La economía ‘extractivista’ chilena. Un concepto populista de campaña

Columna
OpinionGlobal, 22.10.2017
Jaime Undurraga M., abogado (U. de Chile) y consultor de empresas

Hemos escuchado al candidato Guillier referirse a la necesidad de terminar con la “economía extractivista” en Chile y pasar a una economía basada en la innovación y en la producción de bienes mucho más elaborados, incluyendo los mismos productos mineros. Exportar más manufacturas, más tecnología y minerales más procesados, en vez de simplemente concentrado de Cobre. Que la economía se diversifique de tal manera que el Cobre ya no sea el producto más importante.

Antes de entrar en materia ¿De dónde surge este concepto de “Economía Extractivista”? Básicamente, es un término acuñado por el uruguayo Eduardo Gudynas del Centro Latinoamericano de Ecología Social (CLAES) y desarrollado también por algunos investigadores de la CEPAL. Gudynas lo define como “la extracción de grandes volúmenes y/o alta densidad de recursos naturales, luego destinados a la exportación como materias primas sin procesamiento o con procesamiento limitado”.

Entendiendo ya de qué hablamos ¿Es realista la propuesta del candidato? ¿Qué sectores podrían desplazar el Cobre u otros minerales en los ingresos de Chile en un plazo relativamente prudente (20-30 años)? ¿Lo extractivo sólo tiene que ver necesariamente con antigüedad; con algo primitivo; con algo de menos valor, con algo sin procesamiento o casi nada?

No sólo no es realista la propuesta. Revela además una ignorancia importante frente a una industria vital para el País; una ignorancia grave respecto a una actividad fundamental para la economía de Chile, no sólo ahora, sino por muchos años en el futuro. En realidad no pasa de ser un mal slogan populista de campaña electoral, con el agravante que uno de los candidatos es actualmente senador por la Región de Antofagasta, región minera por antonomasia. ¡Qué poco ha aprendido de la región que representa! Da la impresión que se ha querido crear una percepción negativa de algo que está ahí y lo va a estar por muchos cientos de años: el Cobre y otros metales. Es como lo que se hizo con el concepto del lucro, que ha pasado a ser un concepto políticamente incorrecto.

El Cobre es fundamental para el desarrollo del País y lo seguirá siendo por muchos años, nos guste o no. Se estima que las exportaciones de Cobre en 50 años más van a seguir siendo cerca del 50% del total exportado por Chile.

Veamos algunos datos:

  • Chile es el principal exportador de Cobre del mundo. En el 2011 participaba con el 32% de la producción mundial, produciendo cerca de los 6 millones de toneladas de Cobre fino al año
  • Chile también ocupa el primer lugar del mundo en cuanto a reservas, representando aproximadamente un 28% de las mismas.
  • En el mismo 2011, las exportaciones de las PYMES cupríferas alcanzaron US$3.505 millones, superando a las exportaciones totales de salmón, forestal y muebles, vino y frutas. Como se observa, no sólo la Gran Minería es importante en cuanto a exportaciones.
  • El aporte fiscal que hace el sector “extractivista” mencionado es impresionante. Su impacto en las arcas fiscales es notable. Si el aporte del Cobre se redujera a la mitad y se quisiera mantener el mismo nivel del gasto público, se requeriría aumentar la recaudación tributaria en un 2% del PIB. Esto implicaría, por ejemplo, una reforma tributaria en que el IVA debiera aumentar a un 23%, por decir lo menos.
  • En síntesis, los chilenos pagan menos impuestos gracias a la “economía extractivista” minera.
  • Es el principal generador de divisas y el segundo componente de los ingresos fiscales. Además ha sido el proveedor de los recursos para la generación de los equilibrios macro y de los Fondos Soberanos.

Las  exportaciones cupríferas constituyen el motor del crecimiento de la economía chilena. La Gran Minería paga más impuestos que todas las demás empresas en Chile. Sólo es superada por la recaudación del IVA. (1)

Por otra parte, tampoco se toma en cuenta que la Gran Minería tiene niveles tecnológicos a nivel mundial. Prácticamente no hay nuevas tecnologías mineras que no se estén aplicando en Chile. Sin duda que se han desarrollado sectores importantes en otras áreas de la economía en los últimos 40 años, pero aún no alcanzan ni siquiera en forma relevante a acercarse a la contribución que hace la industria “extractivista” a la economía nacional. CODELCO es una empresa de categoría mundial que se “sale de escala” respecto a las otras empresas en Chile.

Pocos saben que CODELCO ha tenido operaciones importantes de fabricación de manufacturas de Cobre en Alemania (planta de alambrón) y Francia (tubos) desde hace ya muchos años. ¿Y por qué en Europa y no en Chile? Porque los países europeos ponían grandes trabas aduaneras a los productos elaborados de Cobre. Por eso era más negocio fabricarlas allá y exportar el concentrado desde Chile. ¿Sabrán los candidatos que tan buen negocio es una fundición de Cobre? ¿Y una Refinería? ¿Y qué ocurre si es mejor negocio exportar concentrado de Cobre de buena calidad? ¿Sabrá el candidato la cantidad de tecnología e inversiones que se necesitan para llegar a producir una tonelada de concentrado de Cobre o de celulosa?

En fin, basta estudiar datos básicos de la industria “extractivista” – como la mencionan despectivamente Gullier – para  tomar conciencia de su importancia pasada, actual y futura.  ¿Qué tienen que seguir desarrollándose los demás sectores? Por supuesto. ¿Qué hay que incorporar más investigación y desarrollo a nivel nacional? Por supuesto. Pero por más esfuerzos que realice cualquiera sea el gobierno de turno, tendrá necesariamente que descansar en la industria “extractivista” para seguir afianzando el desarrollo económico del país, para seguir financiando en forma importante el presupuesto fiscal y para que los demás sectores puedan seguir desarrollándose sin tener que sufrir tasas de impuestos excesivamente altas que los haga inviable.

Que las prácticas actuales de la Gran Minería y de la mediana y pequeña deben cambiar en muchos aspectos y mejorar permanentemente, sin duda. Así como las de los demás sectores.

Pero  no basta decir que hay que terminar con la “economía extractivista” y exportar más productos elaborados, con mayor tecnología e innovación. El problema es cómo lo piensa hacer sin apoyarse necesariamente en la industria “extractivista”.

Decirlo así, al aire, es como decir que “no hay nada más dañino para la salud que las enfermedades” y, por tanto, hay que mejorarla. Punto.

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(1) Para mayores antecedentes sugiero lectura del libro de Patricio Meller “La Viga Maestra y el Sueldo de Chile. Mirando el futuro con los ojos del Cobre”, Uqbar Editores, 2013

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