Bolivia con turbulencias

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Republica, 12.11.2019
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

Un cambio de gobierno en el que los militares tienen una actitud decisiva no parece a primera vista muy democrático. Esto es lo que ha ocurrido en Bolivia pero definir la deposición de Evo Morales como un golpe de estado resulta bastante precipitado. El presidente dimisionario era un fullero que violentó la constitución quebrantándola y presentándose a un cuarto mandato. Lo que estaba prohibido.

Celebradas las elecciones y controlando el aparato electoral da un patente pucherazo. El país, por esa trampa, se agita y se divide. Llega la Organización de Estados americanos, O.E.A, a juzgar la pureza de las elecciones. Dictamina, sin tapujos, que ha habido graves irregularidades y una clara manipulación. La agitación en el campo contrario aumenta, más estudiantes se echan a la calle para protestar contra Evo. La poderosa Central Obrera Boliviana, poco sospechosa de derechista, declara que el Presidente debería dimitir. Una parte importante de la policía se amotina pidiendo la renuncia de Morales. Sus partidarios incendian la casa del Rector de la Universidad y la de un periodista. Los de la oposición saquean y rompen los muebles de la de Evo Morales en Cochabamba. Hechos ambos reprobables pero premonitorios.

El presidente quiere repetir, ahora sí, las elecciones. Mucha gente ya no se fía de él. Las personas imparciales en Bolivia creen que Evo, muy popular en su momento y en cuyo mandato ha mejorado sensiblemente la economía del país, ha tirado por la borda sus credenciales democráticas e imitando a su cuate Maduro no abandonará el poder si puede aferrarse a él. El encarna a Bolivia, piensa, y sus opositores son poco menos que fascistas. Lo que no es cierto, su rival electoral, Mesa, es un demócrata, lo conozco, que piensa que Evo es un tramposo y un manipulador electoral.

Es cuando los militares, que eran cercanos al presidente y a los que el ha cultivado, le indican que por el bien del país debe hacer mutis. Evo tira la toalla.

Ha buscado refugio en Méjico, algo lógico. Alguien tenía que darle refugio.

Dice que volverá aunque es dudoso. Lo imperativo es que ahora Bolivia entregue el poder de forma democrática al que designen las leyes sin trampas.

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