Afganistán: España, Europa y Estados Unidos

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Republica, 30.08.2021
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

La invasión de Afganistán por Estados Unidos en 2001 tenía un doble objetivo, castigar al grupo de Bin Laden como venganza por el atentado contra las Torres Gemelas y evitar que el país siguiera siendo un refugio para terroristas. Después vino la empresa , ahora fallida, de democratizar y desarrollar el país. Pidió a sus aliados que colaboraran en el segundo y tercer objetivo. Varios países lo hicimos pero el costo humano y económico fue fundamentalmente americano. Con enorme diferencia sobre todos los demás. Por supuesto que fueron criticados cuando se inició la política de devolver la esperanza a los afganos, allí los yanquis no fueron por el petróleo, y lo han sido ahora cuando, a semejanza de los demás gobiernos de occidente, se han marchado.

Ahora llegan las explicaciones de por qué de la vuelta de los talibanes. El país va a regresar, no sabemos si totalmente, a la situación de hace 20 años. La liberación de la mujer concluirá, la disidencia será eliminada físicamente, los artistas serán proscritos y veremos lapidaciones, ejecuciones y encarcelamientos.

Occidente no ha sabido implantar nuestros valores en aquella sociedad tribal, atrasada y complicada. Es correcto, pero la responsabilidad del fallo, así como la de no haber detectado que el ejército afgano desaparecería, es tanto de Estados Unidos como del resto de países de la coalición. Borrell, que con frecuencia habla bastante claro, así lo ha reconocido y da a entender que la Unión Europea no está preparada para afrontar grandes crisis. Washington es quien paga el pato y quien ensucia su reputación incluso entre sus aliados. Europa sigue siendo comparsa en lo bueno y en lo malo.

En Francia hay satisfacción contenida. Paris, previsor, empezó a evacuar personas hace seis meses. Los demás no vimos venir la debacle. En Gran Bretaña, el amago triunfalista de Johnson ha encontrado una pronta respuesta en la oposición y en abundantes medios informativos. En los días cruciales el Ministerio de Exteriores estaba tan desbordado que ni siquiera contestaba a mensajes del líder de la oposición y militares de prestigio como el general Lord Richard Dannatt manifiestan que es increíble que el gobierno haya estado dormitando en parte de la crisis. Los comentaristas tienen la sensación que se ha dejado en la estacada a personas colaboradoras que deberían haber salido y hay un pequeño escándalo porque se han podido sacar a 200 perros y gatos de un refugio de animales y no se han traído a más seres humanos.

La clase política británica, aunque polemizando, esta sensibilizada. Ocho diputados han servido en el ejército en Afganistán así como dos secretarios de estado y, aún dejando gente atrás, los ingleses han logrado sacar a 14.700 personas al día de hoy. Por otra parte, aunque acaban de abrir la puerta a la naturalización de 300.000 ciudadanos de Hong Kong, cifra no baladí, acaban de manifestar que tendrán que acoger a varios miles de afganos, colaboradores o no.

Aquí alardeamos más. Sánchez dormitaba también al principio pero pronto se vino arriba cuando ya actuábamos con dignidad. Nuestras Fuerzas Armadas y los policías, y por supuesto el personal de Embajada con Ferrán a la cabeza, han hecho un trabajo notable y valiente. Lo suficiente para que nuestro presidente se montara en el autobombo que le encanta: ESPAÑA jugaba un papel esencial, casi lideraba todo en la cuestión de los refugiados, hemos dado con la Unión Europea un ejemplo de cómo reaccionar en momentos graves, hemos sido un socio clave, etc...

Sánchez no se da cuenta, pendiente siempre de la imagen personal, que muchos países han sido socios clave, no sólo Gran Bretaña, Francia o Alemania que han evacuado más que nosotros, los germanos pusieron varias bases en la operación en una de las cuales operaban 10.000 efectivos, sino incluso varías naciones árabes.

Animado por su ego y presumo que por sus seguidores el presidente publicó el domingo un artículo en El país que era un compendio de tópicos, buenas intenciones y triunfalismo. Somos estupendos, casi los mejores del mundo mundial y lo vamos a seguir siendo. Uno sentía un poco de bochorno al leerlo sobre todo si lo hacía viendo a un Biden enlutado recibiendo a los ataúdes de los 13 jóvenes soldados americanos, entre ellos dos mujeres, que han hecho posible que nosotros y otros europeos pudieran aterrizar y despegar. Aún hoy cinco mil soldados americanos continúan en el aeropuerto jugándose la vida. Y, por supuesto, apuntará más de un analista, nosotros somos fantásticos y los americanos chapuzas y poco previsores. A pesar de que van a sacar a más de 110.000 personas.

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