes y regulaciones de diversos países, y sus conceptos, principios y prácticas judiciales no difieren esencialmente de las principales economías mundiales. Al comparar con la Ley CLOUD de Estados Unidos y la Ley 21.719 de Protección de Datos de Chile, no es difícil ver que comparten muchos puntos en común con la legislación china en cuanto a soberanía de datos, seguridad y obligaciones de cumplimiento.

El embajador Judd buscaba insinuar que el gobierno chino iba a robar datos mediante el cable, ignorando el hecho de que es precisamente el propio Estados Unidos quien viene cometiendo sistemáticamente el robo de datos, vigilancia y monitoreo en todo el mundo, siendo autor de escándalos como “PRISM” incluso contra sus aliados. La oposición del embajador Judd a la cooperación en cables submarinos entre China y Chile no tiene otro propósito que interferir en el derecho de Chile a elegir libremente sus socios y obstaculizar la diversificación de sus canales de datos.

Si Estados Unidos realmente valora el hemisferio occidental como afirma, debería respetar verdaderamente a los países de la región y su derecho a elegir libremente socios y oportunidades de desarrollo, en lugar de seguir viendo a América Latina como su “patio trasero”, ejerciendo control y manteniendo su hegemonía bajo el nombre de “preocupación”.

No hay comentarios

Agregar comentario