El desafío de la longevidad: convertir el envejecimiento en un motor del crecimiento

Columna
El Líbero, 25.10.2025
José Luis Balmaceda, embajador (r) y presidente Fundación Sinergia Humanitaria

El crecimiento de la población es uno de los mayores triunfos de la humanidad, pero también el gran desafío del siglo XXI. Chile no es la excepción: hoy la esperanza de vida supera los 80 años y, hacia 2050, una de cada cuatro personas será mayor de 65 años.

Pero aquí surge una paradoja insostenible: pedimos a las personas trabajar más años, mientras el mercado laboral reduce la acogida a profesionales mayores de 40 y 45 en plena madurez profesional. El 60% de los desempleados mayores de 50 años en Chile lleva más de un año buscando trabajo, y solo el 20% de las empresas declara tener políticas para retener el talento senior. No podemos pedirles extender su vida laboral si el propio sistema los descarta.

La paradoja del desempleo plateado y la oportunidad de la longevidad
La jubilación ya no puede ser vista como el fin de la vida productiva. Las personas mayores tienen 15 o 20 años activos por delante, pero la discriminación por edad desperdicia un capital humano invaluable en el momento de su mayor experiencia, liderazgo y productividad.

Este es un problema global, pero también una oportunidad económica sin precedentes: la llamada economía plateada, que superará los 15 billones de dólares en 2030, comprende bienes y servicios en salud, educación, turismo, tecnología, ocio y cuidado. Países como Japón y Alemania ya están desarrollando industrias competitivas alrededor de este mercado, y la pregunta es: ¿quiénes están mejor preparados para liderarlo?

Precisamente los trabajadores con experiencia que han sido desplazados. Ellos no solo son el capital humano disponible, sino que también conocen de primera mano las necesidades, los gustos y el potencial de este creciente segmento.

Una hoja de ruta para Chile: valorando la experiencia
Chile, uno de los países que más rápido envejece en América Latina, puede convertir este desafío en una ventaja competitiva si coloca a los adultos mayores en el centro de su política pública y estrategia de desarrollo. Eso exige una hoja de ruta con tres pilares:

Superar el desempleo por edad: Se requieren incentivos fiscales para las empresas que contraten a trabajadores mayores de 40. También necesitamos una inversión masiva en capacitación continua y reciclaje profesional a lo largo de toda la vida, fomentando la adaptabilidad en un mercado en constante cambio.

Fomentar la empresa plateada: Es vital crear fondos de inversión especializados en emprendimientos de la economía plateada. La clave es impulsar equipos intergeneracionales que combinen el conocimiento de mercado y la experiencia de los mayores con el talento digital y la energía de los jóvenes, creando soluciones innovadoras que beneficien a toda la sociedad.

Protección social y dignificación: Necesitamos reformar el sistema de pensiones para permitir transiciones graduales y flexibles hacia la jubilación, lejos del abrupto fin de la vida laboral. Asimismo, debemos profesionalizar a los cuidadores y reconocer el cuidado como un derecho social, dando valor al trabajo que hoy es invisible.

Una oportunidad intergeneracional para un país más justo
Invertir en la economía plateada no es solo una política social: es una estrategia de desarrollo inteligente. Significa más innovación, más empleo, más recaudación fiscal y, fundamentalmente, una sociedad más justa donde el valor de cada persona no caduca con la edad.

El envejecimiento no es una carga. Es una invitación a construir un país que valore la experiencia y que asegure a todas las generaciones -jóvenes, adultos y mayores- un lugar digno y productivo en el futuro. ¿Estamos preparados para asumir este reto?

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