Columna La Segunda, 14.07.2017 Samuel Fernández Illanes, abogado (PUC), embajador (r), y profesor (U. Central)
Bolivia ha devuelto a los dos carabineros nacionales que ingresaron en su territorio. Inevitable ha sido que lo comparare con lo ocurrido, hace pocas semanas, con los policías y aduaneros bolivianos, detenidos en Chile por 30 días, juzgados, y finalmente expulsados, previo pago de una multa por el propio gobierno boliviano.
Son dos casos enteramente diferentes. Los carabineros perseguían un vehículo que cometió un ilícito y traspasó la frontera. Los funcionarios bolivianos pretendían apropiarse de un camión en Chile y se resistieron con balas. Ambos episodios han concluido con resultados también distintos. Sin embargo, la sensación que dejan es ingrata. Una vez más Bolivia procura ganar un punto a su favor, aplicando el Acuerdo Bilateral entre Policías para casos fronterizos, de 2008, liberándolos por razones humanitarias, por haber escuchado a la madre de uno de ellos, y ofreciendo retomar el diálogo para ampliar este tipo de compromisos. Chile, aparece más intransigente, amparado en su legalismo. Bolivia esta vez muestra una postura flexible, conciliadora, y nosotros no.
Un error o extrema diligencia, internó casi siete kilómetros en territorio vecino a los dos policías que cumplían funciones en el lugar, y supuestamente, conocían dicha frontera, en gran parte sin demarcar. Aunque no por ello, susceptible de ser cruzada a voluntad para perseguir delincuentes. Sobre todo, ante la extrema sensibilidad y estado de confrontación en que se encuentran las relaciones mutuas. Todo lo que suceda, por pequeño que parezca, sabemos que será relacionado con los pleitos en La Haya. Esta ha sido la constante de Evo Morales, que todo lo vincula, no sólo con insultos y epítetos acostumbrados contra Chile, sino para sacar ventaja política o comunicacional, interna e internacional. El aprovechamiento de los dos incidentes por Bolivia, más la intempestiva oferta de diálogo lo prueban. Chile ha propuesto reunir el Comité de Frontera del sector.
A Bolivia, le ha resultado positiva la comparación. Nuestra aseverada estrategia para anticipar y reaccionar frente a casos similares, o para contrarrestar las acciones que rodean los pleitos ante la Corte, siguen sin lograrlo. No hemos ganado prestigio ni demostrado internacionalmente tener la razón. Tampoco aparecemos de buena fe o apoyados desde el exterior, por sobre los tecnicismos legales o reglamentarios que pocos conocen en sus alcances. En suma, una estrategia todavía ineficaz.