Reportaje BioBio Chile, 29.09.2025 Constanza Carrillo Silva y Francisca Cares
La relación entre Chile e Israel una vez más se instaló en el debate político, tras la participación del presidente Gabriel Boric en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). En Nueva York, Estados Unidos, el mandatario dijo “no quiero ver a (Benjamín) Netanyahu destrozado por un misil junto a su familia, quiero ver a Netanyahu y a los responsables del genocidio contra el pueblo palestino enfrentados a un tribunal de justicia internacional”.
Sus palabras, además, coincidieron con el anuncio del Ejecutivo de cerrar la puerta a nuevas compras de armamento a Israel. En círculos diplomáticos, la intervención de Boric fue interpretada como un endurecimiento de la postura chilena ante el conflicto en Medio Oriente y abrió interrogantes sobre el futuro de la relación bilateral.
No obstante, desde la embajada israelí salieron a bajarle el perfil a la polémica. El embajador de Israel en Chile, Peleg Lewi, en conversación exclusiva con Radio Bío Bío, dijo que las relaciones entre ambos países “van más allá de un gobernante” y recordó que se trata de casi 80 años de vínculos entre estados y pueblos.
Nuevo momento de tensión entre Chile e Israel
Más crítico fue el exministro de Defensa, Jaime Ravinet, quien aseguró que la definición de Adriana Delpiano sobre la compra de armas a Israel tiene fecha de vencimiento, adelantando que el próximo gobierno afinará los vínculos con Israel.
El exministro de Defensa, Jorge Burgos, llamó a la cautela. A su juicio, fijar de manera categórica que Chile no volverá a adquirir armas ni tecnología militar desde Israel es una definición riesgosa, difícil de sostener en el tiempo y que incluso podría volverse imposible de cumplir.
Hoy la relación entre Chile e Israel atraviesa un nuevo momento de tensión. Los contratos vigentes obligan a mantener cooperación técnica por varios años y el comercio bilateral supera los US$300 millones anuales, con fuerte presencia de tecnología israelí en áreas de seguridad y agricultura.
El desenlace quedará marcado por el cambio de gobierno en marzo, cuando se defina si Chile profundiza la distancia o retoma vínculos estratégicos con Tel Aviv.