Entrevista (Juan Manuel López-Nadal, embajador de España jubilado) Infobae, 10.03.2025 Daniel Malagón
El diplomático español, destinado en Tailandia, Camboya, Birmania, Laos y Hong Kong, habla con ‘Infobae España’ sobre la importancia de una región que desempeñará un papel crucial en los próximos años
Durante los próximos años, escucharemos hablar de la importancia estratégica del Indo-Pacífico, una inmensa región de más de 80 países entre las riberas de dos vastos océanos que será el tablero entre las grandes superpotencias, China y EEUU. Tanto Pekín como Washington buscarán hacerse con la mayor porción del pastel, que contiene las grandes rutas comerciales mundiales y dos tercios del PIB mundial.
La llegada de Trump ha acelerado los procesos y quiere apartar de su mirada al Atlántico. Terminar la guerra en Ucrania es, para Washington, una prioridad para centrar sus esfuerzos en la otra región. Al mismo tiempo, el ninguneo de EEUU ha llevado a Europa a ampliar sus horizontes y ha visto en esta región una oportunidad para hacerse un hueco entre los grandes titanes geopolíticos. Juan Manuel López-Nadal, embajador de España jubilado, ha estado destinado en Tailandia, Camboya, Birmania, Laos y Hong Kong, y es quizá una de las personas que mejor conozca lo que se está cocinando en esta región que puede ser el escenario de una Tercera Guerra Mundial. Tensión ya hay... y todo apunta a que irá en aumento.
-Pregunta: ¿Por qué ya no hablamos de Asia-Pacífico?
-Respuesta: Del mismo modo que, si vamos un poco más atrás en el tiempo, Asia Pacífico, que aparece después de la Segunda Guerra Mundial tras la derrota de los japoneses, sustituye el concepto eurocéntrico de Oriente Próximo, que todavía hay quien lo usa. En este concepto vemos un mapa centrado en Europa, que es la diferencia de ver el mapa en el Indo-Pacífico, cómo lo ve China, entre otros países. Tanto Europa como América quedan en las dos puntas y en el centro queda el continente asiático y africano, con los océanos Índico y Pacífico. En esta nueva construcción, Asia marítima es el concepto central. El Oriente Medio, África Oriental y América Latina serían lo que yo llamo las periferias.
-P: ¿Qué está ocurriendo en Asia que ha llevado a situar a este continente en el centro?
-R: En primer lugar, el auge de China como potencia. Entre los años 2008, 2010, 2012, hay un cambio notable en la política exterior de China. En el periodo posterior al maoísmo, el periodo de las reformas de Deng Xiao Ping, Pekín mantuvo una política exterior muy constructiva, moderada, discreta, de aprovechar las oportunidades económicas, cuidándose de no meter miedo a sus países vecinos y a su entorno. Pero eso cambia a una política mucho más prepotente, asertiva e incluso agresiva cuando Xi Jinping se consagra como líder máximo de China. De algún modo, piensa que ha llegado el tiempo de que China se proclame a sí misma como una superpotencia, con ambición de liderar primero su área geográfica y después globalmente. En ese momento, existe una percepción de que China se ha convertido en un problema.
A la emergencia de China, se le suma la aparición de la India como potencia. Muchos países, Estados Unidos y, sobre todo, Japón y Australia, ven a este país como un elemento necesario para equilibrar o contrabalancear una excesiva fuerza de China. El tercer elemento importante es el aspecto económico y comercial. Las rutas marítimas son vitales para el comercio marítimo, sobre todo en materia de productos energéticos, gas y petróleo. El centro del comercio marítimo mundial se traslada a los océanos Índico y Pacífico. Visto esto, el elemento motor que hace que todo el mundo se replantee este modelo es el aumento de la rivalidad geopolítica entre China y Estados Unidos.
-P: Dice que el Indo-Pacífico será el escenario de pugna entre Estados Unidos y y China durante los próximos años. ¿Qué se juegan las dos superpotencias?
-R: La hegemonía regional y luego la hegemonía global. Estados Unidos, no ahora con Trump, sino ya antes en el propio periodo primero de Trump y más durante el mandato de Biden, advirtió que su centro de gravedad dejaba de desplazarse del Atlántico al Pacífico y después al Indo-Pacífico.
El conflicto en el Mar Meridional puede estallar en cualquier momento.
P: ¿Dónde podríamos ver un choque directo entre ambos?
-R: Básicamente son dos. Taiwán está en la mente de todos, pero yo pongo el Mar del Sur de China primero, porque me parece que es más fácil que se produzca un incidente ahí que en Taiwán. El Mar del Sur de China, el mar de China meridional no es de China, es parte de ella, pero hay otros países como Filipinas, Indonesia, Brunei, Singapur, Malasia y Vietnam. China reivindica lo que llama la línea de los nueve trazos, que es una ‘lengua’ muy grande que prácticamente abarca el 80% de la superficie del mar. Y esa reivindicación, que es a todas luces expansiva, se solapa con las reivindicaciones que tienen sobre todo Filipinas, por un lado, y Vietnam, por otro. Hay una serie de atolones y puntos navales estratégicos frente a las costas de Filipinas muy próximos que Pekín reivindica, e incluso ha ocupado militarmente algunos de ellos. El presidente anterior de Filipinas, Rodrigo Duterte, era partidario de una política de apaciguamiento con China, mientras que Ferdinand Marcos Jr. se ha vuelto hacia una política más firme y de aproximación a Estados Unidos. En los últimos años se han producido tensiones y habrá que ver si Trump estaría dispuesto a defender a Filipinas. A mi juicio, este es un sitio donde puede estallar en cualquier momento.
Naturalmente también está el tema de Taiwán. China considera que, al ser parte de China, tiene que volver a reintegrarse a la madre patria, como han hecho ya con Hong Kong y con Macao. El objetivo es que un día no muy lejano, Taiwán se incorpore por las buenas o por las malas. Los taiwaneses obviamente no son entusiastas de esa solución por temor al fin de su democracia, respeto a la pluralidad, sistema político y sistema económico y social. Además, cuando han visto lo que China ha hecho con Hong Kong, que ha sido cargarse la autonomía y los derechos propios, lógicamente tienen menos ganas de que se los trague.
-P: ¿Qué podría empujar a China a aventurarse en uno de estos conflictos?
-R: La base de legitimidad del régimen del Partido Comunista como Partido de Estado en China con Mao fue la revolución, el progreso económico y la salida de la pobreza. Ahora, con Xi Jinping, como la economía ha tocado el techo y los problemas sociales son grandes, vuelve al tema del nacionalismo. Si Xi Jinping tuviese problemas de política interna, económica, social o contestación social, sí podría optar por una salida, como hacen casi todos los sistemas autoritarios, de buscar un pretexto en el exterior para solucionar los problemas del interior.
-P: Quizá también empujada por la vuelta de Trump, Europa ha decidido que quiere sumarse a esta región.
-R: Es necesario porque es cada vez más importante para el mundo. Económicamente y también estratégicamente. La propia Europa está discutiendo ahora sobre qué hacer en un momento en el que el aliado norteamericano ha dejado de ser fiable. La OTAN está en cuestión y, si no está muerta, está moribunda o está en un estado de latencia. La atención al Indo-Pacífico va muy ligada al debate de la defensa y seguridad. Antes teníamos dos potencias que nos amenazaban, una directamente, que es Rusia, y otra más indirectamente que es China. Pero es que ahora tenemos tres porque nuestro aliado norteamericano se ha se ha convertido también en una fuente de incerteza y no sabemos qué puede pasar con él. Por supuesto que nos encantaría que todos fueran buenos y pacíficos, pero no lo son. Ni Putin, ni Xi Jinping, ni menos Trump. Europa tiene que tomarse muy en serio la necesidad de su defensa y de su seguridad. Y para eso es muy importante colaborar y cooperar con otros aliados como los países del Indo-Pacífico.
Europa no debe fiarse de un régimen totalitario, represivo con minorías étnicas y con una política expansiva que amenaza a sus países vecinos
-P: Es usted bastante pesimista a la hora de apostar por China como aliado de Europa.
-R: Cuando tenemos un régimen de partido único, totalitario, que es represivo en el interior, que está llevando a cabo una limpieza étnica con las minorías de los uigures, los tibetanos, los mongoles; lo que ha hecho con Hong Kong, lo que amenaza con hacer en Taiwán; su política expansiva en mar y tierra en Asia con sus países vecinos. ¿Es un país de fiar? Yo no lo creo. Lo que sí nos conviene es hacer más piña con los vecinos de China. No digo que debamos tener una política de hostilidad con China. Hay que cooperar con ellos y seguir manteniendo las relaciones económicas, pero sin caer en la dependencia como ha ocurrido con Rusia y su energía. En el caso de China, sería con las tecnologías.
-P: Habla de la necesidad de autonomía estratégica en Defensa respecto a EEUU. Esta idea no solo la tiene Europa, sino los países del Indo-Pacífico también con China. ¿Puede ser esto una oportunidad?
-R: En Europa, incluyo Gran Bretaña, hay ahora presencia de flotas navales italianas, alemanas, francesas y británicas que navegan por ahí a modo de decir ‘cuidado que estamos aquí’. Hacen maniobras conjuntas con Filipinas, con Australia, con Japón, y esto es un mensajito para decir ‘cuidado que nosotros estamos interesados por esto’. A mi manera de ver, eso está bien hecho y hay que mantenerlo e incluso reforzar esa presencia europea en todos los puntos, económica, política, diplomática y también militarmente.
-P: Me llama la atención el caso de la India. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha querido dejar claro que es una de las prioridades.
-R: De momento, la India ha superado a China en población y la tendencia es a aumentar. Uno de los grandes problemas que tiene China es la crisis demográfica, el envejecimiento de la población, y eso afecta a su sistema de pensiones. No obstante, India tiene unos problemas seculares en su propia estructura social, como es el sistema de castas o el mantenimiento de una serie de valores y costumbres que frenan su modernización. Y más ahora cuando tienen un Gobierno muy nacionalista y además hinduista. Lo que sí hace en política exterior, que ya lo hizo en la Guerra Fría, es utilizar la neutralidad y el no alineamiento para ganar peso en la región.
-P: ¿Qué opina del acercamiento de Rusia a China?
-R: Durante la Guerra Fría sí es cierto que se inclinaba hacia la Unión Soviética por su apoyo en la guerra con Bangladesh, y la relación histórica se mantiene. Pero a la India le preocupa que Rusia acabe dependiendo demasiado de China. China sí es vista por la India como su principal amenaza potencial y los indios saben que, en caso de conflicto, Moscú se decantaría más hacia China que hacia ellos.
-P: ¿Cuál es su estrategia entonces?
-R: La estrategia india es el multialineamiento. Con China y Rusia participa en los BRICS y también en la Organización de Cooperación de Shanghái en Asia Central. Por otro lado, pertenece al cuadrilátero de seguridad [QUAD] que está formado por Japón, India, Australia y Estados Unidos. El secretario de Estado, Marco Rubio, ha lanzado un mensaje de querer continuar el QUAD porque es esencial para contener a China. India se deja querer por Estados Unidos, se deja querer por Rusia, y en cierta manera con China. Además, quiere mucho a Japón, su gran aliado en Asia, y ahora mismo busca un nuevo acuerdo comercial con Europa. Por eso, la India va a pesar mucho y va a ir a más. También dependerá de cómo vaya la propia política interior de India y sus relaciones en la política exterior.
-P: La UE llega tarde al Indo-Pacífico, pero hay Estados miembros que ya tenían una estrategia en la región.
-R: Hay un país que tiene una estrategia muy definida que es Francia. Tiene territorios en el Índico y en el Pacífico como Nueva Caledonia, Tahití y la Polinesia Francesa. Francia es una potencia indo-pacífica, en el sentido en que tiene territorios. A París le siguieron después Alemania, los Países Bajos y también el Reino Unido. Y luego, en el 2015, a consecuencia de eso, la propia Unión Europea, dirigida en aquel momento por Josep Borrell, que hizo la estrategia para el Indo-Pacífico. Después de eso ha habido otros países como Irlanda, la República Checa, e Italia parece que está en ello. Y sin embargo, España no ha dicho ‘aquí estamos nosotros’, hasta ahora. Comprendo que hay muchos problemas, que tenemos también un vecindario propio complicado, pero yo creo que sería importante que España también se tomara un poco más en serio esa parte del mundo.

